lunes, mayo 6

Es la coleccionista de títulos. Sin duda, cuando la gerencia gerundense fichó a Laia Palau sabía que era por momentos como lo han sido estos dos partidos. Un par de encuentros históricos donde el Girona ha frenado una racha monstruosa, la hegemonía casi incontestable de un Perfumerías Avenida que no permitía ningún asomo de rebeldía que se pusiese en medio de su perfecto engranaje. Con el recuerdo de la final copera, la escuadra catalana logró imposible tras imposible, sorprendiendo a un oponente que deja muy poquitas cosas a expensas del azar. 



Su regreso a España no fue para otra cosa que cuidar los pequeños detalles. Con compañeras jóvenes capaces de interpretar su lectura de juego, la veterana en mil batalla ha sido mil veces más relevante de lo que dicen las frías estadísticas. Nadie como ella para cuidar la bola si venían ganadoras compulsivas como Silvia Domínguez, quien intentó imponer su asfixiante presión a su camarada de selección tantas veces. 



Carlos Jiménez ha firmado recientemente un análisis cuidado y acertado. Indagando en las finuras técnicas de la pizarra de Enric Surís, encontró que el míster fue consciente de que dos de sus mejores bazas en Playoffs (Palau y Nuria Martínez) debían ser siempre dosificadas, conseguir que el resto remase a su alrededor. Conjugar lo que pensasen sus cabezas privilegiadas con las piernas más jóvenes de las que disponía en pista. Le salió a la perfección el plan, robando la ventaja de campo en una épica victoria en Salamanca. 


Fue el arranque inesperado de una final que muchos auguraron, puesto que fueron las dos mejores en el curso regular. Las visitantes comenzaron con una furia que sorprendió a las charras, quienes confiaron, como tantas otras veces les salió, con poder remontar al final del camino. Pero la experiencia de derrotas previas frente a ellas hizo muy cauteloso a un Spar Citylift que no hizo ninguna tontería y jamás cedió ante los nervios para conservar una renta que valió su peso en oro. 



Con un pabellón que se puso de dulce, era el momento de cerrar la trampa perfecta. Fontajau lució sus mejores galas y ovacionó de forma notoria cuando Palau batió el récord histórico de asistencias en la competición. El Perfumerías salió con el orgullo del ganador, dominando el primer cuarto por pequeño margen. Fue la única alegría que le permitiría una noche que se iba decantando en cada compás a favor de las locales. 



Llegada en febrero como recambio de garantías para Shay Murphy, Gabby Williams fue el estilete ofensivo más necesario en el ecuador de una final que hizo saltar muchas quinielas previas. Domínguez tiró de casta y su puntería para convertir triples que las acercasen en el electrónico, aunque Girona tenía ganas de celebrar una fiesta y no estaba la ciudad por la labor de que se la aguasen. 


Los pequeños detalles se antojan decisivos cuando acercamos la lupa. Los dos tiros libres de Robinson habrían podido cambiar la senda en el fortín de Würzburg, pero tras ocho derrotas en finales el destino debía una alegría muy grande a las pupilas de Surís. Usando la expresión de un mito de la Penya: "La que tanto se hizo esperar fue sublime". 



La Federación Española de Baloncesto lo definió mejor que nadie al acabar la velada: la carta oculta del campeón. Con gesto de armar poco ruido, Julia Reisingerova fue forjando un MVP que ha sido indiscutible. Una pívot checa de apenas 21 años que se ha codeado con verdaderas leonas curtidas sin que en ningún momento se notase esa presunta bisoñez. 



Y ahí debemos, nuevamente, quitarnos el sombrero ante los despachos del club catalán. La desafortunada lesión de Nadia Colhado llevó a las personas responsable a buscar la mejor opción buena, bonita y barata. Su 6 de 9 en tiros de campo en el día D y la hora H hacen sospechar que no ha sido precisamente un mal fichaje. 



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