lunes, junio 3


"Hemos despertado a un león dormido". La frase fue pronunciada en un momento de inspiración por Isoroku Yamamoto, almirante de la Marina nipona en la II Guerra Mundial. Hacía referencia al ataque a Pearl Harbor, un momento que pilló desprevenida a la base estadounidense. Hasta ese instante, el país norteamericano se veía con dudas ante el poder desplegado por la propaganda del Eje en Europa y el poderío japonés en el Pacífico. Pero esa derrota fue un punto de inflexión que llevó a su entrada en el conflicto, incluyendo episodios tan dramáticos como el empleo de las bombas atómicas sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki. 



Desde entonces, la metáfora de despertar a un león dormido a servido para alertar de que hay oponentes a los que no se puede zarandear en exceso, mejor dejarles en su letargo. Bruce Bowen y otros ilustres perros de presa aconsejaban a sus compañeros más jóvenes de proceder así cuando Kobe Bryant no tenía su día. Sabía que una broma, un poco de trash talking o una falta a destiempo podía hacer surgir a la bestia con dos o tres triples consecutivos. Desde que comenzaron estas Finales, algunas desmemorias han jugado a eso con una escuadra que lleva disputadas cinco finales de la NBA consecutivas. 



Aubrey Drake jugó a ser Spike Lee en el primer partido de las Finales. No era para menos, el popular rapero era consciente de que la escuadra canadiense había sorprendido a todos los que pensábamos que pagarían la novata del debut en la última instancia por el anillo. Pascal Siakam hizo una de las mejores actuaciones de su carrera, Leonard demostró que es uno de los tipos más preparados para jugar en cualquier puesto en la cancha, Marc Gasol e Ibaka mordieron, etc. Como hacía el gran director con Reggie Miller, Drake buscó las cosquillas a un Stephen Curry que no perdió la sonrisa. Los Warriors acababan de medirse al rival que mejor les había defendido en mucho tiempo, pero no perdían la compostura. 


Klay Thompson transmitía serenidad cuando muchas voces hablaban de la ausencia de Kevin Durant, el tipo que menos ayuda necesita para conseguir puntos en la NBA actual. De cualquier modo, como han destacado especialistas de medios prestigiosos como Gigantes del Basket, los vigentes campeones saben hacer de la necesidad virtud. Han vuelto a un ritmo más coral de pases, a aquel juego alegre y divertido que los convirtió en el ojito derecho de la audiencia neutral hace algunos años. 



Incluso antes del asunto Cousins y sus molestias tuvieron la preocupación de recuperar a un Bogut que vivía apaciblemente dando pinceladas de buen juego interior en Australia, permitiéndose alguna cerveza de vez en cuando. Ese pase extra fue el arma que llevaron a Toronto la pasada madrugada. No era para menos, los Raptors siguieron en su tónica del primer duelo, todo lo alejado que se puede estar de ser un novato en estas lides. Danny Green ha cogido el ritmo de francotirador, aunque el encanto de los de Nurse es ser un engranaje casi perfecto, donde todos funcionan. 



Y nadie lo hace más que un Leonard revindicado. Cada vez es más irrefutable que su lesión ante Pachuia marcó un antes y un después en unas Finales del Oeste que iban a ser igualadísimas. Desde Lebron, nadie ha sido tan polivalente ante Golden State. Pero los de Steve Kerr supieron mantener la calma, encontrando siempre al compañero que estaba solo. Cook fue el factor X, conectando triples decisivos para hacer la goma y evitar que los locales cogieran el momentum de la mano de una grada norteña irreductible. 


Entonces surgió el rugido del león. Como un cambio de música orquestado por Tywin Lannister, Golden State puede cambiar el tempo de un partido de élite en apenas unos minutos. Desde los Lakers de Kobe y Shaq no ha existido un conjunto capaz de entrar en trances semejantes. 0-18 donde los Raptors estuvieron dominando con firmeza. Es en ese punto donde los visitantes son casi imbatibles, cuando desesperan a propios y extraño por imponer un ritmo infernal. 



Pero lo inusual fue que Toronto sí volvió. Tienen demasiados argumentos que poner en la mesa, desde la defensa de pegamento de VanVleet hasta la calidad de Lowry. Fue ahí donde Curry habló de "falta de respeto". En un ataque muy accidentado, Shane Livingston se sacó un buen pase para un Iguodala que ejecutó el triple solo. Como muy bien dijo Nurse, era un mero lance del encuentro, un desajuste lógico por el esfuerzo y ningún menosprecio a un MVP de las Finales. Mal haría el genial triplista en devolver el favor y despertar la leonina defensa canadiense. 



Las Finales están empatadas a uno para beneficio del espectáculo. Quedan muchos piques (esperamos que bien entendidos) y cambios en el liderato de la serie. Cuesta poco ver a los Raptors dando sustos en el Oracle y a los Warriors no les va a pesar tener que volver a intentar algún asalto en tierras de Lobezno. Estamos ante el despertar de dos leones dormidos. Que dure. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.nba.com/warriors/gallery/20190602 [Foto tomada por Garrett Ellwood, Getty Images, todos los derechos reservados a su autor].



https://www.mercurynews.com/2019/05/31/drake-inspires-stephen-curry-game-worn-lint-auctions-on-ebay/ [Foto tomada por José Carlos Fajardo de Bay Area News Group].



https://www.nba.com/raptors/news/nba-finals-game-2-rap