lunes, febrero 4

Feud




Existen pocas maneras más atractivas de recrear un período que a través de una rivalidad. Dentro de la prolífica oferta de series televisivas, una de las más logradas recientemente fue Feud: Bette and Joan (2017), la cual evocaba el contencioso entre dos de las mejores actrices de los años 60 del pasado siglo: Bette Davis y Joan Crawford. Con dos intérpretes de la talla de Susan Sarandon y Jessica Lange, el programa resulta ser un lujo de 8 episodios que no solamente nos habla de esas dos grandes personalidades, también recrea una época fascinante de Hollywood desde distintos tipos de vista (Rivales). La premisa del equipo creativo es que nuevas entregas exploren más relaciones de esa naturaleza en distintos ámbitos, si bien el proyecto parece estar ahora algo estancado. 



Modestamente, desde este blog, nos atreveríamos a poner dos nombres en la palestra: Juan Manuel Márquez y Emmanuel Dapidran Pacquiao. Dos boxeadores que se han enfrentando nada menos que en cuatro ocasiones sobre el cuadrilátero. Pero el asunto va bastante más allá. Igual que ocurría en las revitalizadas canchas de la NBA con el choque de estilos que suponían los Lakers del Showtime de Magic frente a los orgullosos verdes de Larry Bird, el púgil mexicano y el luchador filipino dividieron a la afición a través de un pleito mantenido a través de los años. 



No obstante, igual que sucede en la magnífica recreación del rodaje de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), la cadena FX Network tendría la oportunidad de hablar asimismo de los interiores de un tema solamente conocido en lo superficial. Y es que, a su manera, Pac-Man y Dinamita Márquez son dos de las figuras claves de su disciplina, con muchísima gente a su alrededor digna de interés. Un mundo difícilmente defendible, el del boxeo, aquel que llevaba a plumas como David Remnick o Joyce Carol Oates a ser inflexibles con el negocio del ring y piadosos al máximo con sus protagonistas. 


El ídolo oculto y el azteca atípico





Marco Antonio Barrera era un excelente púgil de la prolífica escuela mexicana. Nada extraño que surgiese un atleta así en tierras aztecas. Incluso un icono de la comedia como Roberto Gómez Bolaños (creador del mítico Chavo del 8) participó en su juventud en el torneo de los guantes de oro. Curiosamente, con el tiempo abandonó aquella afición: "No deja de ser lastimar a otro ser humano, dígase lo que se diga", afirmó. Pero era complicado hacer daño a Barrera, un campeón reconocido de gran talento.  A la altura de 2003, Barrera rechazó la posibilidad de pelear con su buen compadre "Chololo" Larios. En lugar de aquel duelo frente a un amigo, prefirió aceptar la propuesta de un púgil filipino desconocido para el gran público: Manny Pacquiao. El duelo se celebró en noviembre de 2003. 



Fue una de las experiencias más duras para el mexicano: "Una rapidez impresionante". Desde una atalaya de apenas 1´66 metros, el aspirante era una máquina de lanzar golpes sin dar tiempo a recuperarse. Con el tiempo, Barrera afirmó que le venció uno de los mejores peleadores de siempre. Pero en los meses posteriores muchos pensaron que había sido un golpe de suerte. Por ello, en Las Vegas al año siguiente, el campeón de treinta años Juan Manuel Márquez era el gran favorito en las apuestas. No obstante, la izquierda recta de Pacquiao le mandó a la lona por tres ocasiones en el primer asalto. Por fortuna para el discípulo de Nacho Beristáin, las reglas de aquel combate por el título no contemplaban la descalificación por ese hecho. 



El árbitro de la contienda, Joe Cortez, decidió arriesgarse y permitir al campeón continuar. Este tipo de decisiones suelen ser erróneas, siendo imprescindibles los colegiados que, como Clint Eastwood subrayaba en "Million Dollar Baby" (2004), recuerdan la regla de este salvaje mundo: "protegerse en todo momento". O quizás Cortez supo ver algo distinto en aquel Márquez. No tan carismático como Barrera y otros paisanos suyos, había tenido una infancia dura que le forjó un carácter muy peculiar, formando junto con su hermano una temible dinastía de púgiles. En la gran mayoría de los asaltos siguientes, el agredido supo revertir las situaciones con inteligentes contra-ataques, hasta el punto de invertir la tendencia del filipino, cuya devastadora zurda todavía no se veía bien acompañada de una técnica pulida. Finalmente, debido a un error humano del juez Clements (quien dio un 10-7 en el primer asalto que debió ser 10-6), Pacquiao no pudo arrebatar las dos coronas a su oponente. A nadie le cabía duda de que se oteaba una revancha en el horizonte. 

