domingo, octubre 14

"Pero Messi no lo sabe. Por eso es el más grande"- Roberto Saviano. 



Hay dos opciones ante algo mágico. La primera es disfrutarlo, independientemente de su procedencia. La segunda, cuestionarlo. Ambas posibilidades son legítimas. A nivel deportivo, hace unas semanas sucedió algo especial en un escenario tan histórico como Wembley, templo del fútbol inglés. Allí, en la segunda jornada de uno de los grupos más complicados de la presente Champions, Lionel Messi decidió regalar una de sus actuaciones más inspiradas, siendo absolutamente decisivo para que el Barcelona pudiese doblegar al Tottenham, uno de los clubes ingleses en mayor progresión durante las últimas temporadas, por 2-4 en un partido frenético. 



Más allá de los dos goles del argentino, lo realmente estimable fue el juego que desplegó. Regates, asociaciones, remates al poste y la capacidad de concentrar toda la atención del entramado orquestado por un técnico de la capacidad de Mauricio Pochettino. Tras apenas suceder el saque inicial, el 10 culé dibujó un pase clave para Jordi Alba (su mejor socio durante toda la velada, con permiso de Luis Suárez) para abrir un hueco que permitió el gol del brasileño Coutinho. 



La exhibición le valió el elogio de compañeros y adversarios. Sin embargo, aunque la prensa mundial, en líneas generales, acabó otorgándole gustosa el título de "The Maestro", en otros sectores se aprovechó la ocasión para recordar viejas derrotas y momentos decepcionantes. No es incierto. Igual que hay clases magistrales en marcos como el Santiago Bernabéu, Wembley o el Sánchez Pizjuán, también hay noches negras del rosarino en el campeonato continental como Roma, el añorado Vicente Calderón, etc. Pero el severo archivo de esos recuerdos no deja de recordar algunos de los malos vientos que se quieren invocar cuando alguien comete la osadía de jugar bien 90 minutos en el césped con una camiseta que no es la de tu equipo. 


"Hoy, el año pasado, hace dos años, tres años… En el momento que Messi no gana el mejor jugador del mundo, el premio pierde credibilidad. No importa si otro jugador ganó la Champions o llegó a una final. Mi opinión es que Messi es el mejor del mundo desde hace muchos años”- Filipe Luis. 




El prestigioso triunfo en uno de sus estadios talismanes (donde fue campeón de Europa ante el Manchester United) no augura en sí mismo nada bueno ni nada malo para el conjunto entrenado por Ernesto Valverde. De hecho, ni siquiera garantiza la clasificación porque apenas han transcurrido dos partidos y cada escuadra del grupo redoblará esfuerzos por no quedarse rezagada. Simplemente, fue el show de un gran jugador ante un rival de nivel. Sin embargo, ante la fiscalización extrema de quienes le emplazan a repetirlo a partir de cuartos (olvidando que antes hay que pasar ronda y una eliminatoria de octavos), ¿no es posible simplemente disfrutar de esa jornada? ¿Alguno de los hinchas del Tottenham o el Barça que pagaron su entrada en Londres pedirían que se les devolviese su dinero tras la performance? 



Precisamente la estelar aportación de Messi le llega como agua de mayo al rosarino tras sufrir un mundial de locura propia y ajena donde apenas un gran gol frente a Nigeria fue el único espejismo de su magia. Un antiguo valedor y rival como Diego Pablo Simeone aprovechó la ocasión del flojísimo desempeño albiceleste ante Croacia para mandar un audio de Whatsapp durísimo ante La Pulga, tras años elogiándole sin reservas. La aclaración posterior, incluyendo en el recado a uno de los tipos que mejor han competido ante el 10, Cristiano Ronaldo, no disipó precisamente las dudas de que uno de los mejores técnicos del mundo, ahora abogado defensor del crack del Atleti, Griezmann, quiere marcar fronteras con su exitoso compatriota. 



