domingo, mayo 31

Es un juego divertido y que, como todos los juegos, tampoco debería ser tomado al pie de la letra. De vez en cuando, la persona aficionada al basket sueña con hipotéticos quintetos atemporales, ¿qué ocurriría en un equipo si se pudieran mezclar a todas sus figuras históricas en sus máximos picos de forma? Personalmente, durante el confinamiento, me plantee ese reto con la escuadra de la que soy aficionado, el Barcelona. Muchos años de victorias y derrotas con magníficos profesionales luciendo la elástica blaugrana. 



El criterio ha sido por posición, lo cual ya conlleva varias injusticias. Es decir, a lo mejor hay dos escoltas que estarían en mi top tres de mitos del Barça, no obstante, se ha buscado un grupo compensado por puesto. Asimismo, ninguna plantilla está completa sin un banquillo y suplentes de tanto nivel como los anteriores. Comenzamos: 



Base: Sarunas Jasikevicius. Nos prendó en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Pedro Barhe ya advertía de la magnífica contratación hecha en la Ciudad Condal. Y el romance con el Palau fue inmediato. Mago de los triples y las asistencias.  Experto en tiros decisivos de último cuarto. Es cierto que no era un gran defensor, pero entonces hablaríamos de un All Star de la NBA perenne. En lo demás, poseía la chispa que hace engancharse a una generación a los aros. 



Ciertamente, en la primera Euroliga del club tuvo (bajo su propio listón) un rendimiento inferior al esperado, pero todos nos echamos las manos a la cabeza cuando en verano de 2003 se especuló con su salida. Acababa de liderar a un equipo con la barriga llena (evitando lo que sucedería en 2010 ante el Baskonia tras ganar en Copa y Europa) a cambiar el tempo del primer partido de las Finales ante el Pamesa de Oberto y Tomasevic. Canasta ganadora y tapón en la siguiente acción. MVP de esa última ronda ACB. 



Nos tocó verle brillar con Lituania y ser el más dominador de Europa con un Maccabi Tel Aviv absolutamente intratable, donde se compenetró con Anthony Parker de forma increíble. Ganaría luego otra con Obradovic en el Panathinaikos. Mucho más tarde de lo que habría querido, regresó para sumar otra Copa a las vitrinas. De eterna sonrisa y gesto de jugón, esperamos que pronto esté en el banquillo de la que siempre será su casa. 



Escolta: Juan Carlos Navarro. El mejor. Un tipo con una personalidad única. ¿Cuántas veces le dirían que no tirase de forma tan heterodoxa? Único e irrepetible, fue asimismo el exponente de las dos ocasiones donde la selección española tuteó con pleno derecho a verdaderos equipos de ensueño norteamericanos. 



Abusador absoluto en ACB, sus récords en Euroliga no están lo suficientemente acompañados de la última instancia: dos Euroligas son un botín excelso, pero un tipo con ese don debería tener cuatro o cinco. Eléctrico en el Palau y silbado al máximo en las canchas contrarias que luego se volvían locas y pedían que resolviese los encuentros apretados en verano cuando había medallas en juego. 



Su retirada no fue la soñada y prolongó su carrera más de lo debido, algo que no empaña en lo absoluto los anteriores milagros logrados. Salvo su breve periplo en Memphis, siempre ligado en su destino al Barça. 



Alero: Pete Mickeal. Ganó una final ACB al Real Madrid de Pablo Laso prácticamente solo. Con su garra, contagió un cambio de la dinámica que estaba tomando la serie. El guerrero de Rock Island, un tipo que miraba cara a cara y sin pestañear a Kobe Bryant o Ron Artest. Todo lo que decía la entendida grada del Baskonia era verdad, simplemente, ese norteamericano era lo más bestial en personalidad que había venido a España. 



