domingo, diciembre 29

El largo camino




Puede ser muy largo. El camino de cualquier franquicia en la NBA es, como mínimo, de 82 partidos. La situación de los Golden State Warriors no es atípica. Un equipo en transición que pierde muchos encuentros. La gran diferencia es la hostilidad que encuentran en ese tránsito. Probablemente, el peaje por cinco años visitando los finales, con un triunvirato de anillos como testimonio de su dominio apabullante. Ya no está Kevin Durant y hay plaga de lesiones, quienes antaño parecían cubiertos de armadura dorada, ahora vuelven a ser simples mortales. 



La lista de ajustes de cuentas es enorme. Durante los últimos años, el equipo de basket de San Francisco ha sido acusado de desestabilizar la liga, de jugar con cartas marcadas y quitar interés a una de las mejores competiciones deportivas del mundo. Cuando lograron batir la mítica marca de las 72 victorias de los Chicago Bulls de Michael Jordan, algunos mentideros les reprocharon perder el séptimo choque ante el mejor Lebron James que se recuerda. Incluso en la hostilidad que se transmite, sigue brillando la importancia de lo obtenido por los pupilos de Steve Kerr. 



La debacle ante Toronto revindicó a los canadienses, pero solamente las hordas "haters" menos generosas regaterían méritos a la defensa del título planteada. Con bajas de nombres clave, Golden State asumió la superioridad del adversario y se defendió hasta el último cartucho, estando a un disparo de forzar el séptimo juego. Cayeron con el honor del que se les quería privar tras eliminatorias donde ellos fueron los beneficiados de ausencias (por ejemplo, Chris Paul el séptimo día en Houston hace dos cursos baloncestísticos). 


El retorno a lo cotidiano




Draymond Green es un jugador al que se adora si viste la camiseta de tu equipo. En caso contrario, solamente puede ser odiado. No obstante, llamó la atención su alegría en día navideño cuando fue preguntado ante los micrófonos por su alegría al ganar un partido liguero a Houston. Tras muchos, pero muchos, días, los Warriors han recordado el dolor que se sufre perdiendo jornada tras jornada. Una sensación casi tan rara como ver a Iguodala, el símbolo de su defensa y MVP de unas Finales NBA, luciendo la elástica de los Memphis Grizzlies. 



De cualquier modo, por muchas antipatías que pueda haber despertado Green, ala-pívot excelso en el poste bajo y por fuera, incontinente verbal como civil, nadie escenifica mejor la metamorfosis que Stephen Curry. El pistolero con la sonrisa de niño, un prodigio que ha llegado a un punto donde nadie discute que va a batir récords de vacas sagradas como Ray Allen o Reggie Miller. De puntería legendaria, su manera de celebrar canastas antes de que el balón entre o sus eternos festejos le han ha hecho asimismo enemigo público número uno de pabellones que sufrían sus exhibiciones. 



Ahora, se le ve en una situación atípica. Su lesión truncó todavía más el camino de quienes han sido la tiranía de talento en un Far West que ellos desequilibraron. Por culpa de la pareja mortífera Curry-Thompson, proyectos tremendos como el de los Rockets, Blazers o los últimos hurras de los gloriosos Spurs se han visto complicados en grado sumo. James Harden, mostrando su calibre de campeón, lamentó ante los medios la ausencia de los Splash Brothers. Porque los mejores siempre quieren medirse a los mejores. Con todo, un trajeado Curry no pierde la sonrisa cuando acude a ver con regularidad a sus jóvenes compañeros, además de bromear con un hija. Tanto si ganan a los Suns o el talento de Doncis y sus Mavs les apabulla. 


The Town



Kevin Durant es uno de lo mejores atacantes que jamás se han atado las zapatillas en el parquet. Poquísimos jugadores han necesitado tan poca ayuda para armar sus propios tiros. De la misma forma, igual que cualquier franquicia suspira por tenerlo (los Nets acudieron raudos, pese a su problema de lesión, porque es un fichaje que garantiza todo), no posee un carácter fácil. Dejó a los Thunder cuando su sociedad con Westbrook era la mayor amenaza que se intuía en la Bahía. Con dos anillos, rango MVP y siempre disputando el título en junio, el crack dejó Golden State afirmando que nunca se sintió para de la nueva familia, como si el vínculo compartido del draft por Green, Curry y Thompson fuera algo a lo que era imposible reengancharse. 



Por su lado, el staff técnico de Steve Kerr también está aprendiendo a marchas forzadas tras el terremoto. Quien fuera gran triplista en los tiempos de Michael Jordan, afirmó que lo sucedido ante los Raptors no marcaba el final de su dinastía. La retirada de un tipo tan fiable como Shaun Livingston, la marcha de Cusins y la lesión del joven talento de Angelo Russell obligan a una experimentación constante y a ver que los medios, antes tan laudatorios, ahora osan cuestionar a un tipo que ha traído una auténtica revolución al juego. 



En ocasiones, las redes parecen amplificar y dar megáfono a la inhumanidad de unos pocos. Steve Clifford, entrenador de los Orlando Magic, se movió por otros parámetros que quizás estén más extendidos, pero menos publicitados. Al lamentar la mala suerte de Golden State, no solamente lanzaba un guiño a su colega Steve Kerr, dejaba la sensación de estar presenciando algo histórico. Cuando la casi invencible pareja Kobe-Shaq se divorcio, Gregg Popovich, una de sus víctimas predilectas, lo lamentó "Es cómo ver la caída de la Unión Soviética otra vez. Eran increíbles". 



Cuenta las leyendas que un viejo Aníbal exiliado en Asia todavía quitaba el sueño a la poderosa Roma. No satisfechas las filas de la revancha con el calvario que será este largo camino de derrotas, se habla de que una alta elección del draft haría a Golden State desestabilizar la competición de nuevo. Es el precio a pagar por haber asaltado el cielo que solamente parecía reservado a Celtics, Lakers, Bulls y una escasa nómina de privilegiados. Incluso en la derrota, los Warriors siguen siendo mas grandes que cualquiera de las acusaciones que se vierten contra una franquicia culpable únicamente de haber deslumbrado con su juego.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.nba.com/warriors/gallery/20191225 [Fotografía realizada por David Sherman, Getty Images, NBA]