Cicatrices




Ignacio Beristáin es una paradoja en sí mismo. Con un gesto apacible y gafas de lector empedernido, al escucharlo hablar de las óperas que lleva en sus aparatos de música, uno podría pensar que se trata de un vocacional maestro en alguna escuela de México, esa clase de docente apacible que sabe combinar rigor y mano izquierda para educar. No obstante, ese hablar pausado esconde el pasado de un boxeador que tuvo que abandonar el deporte por una lesión en el ojo. Más que suficiente para huir de semejante carrera que golpea tanto a sus personas acólitas, pero don Nacho, como se le conoce en el mundillo, tardó poco en convertirse en el tipo de la esquina, un entrenador que susurra los mejores trucos a sus paisanos para alzarse con el triunfo. 



Frederick Steven Roach tuvo más tiempo para desarrollar su pasión en el cuadrilátero. Eddie Futch, legendario caza-talentos, lo tomó bajo su manto cuando deslumbró al público con sus diez primeros combates. Pero fue el propio míster quien le dio el mejor consejo posible cuando a la joven promesa le diagnosticaron Parkinson. Freddie no le hizo caso. Aquello fue un viaje a los infiernos y con problemas de salud, el reverso de la imagen que se nos vende del deporte de élite. Incluso las peleas callejeras no le fueron desconocidas. Paradojas de la vida, al convertirse en entrenador logró el prestigio que la mala salud le hurtó en el pasado. Su vida cambió para siempre cuando se convirtió en el mentor de un chico filipino que venía de la más extrema pobreza. El resto es historia conocida. 



Cuando don Nacho conoció a los hermanos Márquez ya tenía todo el prestigio posible en su país. Hombre de aristas, seguía combinando la naturaleza salvaje de su oficio (adiestrar a gente para hacer el mayor daño posible a otros) con una faceta oculta del gimnasio Romanza. En un contexto tan machista y excluyente, ha sido una de las pocas voces que ha defendido a sus boxeadoras, expuestas a los mismos infames riesgos que sus colegas masculinos pero con bolsas mil veces menores. Si Platón tenía en su Academia un letrero que era una carta de amor a la Geometría, don Nacho hizo su propio lema: "La escuela es primero". En vísperas de la segunda vuelta contra Pacquiao, Beristáin estaba seguro de que su pupilo iba a despejar todas las dudas. En la otra esquina, Roach pensaba exactamente lo mismo de sus opciones.


Turning point



Con 34 años a sus espaldas, Rafael Márquez no quería que nadie dudase de que merecía la corona. Menos ante aquel filipino que tantos problemas le dio y ahora muchos señalaban como una previsible superestrella. Ya no era solamente una zurda poderosa, con Roach aconsejándole, a sus fabulosas condiciones naturales unió técnica. Nada de eso pareció importarle a un púgil mexicano que siguió frenando su velocidad en las primeras rondas. Hasta que cayó a la lona en el tercero, en la enésima demostración de que incluso el más cauto podía caer en las redes del diablo tagalo.



El combate fue un clásico instantáneo. Una medida lucha por ganar cada palmo de terreno, donde un corte a Márquez pudo ser decisivo, pese a haberlo calculado todo al milímetro. Pacquiao despertó de un mal arranque para eclipsarlo todo en los últimos asaltos, impresionando a los jueces. Algunas de las rondas fueron tan cerradas que exigieron debates bizantinos para determinar quién se lo había llevado.



Al sonar la campana, las dudas eran visibles en ambas esquinas. Un solo punto. El que llevó a Pac-Man a alimentar ya de forma definitiva su fama de "devorador de mexicanos". El chico que idolatraba a Julio César Chávez en viejas cintas VHS se convertía en el referente de miles y miles de personas. Márquez, siempre competitivo, digirió muy mal aquello. Lejos de hundirse en su veteranía, usó la experiencia para pensar que todavía le quedaría alguna bala contra aquella Némesis cuya vida corría paralela a la suya.


Lo más difícil en el ajedrez es ganar una partida ganada



MGM Grand, Las Vegas. La comunidad mexicana boxística había ido en masa para apoyarle. Durante años, Márquez soñó con ese reconocimiento. En su tercer duelo, la figura de Pacquiao ya era incuestionable. El propio Beristáin recordaba la forma en que barrió a un mito como Óscar de la Hoya, además de su exhibición frente a Ricky Hatton, entre muchas otras noches de gloria que llevaron al filipino a convertirse en el ojito derecho del mundillo. Pero esa jornada de noviembre de 2012 tendría la grada en contra.



