lunes, enero 28

En frente estaba uno de los mejores defensas de la NBA. Andre Iguodala no perdía de vista ninguno de los movimientos del crack de los Boston Celtics. Kyrie Irving sabía que debía ser paciente. Fue cambiándose la bola de mano en mano hasta que logró despistar a uno de los tipos que menos se distrae en la mejor liga del basket del mundo. Siguió rompiendo cinturas para que el nuevo Garden rugiese. Los orgullosos verdes estaban igualados ante el vigente campeón, los Golden State Warriors, el equipo que acumula legiones de enemigos cada temporada que pasa. 



Si los de San Francisco son el verdugo de las ilusiones ajenas de anillo, Irving es de los pocos que conoce el secreto de la poción mágica. Lebron James y él fueron los responsables de una gesta que nunca se olvidará en Cleveland. Fueron capaces de levantar un 3-1 adverso en plenas Finales a un oponente que sumó 73 triunfos en fase regular. El MVP fue para el monarca, pero Irving se dio el gusto del triple decisivo ante las manos de Stephen Curry. 



Tras la entrada a canasta, los visitantes respondieron. E Irving volvió a hacerlo con otro triple. Nuevamente, igualados. Eso habría bastado hace unas semanas para quebrar la mandíbula de los pupilos de Steve Kerr. Pero se la ingeniaron para ganar. Con Draymond Green cerrando el rebote al propio tiro libre que él mismo había errado. Con lucha y rezando a los duendes de los tableros. La décima victoria consecutiva. La confirmación de que ha vuelto la sonrisa del gato de Cheshire que más temen el resto de las franquicias. 



Cuando no ha sido la situación contractual de Kevin Durant, Jordan Bell sacaba los pies del plato ante su propio entrenador. Sin embargo, incluso cuando las derrotas se amontonaban, nadie tenía un interés especial en remover esas aguas turbias. Porque si Golden State se dedica a hacer lo que mejor sabe, desata la tormenta perfecta. Esa que le cayó a un equipazo, unos Denver Nuggets que están cuajando una temporada de ensueño. 



Los Warriors sabían que era una visita dura y sacaron sus mejores galas. Fue un primer cuarto inhumano, el propio de una máquina de anotar como pocas veces se ha visto. Un festival de triples y juego coral. La daga de Harden no les había hecho mella. Un momento para dar la receta a los excelentes Nuggets de cómo se disputan los partidos de Playoffs. La racha ha incluido momentos de magia como la de Curry ante los Dallas Mavericks, congelando el tiempo. 



Y junto con los artistas hay profesionales impecables. Shaun Livingston da un recital de cortes y pases cada día que salta a pista, algo de lo que Boston puede dar buena fe. Está viviendo una segunda juventud, comodísimo en su papel y sacando petróleo de cada acción. Si con él no hay dudas, todos los ojos se posaron en Cousins, la frutilla del postre de una escuadra que cada año añade ingredientes a lo que ya era exquisito. 


Con el 0 a la espalda, Cousins ha sido objeto de bastante debate. La gota que colmaba el vaso para aquellos que acusan a los pupilos de Kerr de pervertir el sistema. Sin embargo, un fichaje adecuado a los cánones, con una cuota de riesgo por los problemas de lesiones del protagonista. Por su lado, el interior (con muy buena mano a larga distancia) parece entusiasmado ante la posibilidad de invertir un año para la probabilidad de un título y hacer negocio en el mercado como agente libre. 



No defraudó desde su debut ante los Clippers. Fiel a su estilo tranquilo, con gente tan experimentada como Mike Brown, el staff técnico de Golden State no ha tenido ninguna prisa en llevarlo al campo de batalla. El bautismo de fuego fueron 14 puntos, mientras se aclimataba a la ventaja de que Iguodala te haga bloqueos antes de lanzar a canasta y viendo a Durant-Thompson hacer mates de concurso. A veces, tienen tantas piezas que el único inconveniente parece escoger cuál usar. 



Advierte Curry que todavía podrían mejorar más. Llega el parón del All Star con señales de resurrección de la fuerza más temida de la NBA en los últimos años. Pero queda todavía un océano hasta llegar a esa tierra prometida. Habrá movimientos de los oponentes que buscarán esa metamorfosis para dar con la receta mágica. Eso sí, de lo que no cabe duda es que en San Francisco han vuelto a disimular la sonrisa del gato de Cheshire. Y eso es sinónimo de buen basket. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://as.com/baloncesto/nba.html



https://www.celticsblog.com/2019/1/26/18199007/celtics-fall-to-the-defending-champs-lose-to-the-warriors-115-111



https://www.nba.com/warriors/gallery/20190126