lunes, febrero 25

El arma secreta




Hay personalidades que logran ganarse a una afición en muy poco tiempo. Lo que en otros casos cuesta décadas, ciertos carismas consiguen pervivir en el imaginario popular de un pabellón con apenas un par de temporadas. La pasada semana la sección de basket del Barcelona dedicaba un emotivo tweet a Pete Mickeal, alero norteamericano que vistió la elástica blaugrana entre 2009 y 2013. Y es que para el Palau el 22 de febrero no es una fecha al azar, se trata del aniversario del guerrero procedente de Rock Island. 



Desde su desembarco, todo el mundo supo a qué atenerse. Venía con una tarjeta de presentación inmejorable: ser el MVP de la que para muchos ha sido la mejor final de la Copa del Rey por calidad e igualdad: Unicaja-TAU Cerámica en 2009. Con la canasta decisiva y el tapón que rompió una feroz prórroga, la estampa de aquel tipo que alternaba clase con una intensidad en las barricadas fuera de la común era la mejor noticia posible para un staff técnico de Xavi Pascual que, hartos de sufrirlo cuando visitaban Vitoria, optaron por ficharlo. 



Fuerza, talento y versatilidad. Es muy inusual que un recién llegado, por habilidades que tenga, encaje tan bien desde el principio en un nuevo engranaje. Con muñecas de oro como Basile, genios como Navarro y magos de la talla de Ricky Rubio, el carácter del nuevo fichaje era justa el arma secreta que necesitaba una escuadra sobrada de ideas pero con varios traumas en el formato de la F4. En París con su dorsal 33, fue una pieza vital para la segunda Euroliga que viajó a la Ciudad Condal. 


El pique



Probablemente, él no escogería ese encuentro. En el caso de un competidor nato, un prestigioso partido de exhibición, por importante que sea, vale menos que cualquier choque de temporada regular. Eran los compases finales del verano de 2010. Llegaban los vigentes campeones de la NBA ante 17.000 almas en el Palau Sant Jordi. Un duelo amistoso que poco tiene de tal cuando vienen genios como Kobe Bryant, crecido ante su MVP de las Finales frente a unos poderosísimos Boston Celtics que le hicieron sudar cada canasta. 



El partido fue una de las noches mágicas del basket ACB. Aprovechando que los angelinos todavía estaban desentrenados, Mickeal y Navarro lideraron a un triunfo que no daba un título, pero poseía un simbolismo fantástico. En el caso del primero, además, incluyó dos duelos ante Ron Artest y el mismísimo Kobe. Black Mamba, experto en el arte del trash talking, intentó sacar de sus casillas a su compatriota, quien no dudó en retarle a un uno contra uno. Tampoco se amilanó ante Artest, célebre por su defensa intensa y también una fama de bad boy dentro y fuera de la cancha. Salió indemne de ambos, cambiando el tempo del choque. 



Algo que también hizo en 2012 en unas condiciones que él valoraba todavía más: unas finales. Se empezaba a intuir que el Real Madrid de Pablo Laso era una fuerza emergente. La serie iba 2-1 para los blancos, quienes recuperaban el factor cancha con una paliza notable en el marcador. El partido no habría tenido más historia de no haber sido por una tangana entre Carlos Suárez y Pete Mickeal. Aunque no lo pareciera, aquel rifirrafe rearmó a los de Xavi Pascual de una forma muy parecida a la planteada por Larry Bird tras una derrota similar en el Forum de Inglewood. Aunque Lorbek acaparó merecidos laureles, probablemente si tuviera una máquina del tiempo, el técnico vitoriano se encargaría de que su jugador no le diese una colleja al norteamericano con el choque ya decidido en aquel tercer episodio.


El último hurra



"Ha sido el mejor partido en la historia de la ACB". Lo dijo con rictus serio, el propio de un guerrero que se desfondó en una feroz batalla de cuartos de final. Corría el año 2013. Pete Mickeal, al igual que el resto del Barça, confirmó que aquel Real Madrid ya no era una amenazante promesa. Se trataba de una realidad, la futura hegemonía que hemos visto estos años. Por eso, resultó tan importante aquel duelo, el último servicio que hizo antes de que sus problemas de salud le alejasen de la pista. 



El Barça llegaba octavo. Los de Pablo Laso primeros con récord de victorias y halagos por su vistoso ataque. Lo que se vivió aquel día en Vitoria estuvo cercano a la grandeza. Dos equipos que se dejaron todo para llegar a semifinales. Aquel 108-111 con el que el Barça pasó ronda terminó por consagrar a Mickeal en el imaginario blaugrana. Ante el anfitrión y ex equipo, el norteamericano cedió los galones a la genialidad de Navarro, pero en la final fue a por el MVP ante un motivado Valencia. Parecía que la recuperación era completa. Pero fue un espejismo. 



Su salida no fue la deseada bajo ningún concepto. Para un tipo que considera un apretón de manos como una palabra de honor, la forma de desdecirse de la directiva en aquellos días para finiquitar su contrato fue una dura daga. Se fue en silencio, incluso manteniendo su magnífica relación con Xavi Pascual. Para buena parte del Palau era un presagio de que empezaban a hacerse mal las cosas. Otro icono como Sarunas Jasikevicius también cogió la puerta trasera para despedirse. Por su lado, el guerrero de Rock Island logró su meta: jugó hasta los 39 años. 



Lo dejó cuando él quiso, todavía enseñó en la liga argentina que no convenía picar a aquel veterano que se las sabía todas. En Baskonia y la Ciudad Condal hay acuerdo en algo: el 22 de febrero cumple años una leyenda. Alguien que necesitó muy poco para meterse en el bolsillo a la ACB. 



ENLACES DE INTERÉS:



El arma secreta del Barça en la F4 de 2010



Pete Mickeal versus Lakers



MVP Copa del Rey 2013



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://twitter.com/fcbbasket/status/916734997943463936



https://www.euroleague.net/fan-corner/gallery/2010-11-season/i/76386/nba-europe-live-2010



https://cadenaser.com/ser/2013/02/10/deportes/1360456106_850215.html