En aquel tercer duelo, ambos guerreros se conocían como si fueran familia. Aunque, irónicamente, ninguno parecía sentir una animadversión especial por el otro o tampoco singular simpatía. Durante doce asaltos, cada sector de personas aficionadas se dejaba llevar por su corazón ante una pelea igualadísima a la hora de puntuar. A esas alturas, Márquez era capaz de llevar contra-ataques con la precisión del bisturí de un cirujano.



Pac-Man repitió, por su lado, su capacidad de ir de menos a más todo el combate. Ya sabía dónde impresionar a los jueces y no desesperarse ante el taimado mexicano. Como en las otras ocasiones, el veredicto fue polémico. Julio César Chávez, leyenda que tenía buena relación con Pacquiao, clamó robo contra su compatriota. "Dinamita" estalló ante la consideración del tagalo como el mejor libra por libra del mundo. La ajustada victoria creó nuevas heridas que solamente suturarían en un cuarto combate.


El golpe




A finales de 2012 llegó la ansiada revancha. Resultaba raro que dos púgiles alargasen su pleito en cuatro episodios. Pero pocas veces se había visto algo así. Márquez se preparó a conciencia para aquella entrega, incluso con polémica por su tratamiento físico a juicio de Freddie Roach. Llegaba como nunca, pero, ¿cuántas veces no vio la orilla del éxito para ver como finalmente su adversario asiático se salía con la suya?



En aquella ocasión, no hubo tantos preámbulos. Prácticamente desde la primera campana se intuía la sensación de algo dramático. Pacquiao logró conectar con su izquierda en la nariz de Márquez, quien estaba sangrando. A la altura del sexto asalto, el filipino era un ejército cercando una ciudad que escondía poderosas defensas. Justo cuando peor parecían las cosas para él, Dinamita logró aprovechar como un gran maestro una mala colocación de piernas de su adversario, conectándole un golpe demoledor en la barbilla. Jinkee Paquiao, esposa del púgil asiático, lanzó un grito de horror que paralizó el que había sido un combate a la desesperada por parte de los dos deportistas.



Todo cambió a raíz de ese momento. El astuto Floyd Mayweather, quien había logrado dilatar su enfrentamiento con el Pac-Man, comprendió que tenía la mejor tarjeta de presentación posible. Hacía tres años que él dominó al feroz mexicano en una pelea donde dictó todas las condiciones, ahora no dudaría en aliarse con quien demostraba que el demonio tagalo era humano. La celebración del guerrero azteca fue por todo lo alto. Pese a sus títulos y grandes noches, incluso sus máximos admiradores sabían que era difícil que volviera a vivir un momento de mayor gloria.


"Se va uno de los más grandes peleadores que he visto. Un fenómeno del boxeo, por encima de muchos grandes, con la excepción de Muhammad Ali"- Nacho Beristáin.



Don Nacho estaba feliz. Tras años planteando batallas contra aquella figura que había llegado a odiar y admirar a partes iguales, su brillante discípulo le había dado una victoria que equivalía a un oro olímpico. Probablemente sorprendido, recibió noticia del vestuario filipino de que Manny quería hablar con él. Tras el susto, el tagalo se recuperó y parecía mantener sus facultades intactas. Pese a años mirándose desde las esquinas, nunca existió la ocasión de que esas dos personalidades platicasen con calma.



Visiblemente aturdido todavía por el golpe demoledor de Márquez, Pac-Man le habló del gimnasio Romanza. De cómo siendo un humilde chico que llegó a ver como su padre sacrificaba al perro de la familia para que hubiese algo en la mesa que comer soñaba con ser entrenado allí algún día. Y la ironía de que tras haber logrado ser una estrella hubiera avanzado tanto para sufrir su peor derrota ante uno de los pupilos de Beristáin. Fue una sencilla charla para que limó cualquier posible aspereza que hubiera podido existir hasta entonces.



El entrenador mexicano siempre se refería a su contrincante como "un boxeador que parecía de otra galaxia". Sin embargo, ese respeto se ha ido convirtiendo en algo incluso muy cercano al cariño. Don Nacho nunca desaprovecha la oportunidad de elogiar al filipino, incluyendo reproches a su promotor Bob Arum por estar más preocupado por el negocio que por agradecer al protegido los generosos dividendos que le ha dado con su esfuerzo. 


"El boxeo siempre es algo serio. No hay nada cómico o divertido sobre esto"- Rafael Márquez.



A pesar de los intentos, nunca se dio el casi prometido quinto duelo de bolsa más que suculenta. Pacquiao y Márquez siguieron caminos divergentes, aunque igualmente interesantes. Tras el devastador KO, el tagalo sorprendió al escoger a un duro mexicano como Brandon Ríos para su retorno. Volvió un luchador más taimado, menos confiado en su electricidad pero también más dispuesto a escuchar a su esquina. Los efectos de la dinamita de aquel puño perduraban en su memoria.



