domingo, febrero 23

Llegó tarde, pero siempre sería recordado. O acaso su aterrizaje vino en el mejor momento. Hay parejas que encajan maravillosamente y sus integrantes consideran con nostalgia que debieron descubrirse antes. Tal vez, simplemente era el día D y la hora H. En otra época, el regalo habría sido desperdiciado. Cuando Danny Ainge logró a uno de los más codiciados ala-pívots del campeonato, Kevin Garnett, la grada de Boston volvió a soñar a lo grande. Paul Pierce daba brincos mientras escuchaba el móvil. El verano de 2007, visita a Roma incluida, se antojaba inolvidable. 



La fiesta acabó cómo deben hacerlo las grandes ocasiones. Con las manos de Big Ticket hundiendo el balón en el aro defendido por el archi-enemigo deportivo, los Ángeles Lakers. Allí sobresalía el liderazgo de otro feroz competidor, Kobe Bryant. El escolta angelino y Garnett se conocían muy bien, fueron juntos a su primer All Star. Aunque muchos mentideros hablaban de que el crack de los Wolves iba muy sobrado, Bryant reconoció que su compañero le quitó los nervios y le dio un precioso pase para relajarse en su debut como novatos, presentación en sociedad de dos prodigios. 



Recientemente, el TD Garden estuvo a la altura de lo que se espera de su leyenda y homenajeó a Bryant, además, claro está, de las otras ocho víctimas mortales del accidente de helicóptero de triste recuerdo. En febrero, llegó el momento de un homenaje más dichoso, los que se pueden dar en vida. Kevin Garnett y su dorsal número 5 serían ya algo intransferible. Una hazaña enorme, teniendo en cuenta los compañeros de techo que tendrá y la lista de excelentes atletas que también han lucido ese dígito.


El romance se prolongó. Campaña 2008/09. Los Boston Celtics son un rodillo que despedaza rivales. La pregunta es si podrán batir el récord de los Chicago Bulls de Michael Jordan de victorias en fase regular. Los célticos de toda la vida tienen la calculadora para pensar cuánto tiempo les pueden aguantar Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett antes de que la edad haga estragos. El cielo es el límite, vislumbrándose una dinastía. Llega un duelo en Utah. Garnett en el suelo. El pegamento de la defensa, el tipo que puede hacer llorar a Glen Davis por una mala lectura de juego y luego abrazarle orgulloso por un gran partido, verá los Playoffs de paisano.



Secretamente, algunos focos disimulan cierto aire de revancha. Big Ticket ha dejado no pocos detractores por su actitud en la cancha, en ocasiones, altanera. Muchos novatos y estrellas consagradas han sufrido su lengua viperina en el trash talking. Para sus adentros, es un placer perder de vista a un competidor extremo. Pero vuelve para el siguiente año y los rumores del training camp son esperanzadores. "Doc Rivers está preguntando cuándo me van a crecer las alas. Solo un poco más de paciencia", afirma un renacido ala-pívot que viaja con los integrantes del Big Three para reclutar en Detroit a uno de sus amigos íntimos, compañero de promoción, Rasheed Wallace. "Jugar con él es hacerlo ante un espejo", llega a afirmar un tipo que puede ser arisco pero que dedicó su anillo también a la fiel grada de Minnesota, su primer hogar. 



Algunos medios especializados en castellano hablan de viejos rockeros, un cisne que biológicamente no puede aspirar al último canto de las leyendas. No son pocos los encuentros donde Garnett cojea. Le basta con eso, ladra instrucciones precisas a Perkins para saber dónde colocarse y protege en todo momento al Sol naciente, Rajon Rondo. Boston se transforma cuando llegan las eliminatorias tras un curso mediocre. Doblegan a astros jóvenes como Wade, Dwight Howard y el mismísimo Lebron James. Tras un primer choque donde Pau Gasol le domina, el dorsal 5 verde juega cada partido mejor que el anterior. Kobe, Pau, el Staples, la mística de Phil Jackson y una sucesión de tiros libres son precisos para vencer a los célticos en el séptimo. Garnett, quien firma un encuentro soberbio, llora en el vestuario, si bien sabe que ha defendido el legado de su admirado Bill Russell hasta el último aliento.


Y les quedó otro último hurra. Una nueva batalla espectacular frente a los Heat, cuando el calor Miami se vio fortalecido con Wade, Bosh y James. Paul Pierce anotó un triple antológico que puso las cosas muy de cara. Pero Su Majestad Lebron le dio la vuelta los dos días siguientes. Garnett, verdadero quebradero de cabeza para marcadores mucho más jóvenes que él, fue retirado por Rivers junto con los otros dos miembros del triunvirato en medio de aplausos en Florida, con aire de despedida.



Un campeonato, dos presencias en las Finales, All Star, récords defensivos para la franquicia, etc. Y lo peor es que supo a poco. Haber sido alistado más joven por los orgullosos verdes o, sencillamente, el respeto de la salud. Big Ticket se marchó con la satisfacción del deber cumplido, representando ese sentimiento del que Bill Russell le habló al poco de llegar. "Me siento privilegiado y agradecido", fueron las sencillas palabras de un guerrero incombustible que ahora ya ha visto el final del camino en la pista



La decisión de las altas esferas en el TD Garden se muestra más que acertada, especialmente porque la ciudad de Boston no dudó ni por un instante. Honraban a uno de los suyos. El dorsal 5 irá al Olimpo. De nuevo, como aquel verano en Roma, Kevin sentía que estaba en casa. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.nba.com/celtics/news/sidebar/092316-kg-retires-from-nba-with-mark-of-a-legend



https://vivabasquet.com/103913-los-celtics-rendiran-honores-a-kevin-garnett/



https://www.piodeportes.com/24934/nba/horford-lebron-garnett-y-kobe-en-gran-jornada/