domingo, abril 5


"¿Sabes? De esta lista, el más difícil es Jerry Sloan. Fue uno de los jugadores más duros y también entre los entrenadores de la NBA. Lo que he escuchado sobre él y sus años en la competición hablan por sí solos, todos los que me han comentado su experiencia bajo sus órdenes fue positiva, pero era un verdadero líder que nunca se guardaba nada. Siempre fue respetado por la liga"- Kevin Garnett. 



Lo odiaban. Estrellas como Jerry West resoplaban cuando tocaba medirse a los Chicago Bulls. Probablemente, sus Lakers se llevarían el partido y él mantendría sus magníficas estadísticas. Sin embargo, a diferencia de otras noches, habría que sudar cada punto. En la Ciudad del Viento, Jerry Sloan se metía a la afición en el bolsillo. Más que por su anotación, por la capacidad de resistir embestidas ajenas para sacar faltas en ataque. Los mejores escoltas de la NBA fintaban ante una sombra agotadora que agitaba los brazos cada instante. Y tampoco era ningún problema el juego subterráneo, aquel chico de familia numerosa y trabajadora en una pequeña localidad granjera de Illinois no temía ensuciarse. 



Si el resto de aficiones lo tenían entre ceja y ceja, los incondicionales de la franquicia lo tenían claro. Jerry era "The Original Mr. Bull", el símbolo que llevaban mucho tiempo esperando, alguien que sentía orgullo llevando la elástica y les representaba en la pista. Dick Motta, su entrenador, lo tenía muy claro. No todo el mundo puede tener la habilidad natural de un West o la completa perfección de Oscar Robertson, pero lo que hacía Sloan, en teoría, estaba al alcance de cualquiera, se podían proyectar. Simplemente, nadie tenía agallas para llevar a cabo ese esfuerzo. 



Presencia perenne en los quintetos defensivos por no dar por perdido un rebote, llegó a alcanzar la distinción de All Star en dos ocasiones. El peaje que pagó por el camino fue un festival de lesiones. Con todo, mereció la pena, porque, tras su retirada en 1976, su devota grada tardó poco en retirar su dorsal número 4. Ni él ni sus fans podían imaginar que volvería en dos ocasiones para desafiar al mejor jugador de todos los tiempos a conseguir el anillo NBA, ya como entrenador de los Utah Jazz, el segundo gran hogar de aquella figura, hoy con cabellos plateados, que, como habría dicho Tony Soprano, pertenecía a la estirpe de Gary Cooper "aquellos tipos fuertes y callados". 


"Es el único que he visto que puede competir con la misma intensidad que Michael Jordan"- Jerry Krause. 



Hay entrenadores que varían su estilo con respecto a su forma de jugar. Paco Jémez, un marcador rotundo e intenso, adoptó en la pizarra un gusto por el toque. Javier Clemente, uno de los más técnicos integrantes de la plantilla del Bilbao en su día, fue un estratega con gusto por la intensidad, el juego aéreo y el músculo. Por el contrario, Jerry Sloan fue la traslación exacta de su personalidad en la cancha a los banquillos. 



Tuvo un maestro de altura en Frank Layden, entrenador para el que fue asistente en unos años muy valiosos para una escuadra de Utah que estaba a punto de desaparecer. Tras un periplo de más a menos al mando de Chicago, el nuevo destino fue su salto a la élite de los preparadores. Con aire socarrón, Layden tenía las maneras de un campesino astuto, la sonrisa bonachona que escondía a un competidor terrible. Además, a diferencia de Doug Collins y Phil Jackson, la transición de cesión de testigos no fue nada traumática. "Jerry consiguió que los otros equipos odiasen jugar contra los Jazz. Conseguí sentar algunas bases, pero él los llevó al siguiente nivel". 



Las tierras mormonas era un lugar donde Sloan trabajó año tras año con libertad de cátedra. Algunos entrenamientos eran tan intensos que los partidos oficiales podían parecer cosas de críos. Incluso titanes como Karl Malone se guardaban de enfadar en exceso a su jefe. A cambio de una disciplina lacedemonia, todos esos jugadores rindieron a un nivel superior al que hasta ese momento habían dado. Asiduos a los Playoffs con presupuestos inferiores a los de sus competidores del Far West, Utah ganaría o perdería, pero todos sabían que nunca escatimarían una gota de esfuerzo.


"Es uno de esos entrenadores que te gustaría haber tenido"- Baron Davis.



Saber usar el megáfono es un truco estimable en los banquillos. Hay protestas que se pueden hacer. Otras, no. Jerry Sloan nunca se preocupó por el tratamiento de los medios. Si tenía que ser gruñón con un novato recién llegado a Utah, que Dios se apiadase del alma del pobre chico. En caso de una decisión arbitral favorable a Jordan, que nadie dudase que el arisco míster de los Jazz lo recordaría. Cuando Rasheed Wallace, ala-pívot de 2´11 metros y explosividad, intimidaba a los pupilos de Salt Lake City, el veterano caballero se ponía en la banda retándole a pelear.



Eso incluyó un asunto no del todo esclarecido. En los Utah Jazz que consiguió reconstruir y volver a llevar a las Finales del Oeste sin la eterna pareja Stockton-Malone, pocos jugadores brillaban más que Deron Williams, base olímpico que estaba cogiendo aura de estrella. Tras un inicio prometedor de alianza, su visión del proyecto deportivo cambió y, tras 23 temporadas, el incombustible Sloan dimitió. Hay quien dice que, igual que Luis Aragonés con el talentoso Romário en el Valencia, hay tipos de la Vieja Escuela que no va tragan con según que cosas. Los dos hombres volverían a verse tiempo después para enterrar el hacha de guerra, incluyendo un Williams que, como persona inteligente, cambiaría algunas de las cosas que se dijeron aquella noche.



Jerry Sloan no era mimado en los mentideros públicos. Más de uno celebró sus derrotas o censuró la dureza de sus defensas. Tampoco eran agradables algunas de las cosas que recordaba al micrófono. Sea como fuere, no se dejen engañar. Cualquiera de esos especialistas habría dado una montaña de oro porque el entrenador de su equipo defendiera la mitad de bien los intereses de la franquicia que hoy batalla contra el Parkinson. Que se prepare la enfermedad, todavía no sabe cómo las gasta el toro original.



"No nos ha sorprendido el arreón final. Sabemos de sobra que un equipo de Jerry Sloan nunca se rinde"- Kobe Bryant.  



ENLACES DE INTERÉS: 



Vintage NBA: Jerry Sloan [Consultado el 03/04/2020]






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