domingo, marzo 1

Es el gran espectáculo. Pocos equipos de cualquier deporte pueden presumir de igualar los éxitos cosechados por dos franquicias que deberían inventarse de no existir. Los Ángeles Lakers y los Boston Celtics velaron armas en el Staples el pasado domingo 23 de febrero. Estudiado el marketing NBA al máximo, el horario fue muy conveniente asimismo para mercados como el europeo, aunque ahora las miras están incluso más en la pujante China. Había ganas de redención en LA, escocía mucho el repaso sufrido en el TD Garden. Los pupilos de Brad Stevens llegaron sabedores de que un golpe en la mesa en Hollywood siempre es del agrado de la parroquia fiel a los orgullosos verdes. 



La ciudad del glamour no defraudó en su puesta en escena. Casi podíamos escuchar los botes de Caruso desde la pantalla del televisor o la tablet, olía a basket del bueno, daban ganas de abrocharse las zapatillas y lanzar unos tiros. Bill Russell, leyenda entre leyendas, portaba el jersey de Kobe Bryant, síntoma de rivalidad bien entendida y grandeza mutua. Sin embargo, si hubo alguien que captó todos los focos fue el joven Jayson Tatum, enchufado desde el primer minuto, con unos ojos que la Mamba Negra habría identificado de inmediato. 



Pero estaba en el feudo de Lebron. No importa lo que pase, este señor es una de las fuerzas dominantes más impresionantes que se han visto en una cancha. 29 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias. El choque de su vida para cualquier otro; simplemente, un buen encuentro para él. El todoterreno fue potenciando a los suyos, hallando al mejor socio posible en la figura de Anthony Davis. La Ceja sobrepasó la treintena en su casillero personal de anotación.


Tatum lo entiende y como los jóvenes con grandeza quiere desbancar con respeto al león más grande de la manada. Fue en una apasionante serie: Cavaliers-Celtics. Un mate repleto de emotividad sobre el monarca de la liga, uno de los mejores deportistas que jamás han ido a la canasta. Tatum siempre es descarado ante uno de los grandes herederos de Michael Jordan en la pista, mientras que le honra fuera de ella. Tener a ambos frente a frene es uno de los faros de la NBA. 



Hubo asimismo estampas muy curiosas. No hace tanto que Rajon Rondo buscaba conectar con Kevin Garnett para hacer volar a los célticos. Ahora sigue buscando socios (McGee, Davis, etc.) para suceder un ally espectacular tras otro. Heterodoxo base que prometía muchísimo, ahora vuelve a ver cercana la posibilidad de anillo si sabe hacer feliz a Lebron. 



Otro que parece distinto es Dwight Howard, no solamente por el estilo de peinado. El formidable pívot tuvo otros días más aciagos en Hollywood. Ahora se le ve sonriente, no es el jugador franquicia que fue en los Orlando Magic, pero tiene pinta de que puede ser un arma devastadora en algunos compases para LA.


El desenlace iba haciéndose cada vez más bonito. Stevens ajustaba con su usual pericia, mientras Lebron se cargaba sobre los hombros a los suyos. Dejó un fade away a lo Michael Jordan que llevó a la locura al Staples. Era el final soñado, un jugadón con mayúsculas para un tercer acto made in Hollywood. Desafortunadamente, hubo previamente otro show que resultó menos gratificante. 



Arbitrar es una de las tareas más complejas y necesarias en cualquier deporte. Mientras que las escuadras juegan cinco contra cinco, este colectivo tiene dos aficiones, cuerpos técnicos y diez tipos en la pista que les engañarán si les beneficia a la mínima oportunidad. Por eso, hay que medir las palabras. Simplemente, en esta ocasión las decisiones no estuvieron a la altura. Ojo, que ingratamente jamás escribimos una crónica elogiando los muchos buenos arbitrajes que se dan en todas las categorías. El triste recuerdo de los incidentes en la cancha del PAO hace muy poco, debe hacernos comprender que toda crítica a árbitros, jugadores o pizarras es meramente deportiva. 



La actual NBA ha impuesto un código severo ante las protestas hacia sus colegiados. Sin duda, son muchos los momentos de aspavientos, descalificaciones y malos momentos gratuitos que se les han dado. Ese saneamiento positivo no debería estar en disonancia con no multar declaraciones respetuosas que si pueden pensar que se obró desacertadamente. Alguna falta gratis a los locales, tiros libres para las estrellas sobre jugadores menos conocidos, fueras no revisadas con facilidad en la pantalla, etc. David Stern, en paz descanse, dejó una liga muy competitiva y como un producto de primera, no es incompatible con decir que asimismo se fomentó el marketing sobre la competición en varios compases y que Adam Silver parece orillarse por esos mentideros. 



El Lakers-Celtics fue un magnífico espectáculo que no precisaba de esos complementos.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://news.en24.news/N/2020/02/lebron-james-ice-cold-los-angeles-lakers-beat-boston-celtics-despite-outstanding-jayson-tatum.html



https://www.mundodeportivo.com/baloncesto/nba/20200224/473729727697/los-angeles-lakers-boston-celtics-kobe-bryant-clasico-jayson-tatum-lebron-james-anthony-davis.html



https://www.rtve.es/deportes/20200224/lakers-ganan-celtics-raptors-arrasan/2004001.shtml