Recomendable cualquier duelo donde Andrés Nocioni y él coincidieran en pista. Una plaga de problemas de salud nos impidió disfrutarlo todavía más, pero lo que dejó no lo cambiaríamos por nada. La cumbre fue la Copa del Rey de 2013. Ante los tres rivales más duros, MVPete dominó el fin de semana como quiso. 



Alero: Epi. El seguro de vida. Si estaba normal, 20 puntos. Cuando se despistaba un día, 30. Un ejemplo de profesionalidad y fidelidad a los colores. Fue la bandera con la que una generación joven que hizo al Barça de basket respetado cuando no lo era. 



Igual que Navarro, era censurado por el resto de aficiones, pero luego idolatrada cuando tocaba el momento de ir a Juegos Olímpicos o Mundiales. A todas sus virtudes, sumar su caballerosidad y forma de entender el campeonato, siendo un embajador inmejorable de lo que deberían representar la sección. 



Pívot: Audie Norris. Si Lolo Sainz hubiera conseguido juntarle con Fernando Martín en la pintura, el Barça de Aíto tendría varias ligas menos. El norteamericano era un NBA con rodillas maltrechas, lo cual nos hizo disfrutarlo en Europa. Un extranjero de una categoría única y que fue el factor diferencial para ir creciendo en Europa. 



Perfectamente integrado en Barcelona y con una clase a prueba de bomba.  



Entrenador: Aíto García Reneses. Pionero y adelantado a su tiempo. No soy objetivo, pero me parece el técnico más grande de la historia del baloncesto español. Un revolucionario que ayudó a cambiar el juego.


El segundo quinteto poco tendría que envidiarle al primero. Cualquiera de estos jugadores (y muchos de los que la memoria caprichosa ha dejado atrás en el último momento) podría dar perfecta guerra al equipo de arriba. Con ellos, esta plantilla aspiraría a todo. 



Base: Nacho Solozábal. Siempre fiable y un fichaje clave. El mejor distribuidor de juego para tener contentos a los Epis y Sibilios. Su triple en la final copera ante el Madrid marcó un cambio de tendencia de suma importancia, la certificación de que el Barcelona dejaba de ser un rival cómodo y aspiraba a todo. 



Muy brillante también con la selección. 



Escolta: Dejan Bodiroga. ¿Qué decir del primer MVP en Final Four de la historia del club? Nos quitó todos los complejos en el Sant Jordi. El más lento en la pista... y el más inteligente con mucha diferencia con respecto al segundo. 



Profesional intachable y uno de los juegos de pies más excelsos en el Viejo Continente. 



Alero: Andrés Jiménez. Qué pregunten a Aíto por la importancia de este jugador. Fue una revolución conceptual tanto en Badalona como Barcelona. A veces, podía pasar un poco desapercibido, pero un vistazo a la hoja de estadísticas revelaba lo determinante que era a ambos lados de la cancha. 



Mereció llevarse aquella Copa de Europa en París. No pudo ser. La gratitud del Palau sí la tendrá garantizada. 



Alero: Chicho Sibilio. El corazón me lleva a este elección, aunque creo que está absolutamente acertado. Un jugador con alma de pachanga de patio de recreo, muñeca privilegiada, anárquico y con el toque de elegancia callejera que va desapareciendo con el profesionalismo. 



Simplemente, me encanta ver sus antiguos vídeos. 



Pívot: Robert Dueñas. Un currante en el mejor sentido de la palabra. Nadie le regaló nada y se esforzó mucho. Nunca es tarde para aprender. Le recuerdo hazañas ante gente como Luis Scola. Un estupendo pívot que marcaba diferencias. Los mismísimos Chicago Bulls lo eligieron en el draft.



Segundo entrenador: Manolo Flores. Un gran segundo entrenador debe ser forjado en la casa y respetado por el vestuario. Reúne todos los requisitos. 