Por su lado, su rival apenas tardó un año en volver a intentar el más difícil todavía. Se midió a Tim Bradley, quien había arrebatado con polémica el cetro del peso welter al propio filipino. Fue otra noche de táctica sobre el cuadrilátero. Sin importar la edad, el aspirante siguió con su hábil juego de contras, si bien su oponente estadounidense logró aplicarle la misma medicina. En una decisión cerrada, logró conservar su título, ante la desolada percepción del cuerpo técnico del azteca. Joel Díaz, preparador de Bradley en aquellos días, habló severamente sobre el mal perder de Márquez y los suyos.



Irónicamente, Díaz compartía con Beristáin una debilidad personal particular: "Seré fan de Pacquiao toda mi vida". Precisamente sería el Pac-Man quien resurgiría de sus cenizas para cobrarse la revancha con Bradley. Fue una noche soñada para el púgil tras aquella derrota frente a Márquez. No logró el remate de la épica al darse (mucho más tarde de lo debido) el ansiado duelo con Mayweather. De forma curiosa, Márquez (ya convertido en un reputado analista televisivo de su disciplina) se mostró muy favorable a la actuación del norteamericano, mientras don Nacho defendió que los jueces de Las Vegas no habían valorado justamente la iniciativa del asiático ante el estilo ultra-conservador de su rival aquella velada.

Golpe a golpe



A día de hoy, sus rumbos son distintos. Freddie Roach estaba trazando una ambiciosa pelea entre la leyenda uruguaya Miguel Cotto y Márquez, pero los problemas de rodilla del segundo lo impidieron. Convertido en prestigioso analista, Dinamita observa ahora a su viejo adversario combatir la clepsidra del tiempo. Sus recientes éxitos hacen ver que aunque ya no tenga la magia de antaño, siempre vuelve a levantarse. Incluso el olfato para los negocios de Mayweather ha dado a entender que no descartaría volver a subirse al ring con él.



Lo cual no quita la peor mancha de su carrera, mil veces que cualquier derrota deportiva. Nos referimos, claro, a las tristemente célebres declaraciones que el ya congresista filipino realizó sobre las personas homosexuales (Los jueces del valle de Josafat). Pese a las rectificaciones posteriores, fue un punto que mostró la versión más intransigente de alguien que hasta ese momento despertaba simpatías por sus acciones solidarias y natural simpatía para llevar al estrellato. Capaz de paralizar a las guerrillas y al ejército de su país cuando combatía, igual que le ocurrió a Alí, el Pac-Man deberá ser capaz de mirarse a sí mismo para crecer en algo mil veces más importante que un cuadrilátero.



No de esa gravedad, Márquez ha tenido también su ojo del huracán por motivos políticos. Él mismo a ha reconocido que fue un error haberse declarado de forma pública por el candidato presidencial Peña Nieto. En alguna ocasión su programa le ha permitido volver a contactar con Pacquiao, manteniendo ambos esa lejana cercanía educada que siempre se ofrecen. Los ecos de una rivalidad legendaria. Pese a sus títulos y hazañas, la primera idea que viene sobre Dinamita es que fue quien logró noquear al tagalo. Mientras, mucho más que Mayweather u otros grandes, si hay alguien que ha impedido que la leyenda del filipino sea superior (todavía) a lo impresionante que es hoy en día en el Olimpo pugilístico. 


  
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.abc.es/deportes/20121208/abci-boxeo-marquez-pacquiao-201212071810.html



-http://boxrec.com/media/index.php/Juan_Manuel_Marquez_vs._Manny_Pacquiao_(1st_meeting)



-https://www.boxeocubano.com/boxeadores/los-cinco-mejores-entrenadores-de-boxeo-ese-ano-que-ha-cambiado-nada/



-http://www.nuga.co/nuga-sport/pasar-taruhan-unggulkan-pacman.html#.Wp_HL-jOU2w



http://www.boxing.com/pacquiao_vs._marquez_one_last_time.html



https://www.youtube.com/watch?v=H1-2uezwqOY



http://thaboxingvoice.com/tag/pacquiao-marquez-4/



https://www.boxingnews24.com/2012/12/pacquiaos-ko-loss-finishes-any-thoughts-of-a-mayweather-pacquiao-mega-fight/



http://www.zimbio.com/photos/Juan+Manuel+Marquez/Timothy+Bradley+Jr+v+Juan+Manuel+Marquez/NtA77OwWsA7



https://www.youtube.com/watch?v=HagUjbWsEtg