Never shall me down

El barcelonismo debe estar muy agradecido a Svetislav Pesic. El técnico ha protagonizado dos etapas. Un primer ciclo que incluyó el mágico triplete de 2003 para la sección blaugrana. Por el contrario, la segunda debe ser vista como un favor. De forma milagrosa, el míster serbio cogió por lealtad una nave que nadie quería pilotar. Dos Copas del Rey inesperadas que resultaron un oasis en años durísimos. La maestría de las telarañas defensivas de Ivanovic y la garra de Vildoza le privaron de una liga que se acariciaba y hubiera sido su broche de oro. Ironías de las deidades del baloncesto, su reemplazo casi viene a mostrar algo así como el karma deportivo entre dos trayectorias paralelas. 

Con Pesic asistimos al paso de Navarro de promesa a genio indiscutible, mientras que Bodiroga fue su mariscal de campo ideal. En una plantilla campeona, solamente parecía tener un matrimonio a la italiana con Sarunas Jasikevicius, el base lituano que deslumbraba al Palau por su arsenal ofensivo y desesperaba a su míster por la falta de intensidad atrás. Pese a sus roces, la celebración de una ACB con Jasikevicius de MVP, parecía un momento propicio para desterrar antiguos roces. En una decisión que los aros de la Ciudad Condal recordarían, el club aceptó su marcha a Tel Aviv, lo cual se tradujo en dos Euroligas consecutivas y un juego deslumbrante en el Maccabi. 

Aprovechando la experiencia en el Zalgiris de Kaunas (un histórico al que hizo reverdecer viejos laureles llevándole a la Final Four), era el momento de salgar una deuda que no podía ocultarse ni con ese último hurra que fue volver a verlo de blaugrana en sus últimos compases en la élite. Las exigencias serán tremendas, pero la ilusión despertada tras el varapalo terrorífico de Valencia, muestras que Saras sigue teniendo un imán para el Palau. Quizás la oportunidad más palpable de cerrar de verdad aquella cicatriz que se abrió en las semifinales de Milán. 

Ante Tomic siempre ha sido un jugador de enorme potencial y condicionado por los ciclos. Abandonó el Real Madrid justo cuando los de Pablo Laso iniciaban su senda ganadora. De igual forma, tras años dominando el panorama nacional, aterrizó en un Barça que iría descomponiéndose paulatinamente. Es tremendamente simplista señalar a su figura. Asimismo, no es descabellado que, en ocasiones, se considere que el talento croata ha adolecido de cierto carácter en algunos compases. Sea como fuere, se marcha con gran elegancia y dejando una huella personal positiva en el vestuario, además de en Barcelona. Su marcha marca un punto de inflexión que parece indicar un proyecto diferente. Tampoco estará Pau Ribas, un magnífico profesional, a quien las lesiones no han respetado. 

Jasikevicius tiene capacidad para decidir. Los primeros pasos así lo indican. Brandon Davies ilusionó desde su llegada justo a punto para la Supercopa. Esas sensaciones fueron diferentes tras el confinamiento. Se le vio más errático, menos explosivo. La renovación parece ir en consonancia con el estratega lituano, quien sacó lo mejor de él en el Zakgiris. Otro "tipo duro", Oriola, recibía también el respaldo para seguir. Pese a no tener la calidad de un Mirotic, se trata de alguien que suma y conecta con la grada. Además, él sí sabe lo que es ganar un campeonato con el Valencia Basket y siempre es bueno tener gente en la plantilla que conozca esos procesos de antemano. 

En ese clima, ya pueden irse vislumbrado algunas pautas innegociables. Saras vuelve con su staff técnico y está bien que así sea. Obradovic lo hace y es bueno rodearse de gente que tenga una sensibilidad afín en la pista. Además, no olvidemos que vienen de Lietuva, en el resto de países... es solamente baloncesto. Pesic logró que el equipo recuperase el orgullo tras años de pérdida de identidad. Ahora, la evolución quiere lograr una ofensiva más dinámica, un club que pueda enganchar y lucir. 

  

El verano es una época para leer cuestiones ociosas con interés y darles la credibilidad justa. Los rumores sobre Pau Gasol levantaban expectativas por la trascendencia del personaje, si bien no hay absolutamente nada certero  fecha de hoy. Lo que sí es verdad que los movimientos azulgranas, por primera vez en bastante tiempo, generan ciertas dudas en titanes de la Euroliga. Tergiversadas y aclaradas por el aludido en las redes sociales, las palabras de Shane Larkin deben ser vistas como un piropo tras temporadas donde la sección dejó de interesar a los eternos aspirantes a la F4. 

Nick Calathes fue la frutilla del postre. Incluso Sergio Llull, astro del Real Madrid y cansado de levantar títulos, se dejó llevar por la fiebre de Twitter. Algo es está moviendo y los integrantes ilusionan con la prudencia del reciente descalabro ante el Kirolbet Baskonia. El griego es algo más que una estrella. Junto con Mirotic, sirve para confirmar que la entidad ha dejado de ser una tercera vía en la que cracks de otros clubes juegan a especular y subir su caché cuando quieren renovar. 

Como jugador, incluyendo experiencias ante el Dream Team, Saras se caracterizaba por no temblarle el pulso a la hora de decidir arriesgar con un tiro de tres. Tiene el aval de haber rechazado una oferta para sustituir a Obradovic en el Fenerbahçe, también se habló del CSKA tiempo atrás, pero el presupuesto y los nombres del roster tardarán poco en hacer que la prensa señale con el dedo si los primeros resultados positivos no llegan. Eso sí, el interesantísimo edificio tendrá más solidez si en época estival se logra un pívot a la altura.