En la pizarra ganamos todos. Sin embargo, los rivales en la pista rara vez tienen la gentileza de quedarse quietos para que podamos hacer justo lo que se ha diseñado. No obstante, cuando la orden la da Gregg Popovich, uno de los mejores técnicos de la historia de la NBA, no es descabellado pensar que saldrá bien. Pero Pau Gasol falló o, mejor dicho, no le salió bien. El bloqueo que iba a hacer para un lanzamiento de Patty Mills nunca se llevó a cabo, provocando una mala situación de ataque. Era el quinto choque de la serie Spurs-Rockets de los Playoffs 2017.
La bronca antes de la prórroga fue espartana. Discípulo aventajado de Larry Brown y con servicio marcial a sus espaldas, Pops nunca ha tenido problema para dejar aparcado su sentido del humor socarrón ante el micrófono y ponerse el mono de sargento de hierro. Si bien San Antonio gana en la prórroga con un genial tapón de Ginóbili, los medios buscan al ala-pívot herido en su orgullo, buscando alguna perla sobre el míster. Sereno, Pau Gasol admite su fallo y entiende que su jefe no le haya dado ni un minuto en el tiempo extra. Ningún titular sensacionalista, además de una auto-crítica inusual en un marco competitivo y caníbal.
Dos años después, la relación profesional terminó. No ha sido fácil para un jugador de calibre All Star y con anillos en sus dedos adaptarse a muchos minutos en el banquillo y problemas de lesiones. Pau Gasol quería estar en San Antonio y los Spurs se frotaron las manos cuando se consiguió el traspaso, aquel que en 2008 llevó a Popovich a tirarse de los pelos porque era consciente de que David Stern acababa de permitir el mejor socio de aventuras posibles para Kobe Bryant. Cuando se corta el contrato de algo, lo menos malo que pasa es que la directiva no haga leña del árbol caído. Pero no estamos ante dos tipos cualquiera.
"Es un gran compañero de equipo. Obviamente, es muy inteligente, pero sobre todo una persona con clase. No era fácil para él no estar jugando, aunque ha sabido ser muy útil para toda la gente de la franquicia. Fue maravilloso tenerlo aquí". Las palabras venían firmadas por el tipo de aquella mítica regañina, un sabio de los banquillos que combina de forma magistral la mano derecha y la izquierda para sacar lo mejor de su plantilla.
Esas declaraciones venían al confirmarse su marcha a los Bucks. Antetokounmpo, uno de las grandes estrellas de la actualidad, le abrió las puertas de inmediato al español en su regreso a la conferencia Este. "Espero aprender mucho de él", dijo la estrella helena, mientras el recién llegado no se olvidaba del lugar del que venía. Fiel a su trayectoria, Gasol no se marchó sin agradecer al staff técnico texano su profesionalidad, a la par que al público en El Álamo, uno de los más acostumbrados al éxito estas décadas.
Ante lo despiadado que es el mercado de fichajes donde no hay lugar para sentimientos, resulta edificante la forma en la que la entidad ha permitido que su empleado pudiera salir al mercado antes de terminar el plazo. Por su lado, nuestro protagonista ha ido de cara en sus aspiraciones y movimientos, no instigando ninguna clase de "motín" o "provocaciones ante la prensa" que le facilitasen ser cortado. En resumen, San Antonio y Pau han permanecido leales a lo que cada uno significa en el planeta basket.
A través de las redes sociales, la comunidad de la elástica plateada y oscura se volcó agradeciendo la gentileza del ala-pívot. Y no es que estén poco acostumbrados a tener grandes hombres altos (¿recuerdan a un tal Tim Duncan? ¿Y a un señor apellidado Robinson?), simplemente, cumplían aquella máxima de "honor a quien honra merece". El único lamento, que compartiría el propio jugador, era que no hubiese llegado un poquito más joven a ese periplo.
"Es un placer jugar con Pau Gasol", le dedicó hace unos meses la leyenda argentina Manu Ginóbili, indiscutiblemente ojito derecho de las legiones de fans en Texas, en una demostración de que no siempre lo importante es el resultado. Durante varios compases funcionó su rol de sexto hombre, pero incluso los mejores planes pueden fallar por motivos que escapan a nuestro control. Sin ser, bajo ningún concepto, nada parecido al fracaso, de esa combinación ganadora no dio los frutos esperados. Y es un síntoma de inteligencia y elegancia la forma en la que se ha llegado al final de ese camino.
Ahora, es el momento de ver otro renacer de alguien tan inteligente como Pau en los jóvenes Buck, mientras San Antonio sigue, hoy y siempre, resistente al paso de los años en la NBA.
"Es un placer jugar con Pau Gasol", le dedicó hace unos meses la leyenda argentina Manu Ginóbili, indiscutiblemente ojito derecho de las legiones de fans en Texas, en una demostración de que no siempre lo importante es el resultado. Durante varios compases funcionó su rol de sexto hombre, pero incluso los mejores planes pueden fallar por motivos que escapan a nuestro control. Sin ser, bajo ningún concepto, nada parecido al fracaso, de esa combinación ganadora no dio los frutos esperados. Y es un síntoma de inteligencia y elegancia la forma en la que se ha llegado al final de ese camino.
Ahora, es el momento de ver otro renacer de alguien tan inteligente como Pau en los jóvenes Buck, mientras San Antonio sigue, hoy y siempre, resistente al paso de los años en la NBA.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
- https://www.elconfidencial.com/deportes/baloncesto/nba/2017-05-10/bronca-gregg-popovich-pau-gasol-san-antonio-spurs-rockets_1380276/
- https://sports.vice.com/en_ca/article/mgz9jv/by-moving-pau-gasol-to-the-bench-the-spurs-are-better-than-ever
- https://www.poundingtherock.com/2018/1/11/16848684/pau-gasol-embraced-san-antonio-spurs-way
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