domingo, junio 23

El viaje al norte



Aquella canasta lo cambió todo. Las lágrimas de Embiid estaban más que justificadas. El crack de los Sixers era consciente, mientras le consolaba con elegancia Marc Gasol, de lo cerca que había estado Filadelfia de hacer grandes cosas en Playoffs. Por su lado, Kawhi Leonard, el autor de aquel tiro milagroso y afortunado, logró algo que los artistas han buscado durante generaciones: alargar un momento mágico de inspiración. Y lo ha conseguido hasta convertirse en el MVP de las Finales, logro que ya poseía de sus días con los San Antonio Spurs. 



Previamente, antes de aterrizar en Canadá, patria del inventor del baloncesto, Leonard quiso empezar con buen pie. Pese a su fama de introvertido, escribió un mensaje a Kyle Lowry, prometiendo a su nuevo compañero que aquello iba a funcionar. De hecho, le recordó que venía por su mejor amigo, DeMar DeRozan, un profesional intachable y a quien nadie puede poner un pero durante su andadura en los Raptors. Si esta temporada 2018/19 del antiguo crack de Texas se puede resumir en una palabra sería esta: reencuentros. 



El primero consigo mismo tras aquella controvertida acción de Pachulia. Se ha vuelto a ver en el espejo y reconocerse cuando cogía un balón en la pista. También se le encontró cómodo al conversar con Popovich en el duelo que enfrentó a ambas franquicias. La salida del jugador que iba a ser la nueva columna vertebral del proyecto del Oeste tras Tim Duncan no fue la soñada. Pero el actual MVP ha ido saldando cuentas, se les vio amigables y tranquilos. Era un nuevo inicio en el norte y lo hacía sin dejar enemigos atrás. El resto es historia conocida.  


El Muro



Ha sido la atracción de los Playoffs. Era la historia de Antetokounmpo, el fenómeno heleno que acabó con un equipo histórico como los Celtics en semifinales. Nos preguntábamos cómo le harían frente los Warriors cuando Toronto nos despertó. Que los pronósticos son respetables pero que nunca se puede subestimar a una escuadra dirigida por un estratega que empezó en las ligas de desarrollo (Nurse) para acabar de entrenador principal en la mejor competición del mundo por méritos propios, con un staff técnico que incluye a luminarias como Sergio Scariolo. 



Con guerreros curtidos en mil batallas como Ibaka o Marc Gasol, Toronto y su entusiasmada grada han sido un infierno de hielo para sufridos rivales, estrellas anotadora que se han encontrado fuera de sí en un feudo donde Pascal Siakam ha rendido a un 300%. Lo que hicieron con un conjunto de la ambición de los Bucks ya prevenía que lucharían por el anillo, aunque, tras eliminar a los jóvenes y talentosos Blazers, nadie estaba tan loco como para votar contra una dinastía que lleva cinco finales consecutivas. 



VanVlett cogió el pegamento y se opuso a un genio como Stephen Curry. Golden State no quiso forzar a Durant, baja delicadísima ante sus archi-enemigos Rockets, pero hubo algo más. El primer día los Raptors marcaron territorio, tenían ventaja de campo y la iban a usar. Drake se convertía en Spike Lee en los días dorados del Madison, mientras que Steve Kerr notaba la defensa más inhumada vertida contra su máquina desde la época de San Antonio... con Leonard como estrella. Bienvenidos a más allá del muro. 


"Le perseguiremos... porque él puede aguantarlo"- Jim Gordon, El caballero oscuro.



Lo habían vuelto a hacer. Tras la milagrosa remontada en el segundo partido con el triple de Iguodala y sobrevivir al quinto encuentro cuando Durant se rompió y puso en duda a todos los que cuestionaron su compromiso, Golden State se mantenía vivo en el sexto juego. Cuando se quebró Klay Thompson, quizás incluso sus haters más crueles en la red sintieron un pequeño atisbo de piedad. Durante un lustro, han sido admirados y odiados a partes iguales. De cualquier modo, lo que ha ocurrido en este terremoto que les han hecho los Raptors solamente puede ser calificado de homérico. 



