La derrota agridulce
Nunca agrada perder. Sin embargo, hay derrotas y derrotas. Durante las últimas temporadas, el barcelonismo se ha acostumbrado a ver al Real Madrid de Pablo Laso levantar copas. Además, con un juego preciocista que solamente se puede observar con sana envidia. Por ello, el primer fin de semana de competición no sorprendió cuando Facundo Campazzo fue elegido MVP y los blancos festejaban otro entorchado que alarga más una racha que les da crédito como dinastía. De cualquier modo, el tercer cuarto de aquella Supercopa permitió a la afición blaugrana quedarse a verles alzar el título con un rictus respetuoso, pero no de desaliento. Había motivos para soñar.
Brandon Davies, cinta en el pelo y dorsal 0 incluido, se dedicó a hacer la vida imposible a Tavares, uno de los verdugos habituales en la ACB de los pívots blaugrana. Mirotic, el fichaje más polémico de los últimos tiempos por su pasado madridista, no se inmutó por los silbidos y dio muestras de su potencial para ser un dominador total en Europa. En apenas un cuarto donde aparecieron las primeras conexiones con gente como Oriola, confirmándose el estado físico privilegiado de Víctor Claver, bastó para casi remontar una desventaja que se antojaba imposible.
Para algunas opiniones, la escuadra culé es un Ferrari. Pesic, desde su sapiencia de viejo hábil mulero, hablaba de un lujoso Lamborghini que todavía debe salir del garaje después de los últimos pulidos. Tras años de oscuridad, el ocaso del gran Juan Carlos Navarro y experimentos raros en los banquillos, un nuevo clima pareció instalarse en una sección que estaba chata, abonada al suspiro y la mandíbula de cristal cuando el adversario apretaba. El Barça se fue con una meritoria victoria ante el Valencia y sintiéndose peor que el Madrid en la final, aunque no inferior. Volvían sin la Supercopa, pero con los estandartes intactos.
La sentencia del gran Kubala era tan clara como compleja de seguir. Hace años que el Barcelona de basket tenía achaques de atávico aristócrata cuyos mejores años pasaron. Mucha altivez y poco trabajo, viviendo de las rentas de lo que un día fue. El lujoso bólido de Pesic se presentó en tierras gallegas dispuesto a picar piedra. El técnico advirtió de la inteligencia de los pupilos de Moncho Fernández, particularmente inspirados en el triple. Con tipos calibre NBA, los blaugranas salieron al choque y dispuestos a visitar al dentista.
Mirotic fue quien marcó el rumbo en todo circunstancia. Casi infalible en el tiro libre, sus años al otro lado del Atlántico le dan un aire de vuelta de todo que le hacen diferente. Eligiendo bien los tiros y apoyado en el último cuarto por un resurgido Tomic (el pívot croata pone muchas cosas en liza en este curso tras tiempo en el ojo del huracán). Fue un debut ACB que confirmó que era una de las mejores plantillas azulgranas desde, probablemente, el fecundo 2010.
Con la baja de Heurtel, resultaba fundamental comenzar la andadura con buen pie sin dar lugar a rumores en un entorno poco claro. Condenada al ostracismo por la gran mayoría de la prensa deportiva en la Ciudad Condal, la sección solamente resulta noticia cuando se cree que se gasta demasiado presupuesto en ella. Lo afirmó Pesic cuando se jugaron el billete de la F4 en Estambul, todo pasa por lograr merecer la atención. Un buen arranque parecía la mejor receta.
See you later, Chicho
Los ídolos no han salido siempre bien del Palau. Saras, Pete, etc. La lista es demasiado larga y ha influido en el desencanto de estos últimos cursos. Por eso el cariño demostrado por el Palau a la familia de Chico Sibilio ha sido tan justo y necesario. El pabellón explotaba y el inicio fue el fulgurante, contagiados por el espíritu del elegante alero dominicano. Incluso un candidato a todo como el Baskonia parecía abrumado. Al menos así fue hasta que Perasovic pidió un tiempo muerto que cortó todas las hemorragias.
El Pato Garino golpeó a base de triples todas las defensas. Shengelia seguía a su nivel del pasado curso y Fall erigido en un gigante. Incluso la baja de Granger pasaba desapercibida. Por eso fue tan meritoria la comunión de equipo y afición en todo momento, incluso cuando más apretaba la marea. Con la labor intangible de Hanga, la energía de un Brandon Davies colosal y negativa a bajar los brazos de toda la plantilla, el Barcelona sobrevivió hasta forzar una prórroga que fue celebrada como lo eran las grandes noches.
La temporada se antoja muy larga, pero puede ser e anticipo de un volver a empezar que llevaba mucho tiempo sin escucharse en la ACB y en la Euroliga. El Ferrari no tiene todavía rodaje en carretera, máxime comparado con otros competidores de carrera que llevan años trabajando con mismo su proyecto. La diferencia con anteriores intentonas es la comunión que empieza a intuirse y las ganas de trabajar. No se sabe si será un año exitoso en la sección, aunque nadie duda de que es el que más ilusión despierta en mucho tiempo.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
- https://www.youtube.com/watch?v=cihhBiPZhts
- https://www.marca.com/baloncesto/acb/2019/09/27/5d8e583b46163fea9a8b45de.html
- http://www.acb.com/ [Fotografía tomada por X. Cortizo]
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