domingo, septiembre 8

"Fue un caso único. Juntaron todas las piezas en el momento más importante. Creo que en ese instante desplegaron el mejor juego que se estaba haciendo en la NBA"- James Worthy. 



Tras saborear la postemporada por primera vez, los Utah Jazz continuaban creciendo de forma adecuada bajo la batuta de Frank Layden. En el verano de 1984 seleccionaron a un casi desconocido base llamado John Stockton con el propósito de convertirle en el armador de juego de la franquicia. Con su fina ironía, el técnico contestó que "No sabemos si hemos escogido a Stockton de la universidad de Gonzaga o a Gonzaga de la universidad de Stockton". Pero eran fuegos de artificio, la franquicia no iba a malgastar su elección decimosexta de la primera ronda y aquel muchacho de aspecto apacible escondía una mente preclara para jugar al basket. 



Los Jazz volvieron a rendir muy bien y repitieron presencia en semifinales del Oeste, aunque Alex English se tomó la revancha para que Denver se impusiese 4-1. Pero aquel verano seleccionarían en tierras mormonas a Karl Malone. No se sabía mucho de aquel ala-pívot de Luisiana, aunque poseía una ética de trabajo brutal. En el primer entrenamiento, el veterano Adrian Dantley le buscó las cosquillas al novato, sin que el recién llegado variase lo más mínimo su juego. "Va a ser un grande de verdad", confesó el impresionado mentor, quien trabó muy buenas relaciones con él. Encantados con el rendimiento de Dantley pero preocupados por su ambición de protagonismo y la necesidad de aclimatar a los jóvenes, la gerencia le traspasó a los Pistons a cambio de Kelly Tripucka y Kent Benson. "El profesor", como llamaban al experimentado anotador, enseñó todos sus trucos a los Bad Boys para auparse en la élite de la Conferencia Este. 



A corto plazo les costó un quinto puesto en el Far West y una temprana eliminación ante los Mavs, pero la química en el vestuario se consolidaba, con Stockton y Malone descubriendo que poseían una sintonía poco común en pista. Tras una dolorosa derrota en el partido de la verdad ante los Warriors en 1987, los Jazz eran una de las escuadras más fiables de una conferencia dominada con juego de Hollywood y dureza mental espartana: los Lakers del Showtime. Los Jazz volvieron a ser quintos en la Liga, pero doblegaron en primera ronda a un conjunto capaz como los Blazers, aunque nadie apostaba en 1988 que pudieran hacer ni una cosquilla a los angelinos. Tras una paliza inicial en el Forum de Inglewood, Layden recurrió a su socarrón humor: "Cuando me dicen que podemos conseguirlo, siempre contestó, ¿te jugarías dinero?".


Smiling Faces Sometimes Pretend to be your Friend - The Undisputed Truth.



Larry Bird lo había dicho. Cuando aquel chico cogiese los fundamentos del juego, con ese físico sería imparable. Tras disfrutar de un plácido debut, la grada de Hollywood asistió perpleja a la exhibición de músculo de un ala-pívot que antes no existía en la NBA. Incluso leyendas como Kareem Abdul Jabbar parecían incapaces de evitar que Karl Malone hiciese lo que se le antojase con el aro enemigo. Con 29 puntos y 10 rebotes, El Cartero, como le apodaban por su forma de entregar los mensajes de su amigo Stockton, dejó sin hablar por unos segundos al mismísimo Jack Nicholson. Rara vez una escuadra derrotada se transforma así en el siguiente duelo.



En un DVD conmemorativo del Showtime angelino, esas semifinales del Oeste fueron recordadas con la clásica canción Smiling Faces Sometimes Pretend to be your friend, personificada en un resplandeciente Layden. Bajo sus modales afables y aspecto rudo, había sido mejor técnico y ejecutivo del curso baloncestístico en la campaña 1983/84. Pat Riley comprendió los ingeniosos ajustes del staff técnico de Utah, donde ya estaba un joven Jerry Sloan. Jugador famoso por una tremenda dureza en los Chicago Bulls, se forjó como un asistente sagaz y discípulo aventajado. El ritmo físico de los Jazz, sumado a la conexión Stockton-Malone, dejó aturdidos a los Lakers.



Tras una gran exhibición, muchos aspirantes se sienten presionados cuando deben tomar el papel de atacantes. Llegados a Salt Lake, los Jazz mantuvieron su inspiración. Mark Eaton, una montaña hecha hombre, fue una pesadilla bajo tableros para los angelinos, mientras que Malone corría como una bala para castigar el aro rival. AC Green, un trabajador infatigable de Riley, advirtió a sus compañeros que debían dar un paso adelante o aquella serie sería la sepultura del gran sueño de los vigentes campeones: ser la primera escuadra de aquella década capaz de revalidar el anillo.


