domingo, agosto 25

No había cumplido los quince años de edad y el mundo ya estaba a sus pies. Muchos de los detalles de los Juegos Olímpicos de Montreal (1976) se habrán dispersado en la memoria, incluso para aquellas personas que asistieron en directo a los mismos. Sin embargo, nadie que estuviera entre el público del Forum aquellos días olvidará el nombre de Nadia Comaneci. De hecho, en los mentideros empezó a correr la leyenda de que Rumanía capturó un hada de los bosques, porque no era posible que un ser humano alcanzase esas cotas de virtuosismo. 



Cuarenta años después de esta historia pareció surgir otro milagro. Río de Janeiro se ponía al servicio de una adolescente llamada Simone Biles, una muchacha acostumbrada a comenzar sin luz para terminar copando todos los focos. Descubierta por Aimée Borman, entrenadora de olfato fino que adivinó el potencial de aquella alumna dependiente de los servicios sociales, esos fondos que suelen ser los primeros en sufrir los recortes, fruto de una familia numerosa y desestructurada. El pasado domingo 11 de agosto, Biles volvió a desafiar las leyes de Sir Isaac Newton para firmar un doble mortal con triple giro en el campeonato de los Estados Unidos. 



En los viejos tiempos, Bela Karolyi motivaba a sus gimnastas con ruidos ensordecedores, para acostumbrarlas a practicar su arte sometidas al alboroto que genera un recinto abarrotado de gente. Actualmente, Biles no tiene reparos en reconocer que habla con su psicólogo deportivo, faceta fundamental por las difíciles condiciones, incluyendo abusos, con las que comenzó su andadura. Comaneci vivió en los días donde era el estandarte deportivo de su país contra una dominadora como la URSS, mientras que su heredera espiritual va alcanzando una dimensión que parecía solamente coto de los grandes astros de los deportes con gran audiencia.


Contra lo que pudiera parecer lógico, la brillantez no tiene por qué ser generosa o segura de sí misma. En el pasado, uno de los mejores futbolistas de la Historia, Pelé, establecía sus dudas sobre Diego Armando Maradona. Años posteriores, El Pelusa haría lo propio, cuestionando las dotes de liderazgo de Lionel Messi. La reacción de alguien excepcional ante la llegada de una nueva generación marca el grado de preparación que ha alcanzado, su propia autoconfianza y grandeza de espíritu. La Gala Laureus de Mónaco logró reunir en 2016 a Comaneci y a Biles, dos de las soberanas indiscutibles de la gimnasia. 



El encuentro fue sorprendente ante las típicas batallas de egos que pueden propiciar las esferas deportivas de élite. La rumana no dudó en afirmar que las condiciones atléticas de Biles habrían hecho que "le patease el culo". En verdad, uno de los elogios más repetidos y certeros sobre la norteamericana es que ha traído a su campo un poderío físico similar al que supusieron las hermanas Williams para el tenis femenino. 



Por su lado, la actual estrella señaló sin rubor que Nadia era la gimnasta más elegante que había visto nunca. En verdad, lo que hace las exhibiciones de Comaneci todavía tan emocionantes es siempre el cómo antes de qué. La gracia y armonía que exhiben sus movimientos son tan naturales que incluso personas poco versadas en este deporte entendemos sin problema el grado de dominio alcanzado, con una estética que exigiría la insensibilidad más galopante para no admirarla.


Nadia Comaneci recordaba que Biles rompió un maleficio no escrito de su deporte al encadenar Juegos y Mundial. La propia heroína reconocía que iba precisando de un respiro por la fuerte presión que preside cada uno de sus ejercicios. Tras brillar como amateur, seguro que Katelyn Ohashi sintió algo de esas emociones en los Juegos Aurora. En la época de las redes sociales, sus exhibiciones universitarias ya eran muy populares, pero el público insaciable quería ver todavía más magia en el debut. Como pocas veces ocurre, las personas asistentes comprobaron que todos los rumores eran ciertos.



El Times Union Center asistió a un duelo feroz entre el combinado USA y el equipo compuesto por las mejores gimnastas del resto del globo. Si Ohashi no lograba un 9´9 las posibilidades de triunfo se esfumaban. Para que no hubiera dudas firmó un 10. ¿Conseguirá seguir siendo perfecta? Esa era la pregunta muchos medios, el titular lógico pero cruel de una era con muchas ventajas pero también una capacidad de fagocitar la grandeza sin rubor.



Los prodigios que está firmando a ras de suelo son obras de arte que quizás no estemos sabiendo valorar en su justa medida. Hubo un momento en que incluso el hada rumana volvió a su bosque tras dejar boquiabierto al mundo. Llegará el día que Biles tenga que ceder ante el paso del inexorable Cronos. Puede que incluso Ohashi algún día no saqué un 10. Lejos de entristecernos, deberíamos agradecerles poder decir la frase: "Las recuerdo. Era cuando la perfección fue posible". 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.marca.com/80aniversario/eventos/2018/06/05/5b141fe9268e3eda318b4591.html



https://www.mujerhoy.com/vivir/protagonistas/201608/10/juegos-olimpicos-2016-tragica-vida-biles-campeona-gimnasia-20160810122721.html



https://www.mundodeportivo.com/mas-deporte/20170214/4226508502/nadia-comaneci-simone-biles-me-habria-pateado-el-culo.html



https://www.lasexta.com/noticias/deportes/otros-deportes/katelyn-ohashi-vuelve-hacer-nuevo-debut-como-profesional_201908225d5e78e10cf260b7480814f0.html