Camino legítimo que contrasta con el de un Filipe Luis que ha seguido un camino inverso, una ruta atípica que periodistas como Rubén Uría han elogiado en un deporte profesionalizado donde el corporativismo de los clubes no admite la más mínima herejía. Tras años de piques, trash talking, entradas y desafíos (el lateral brasileño fue una de las piezas maestras de la táctica de Simeone para eliminar en dos ocasiones al Barça de Messi en cuartos de Champions), Filipe Luis no dudó en escoger a una de sus Némesis como el mejor futbolista del mundo. 


"Cada vez que Messi encara nos regala un pasaje a los recreos en el patio del colegio, un atajo en el tiempo"- Santiago Solari. 



Parece rara la posibilidad de que algún día Messi conteste a sus retratistas oficiales. Tampoco parece que el posible balón de oro de Luka Modric (centrocampista exquisito, artífice muy relevante de los recientes éxitos europeos del Madrid y su selección en el mundial) le quite el sueño o le enfurezca. En un Barça mucho más terrenal del que ha conocido (Xavi, Iniesta, Valdés, Puyol, etc.), el rosarino busca brotes verdes para inventar nuevos socios (Arthur, Coutinho, Dembelé, etc.). Si no, siempre le quedará Luis Suárez, el 9 uruguayo que debió haber nacido en Buenos Aires para que Argentina re-editase aquel título al que Maradona les lideró en 1986.



El último dardo llegó de uno de sus ídolos, el tipo de zurda también mágica que le dio consejos en el continente africano para que La Pulga se convirtiese en un exquisito lanzador de faltas. Maradona aprovechó el cruce para avisar que no debían endiosarse más a un tipo que va muchas veces al baño ante de los choques. Puede que fuera un favor encubierto. Cualquier seguimiento a la trayectoria del Pibe de Oro refleja que una de las cosas que peor se hicieron en su formación fue endiosar su gran talento, convencerlo de que por patear magistralmente una pelota era más importante que abogadas, arquitectos, filósofos, etc. Su legión de fans, con razón, avisa que es injusto censurar al Diego por caer en fallos extradeportivos. Tan cierto como que no debe penalizarse a Messi por no haber caído en ellos.



Igual que con Simeone, cuesta imaginar un escenario donde Messi conteste. Nunca va a recordarle a la mano de Dios que lo que le falta con respecto a él en la selección se lo multiplica en títulos de clubes. Tampoco al Cholo que él sufrió los mismos palos oportunistas cuando el combinado de Marcelo Bielsa cayó de forma sorprendente en primera ronda en Corea. Nadie se sorprende cuando el crack de otra escuadra demanda algo. Si el rosarino reclama más atención defensiva o cuestiona la logística de la AFA con los vuelos, la lista de agraviados se multiplica. Por fortuna, como sucedió en Wembley, el diez de dieces decide seguir jugando al fútbol. Porque de lo otro no sabe o no se quiere enterar.



En los años de vino y rosas con el mejor Barça de todos los tiempos, se le reprochaba que no tenía épica por estar tan bien acompañado. Ahora, cuando debe reconvertirse en armador de la jugada, filtrador de último pase y rematador al primer toque, se aguarda el día en que no esté tan inspirado para cobrar deudas y goles en el último suspiro. Siguen existiendo los dos caminos ante lo mágico. Mientras, nos quedan noches como Wembley... para quienes sepan disfrutarlo.


ENLACES DE INTERÉS:



-https://www.youtube.com/watch?v=l29rgSAhExY



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://www.pagina12.com.ar/146253-el-barcelona-de-messi-se-floreo-en-wembley



-http://www.tigosports.com.py/futbol/pierde-credibilidad



-https://www.google.es/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&ved=2ahUKEwjE-JTwovTdAhUOCxoKHVSnAs0Qjhx6BAgBEAM&url=https%3A%2F%2Felcomercio.pe%2Fdeporte-total%2Fchampions-league%2Fbarcelona-vs-tottenham-hotspur-vivo-tv-online-directo-champions-league-fecha-2-grupo-b-noticia-nndc-563669&psig=AOvVaw2U3W2n1bEeuMcVa_DNzXrD&ust=1538999716815564