"Todos daban crédito a los Celtics por ser un equipo duro e inteligente. Con nosotros había dudas"- Magic Johnson.



Las Finales de 1984 fueron el peor revés deportivo de Magic Johnson en la NBA. En una serie que pintaba muy bien, los orgullosos verdes de su Némesis Larry Bird se fueron haciendo más y más grandes para doblegarlos en siete agotadores encuentros. Desde entonces, los angelinos, sin renunciar a su alegre seña de identidad, incorporaron dos recetas a su cocina. La primera era que el base debía convertirse en verdadera referencia anotadora, sin que eso impidiese que Jabbar siguiera siendo importante. La segunda era adquirir una resistencia mental superior, una apuesta por el jogo bonito que no se arrugase ante los desafíos físicos.



Durante dos cuartos, sobrevivieron a una grada que era una caldera a presión. Byron Scott sacaba su muñeca a pasear, con Magic buscando su mítica conexión con James Worthy. En la segunda mitad, los pupilos de Riley batieron a los Jazz con sus propias armas. Fue una victoria de calibre de campeón. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando Utah se presentó en el quinto partido (suele ser la bisagra de las series que van 2-2) para responder a la estabilidad de los defensores del título con igual aplomo. Olvidando la caída en su feudo, los visitantes no quitaban el pie del acelerador. Thurl Bailey o Darrell Griffith, supervivientes del punto de inflexión de cuatro años antes, eran el sueño de cualquier equipo: jugadores capaces de soportar roles secundarios sin egos y que respondían maravillosamente bien si tocaba dar un paso al frente para auxiliar a sus estrellas.



Las manos rapidísimas de Stockton provocaron un robo de balón que en apenas segundos fueron a los dominios de un Malone infalible. Como tantas veces en su carrera californiana, Magic buscó soluciones en un Worthy que devolvió el golpe y la ventaja de un punto. La siguiente posesión mormona se fue agotando y, cuando nadie lo esperaba, Bailey anotó una canasta desde la esquina que silenció el Forum. Pat Riley sorprendió a todos al trazar una jugada para su especialista defensivo Michael Cooper. Fue la primera canasta ganadora de su carrera. La sorprendente eliminatoria seguía su curso.


L. A. ´S BIG SCARE



Utah había podido ganar perfectamente sus dos últimos encuentros y acabó perdiendo. Se esperaba que su moral estuviera hundida. Por eso LA quedó tan sorprendida del ciclón que los fulminó con 31 puntos en el primer cuarto. Stockton era muy diferente de Magic. No tenía la fantasía del segundo o su envergadura, pero era la más implacable máquina de leer el fallo del rival y penalizarlo. Con él al comando, Karl Malone y su plenitud de otro doble-doble fulminaron a los de Riley, quienes sencillamente no pudieron comparecer en aquel duelo donde recibieron una paliza terrorífica.



Utah se exprimió para llegar a esa instancia. Nombres como Marc Iavaroni elevaron su juego a los picos más altos de su carrera. El séptimo día fue el reservado por Magic y sus edecanes para recuperar la gloria. Fue una resolución extraña. Utah peleó dignamente cada cuarto. Pero los Lakers ganaron cada uno de esos duelos a doce minutos. Malone y Stockton, como los grandes pilares que eran de la escuadra, fueron los máximos anotadores de los suyos.



Byron Scott siguió siendo el francotirador soñado de los locales. No obstante, aunque LA viajó rumbo a su segundo entorchado consecutivo, Karl Malone no escondía el entusiasmo: "Hemos demostrado que podemos competir contra los mejores de todos". El dueto mortal se probó ante el Showtime y vio que no eran presa fácil de las deidades del Olimpo. Desde entonces, dejó de ser noticia que los Jazz fueran un asiduo a la postemporada.  



ENLACES DE INTERÉS:



Smiling Faces



The Mailman versus Showtime



El ordenador más rápido de la NBA: Stockton



Dramático final quinto partido Lakers-Jazz game 5



Jazz-Lakers game 6



Esfuerzo de Karl Malone en el séptimo



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://twitter.com/NBATV/status/628271855477092352



https://bleacherreport.com/articles/550477-nba-power-rankings-the-50-best-point-guards-of-all-time



https://www.nba.com/jazz/history/this-day/05-13.html



https://www.si.com/vault/1988/05/23/117719/look-whos-looking-up-kareem-abdul-jabbar-on-the-short-end-mark-eaton-utahs-7-4-center-had-him-there-until-la-tied-the-playoffs-2-2