Los Warriors no se desmoronaron. Andrés Monje, uno de esos analistas que convierten en una delicia la lectura de la crónica deportiva, repartió piropos a canadienses y habitantes de San Francisco. No por quedar bien, sencillamente para que unas Finales sean memorables hace falta que dos equipos vayan al límite. Toronto fue al sexto sin pensar en el colchón del séptimo, los locales no buscaron ninguna excusa y sus jugadores menos habituales fueron un ejemplo de pundonor. Sin Durant, Nurse diagnosticó con acierto una caja defensiva que no puede frenar a Curry (tiene demasiado talento), pero sí le limitó en momentos clave. Y, con todo, tuvo ese triple que no entró y una última intentona de recuperar con Draymond Green (corazón) en el suelo. Kerr apareció sonriendo y se abrazó a ellos. Al final, es solo un juego maravilloso. 



Acostumbrados a tener el viento de frente (aquella lesión de Leonard cuando San Antonio les tuvo muy dominados), supieron perder en la revancha del crack con manos que Phil Jackson habría descrito de un millón de dólares. Curry escribió a Drake para felicitarle y Kerr hizo otro tanto con sus vencedores en rueda de prensa. Como debe ser. Si la grandeza genera envidia en algunas almas, los Warriors cometieron la osadía de saber perder cuando hubo festejos por su desgracia. Se fueron con la tranquilidad de que un equipazo les ganó, pero no perdieron ni entregaron su estandarte, porque eso es cuando no se sale a competir y ellos siempre lo hicieron. 


"La gente se pregunta qué pasó. Fueron el mejor equipo. Plantearon y ejecutaron las jugadas extremadamente bien"- Kobe Bryant sobre las finales Lakers-Pistons de 2004.



A veces, nos obsesionamos con un árbol y no vemos el bosque en su conjunto. Andrés Montes y Antoni Daimiel han sido la pareja más maravillosa en castellano de narración NBA. Sin embargo, en las finales de 2005 se dedicaron a repetir hasta la saciedad los pocos puntos en anotación que ofreció el enfrentamiento Pistons-Spurs. Mientras tanto, se producía un duelo táctico tremendo entre Larry Brown y Popovich, en una serie al límite donde el músculo y la inteligencia se pusieron a prueba. Otros años, algunas voces han criticado que las anotaciones siderales de los Warriors eran producto de una liga menos potente y con rivales débiles.



Hoy, habrá quien pretenda quitar un mérito a unos Raptors espléndidos. La escuadra de Nurse ha ido creciendo jornada a jornada, se les ha notado comodísimos como tapados, aislándose de cualquier presión y ajustando con precisión quirúrgica tras cada derrota o triunfo. Han analizado a cada adversario con el respeto que merecía, siendo una trinchera roja donde anotar era un suplicio. Posteriormente, con Leonard como el joker de la baraja, todos han aportado en ataque.



Tipos curtidos en mil batallas como Marc Gasol o Ibaka han dado solidez a un proyecto serio, una edificante puesta en valor de la palabra equipo. El pabellón, la ciudad de Toronto y Canadá han acompañado. Cada momento de estos Playoffs ha sido una fiesta para ellos. Cuando jugaban a kilómetros de distancia se reunían para ver los choques en pantalla grande. El We The North ha sido el karma, un recuerdo a los días de Vince Carter y sus compañeros.



Leonard se llevó el MVP con el honor que merecen los más grandes. Fue una redención, no hubo aroma de venganza. Si alguien piensa que Golden State ha sido el villano de estas temporadas, tal vez no haya prestado mucha atención. Son el lazo de oro que convierte la gesta de los Toronto Raptors en memorable. Porque somos tan grandes como los retos que se ponen por delante. Y los norteños han escalado el monte Olimpo para sorprendernos a todos.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.cbc.ca/sports/basketball/nba/nba-finals-raptors-warriors-game-6-recap-1.5174715



https://www.msn.com/en-us/sports/nba/kawhi-leonard-has-become-a-legitimate-giannis-antetokounmpo-stopper/ar-AABKGOA



https://www.youtube.com/watch?v=8xC0t7GrRWc



https://www.europapress.es/deportes/baloncesto-00163/noticia-marc-gasol-ibaka-conjuran-arrebatarle-anillo-warriors-20190529163431.html