La liga más celebrada: Si Pablo Laso tuviera una máquina del tiempo, creo que iría a 2012 a evitar que Carlo Suárez diera esa colleja a Pete Mickeal. El león de Rock Island se desperezó y llevó al Barcelona a ganar el cuarto y quinto encuentro de una serie que parecía perdida. Épico. 



La peor liga: Un imperial Baskonia impide que el Barcelona gane la liga 2010. Tiago Splitter está en una madurez espléndida y lidera al Caja Laboral a una hazaña que desbarata a un conjunto que venía de obtener la ansiada segunda Euroliga. La desazón es mayúscula porque el revés es contundente: 3-0 pese a la ventaja de campo. 



Un partido de Copa: Semifinales en Valencia, febrero de 2003. Un magnífico Unicaja de Málaga (Bullock, Gurovic, Cabezas, Esteller...) sigue el planteamiento del maestro Boza para poner al Barça perdiendo 53-65. La reacción es épica y el final de alto voltaje. Uno de los últimos cuartos más increíbles que recuerdo con Jasikevicius heroico. En el descanso, Bodiroga clavó un triple sobre Sonko para irse al descanso 39-38. Estaba claro que era un choque para grabar. 



Una decepción copera: Este mismo año. Con una escuadra con Brandon Davies o Mirotic, caer en primera ronda fue una cura de humildad. El Valencia Basket doblegó a los de Pesic con tesón, deseo y muchas ideas claras. Una debacle que hizo imposible el sueño de la tercera copa consecutiva.  



Momento más feliz en Euroliga: Se rompía la maldición ante la Benetton. Un tributo a la generación de Epi que tan mala fortuna tuvo. Un título celebradísimo y que consolidó una campaña espectacular. 



Peor noche en Euroliga: Semifinales F4 de Milán. El Real Madrid alcanza uno de sus frecuentes estados de inspiración anotadora en la era Laso. Contábamos con eso, incluso con perder el duelo. Lo que nadie podrá explicarnos nunca a los culés es por qué Barça desapareció en el tercer y último cuarto. La escuadra fue un espectro y no es casualidad que no hayamos vuelto todavía a esta instancia. Una herida que sigue visible en la sección. 


La mayor exhibición: 30 de diciembre de 2012. Juan Carlos Navarro hace levitar al Palau con un partido perfecto. Una exhibición anotadora solamente al alcance de los elegidos frente al eterno rival. Una velada mágica de La Bomba. 



La canasta imposible: Igual que le sucedió a Vlade Divac, Tiago Splitter desvía con la yema de los dedos el rebote ofensivo del triple al hierro de Andersen. Solamente quedan unos segundos en Vitoria. Sin embargo, en las finales ACB 2009, Basile se convierte en Robert Horry. El italiano lanza desde su casa y la pelota entra sin tocar la red. Cambió completamente el destino del título. 



El mejor taponador: Me encantaba Fran Vázquez en esa faceta. Os recomiendo un Valladolid-Barcelona donde "cazó" muchísimas veces a los jugadores locales. 



La gran sorpresa: Jordi Trias en la Copa del Rey en 2007. Alcanzó un nivel excelente y dio un paso adelante muy valiente. Justísimo e inesperado MVP.



El robo soñado: Navarro a Robert Holden. Cerraba unas semifinales que acercaban, al fin, a ese título tan lindo y que se resistía.



Un mate: Cualquiera de Pau Gasol en la Copa del Rey de Málaga. No era de esta galaxia.



La defensa perfecta: Ricky Rubio al maestro Papaloukas. Nunca creí que se pudiera contener al genio heleno como él lo hizo en París. Manos mágicas. 



El regate soñado: "El Látigo" de Bodiroga. Indefendible.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



- Los quintetos son de elaboración propia.



-https://www.blogdebasket.com/2013/03/08/navarro-tercer-jugador-con-m%C3%A1s-partidos-en-euroliga [Propiedad de la fotografía: blogdebasket.com] [Consultada el 30/05/2020]