lunes, septiembre 3

A y B son correctas



Era un chiste recurrente entre las aficiones ACB. Odio al 11 blaugrana y amor eterno por el 7. Durante meses, Juan Carlos Navarro se llevaba la peor parte de la plantilla culé en canchas ajenas. ¿Aplausos? Sí, las pocas veces que el tiro era malo o si cometía alguna infracción. También cuando algún defensa experto era capaz de frenarle de alguna forma, a ser posible tirándolo al suelo.



De flopper para arriba ante muchos entendidos cuando tenía el mal gusto de asaetear el aro del equipo de los amores de más de uno, la paradoja del anotador ovacionado en época estival y repudiado los restantes meses. Igual que Reggie Miller con la elástica de Indiana, Navarro se movía cómodo en esas aguas. Como dijo Boza, te saludaba finamente y metía 20 puntos sin despeinarse. Luego con la selección la inquina y las frustraciones se tornaban en reconocimiento, admiración y la tranquilidad de tener al pistolero heterodoxo en la trinchera propia. 



Ha sido una larga historia con momentos únicos e irrepetibles. También con un epílogo alargado e innecesario. La Bomba no comprendió que era el momento de colgar las botas tras aquella liga imposible ante su enemigo íntimo Pablo Laso (quien demostró su categoría personal y como entrenador al rendir tributo al admirado adversario). Temporadas de frustraciones y convirtiendo, por primera vez, su eterno romance con el Palau en algo tenso. Mal asimismo la directiva con una renovación planteada de forma poco realista y una salida impropia.


El robo a Holden



La sección acierta en cuanto a que uno de los iconos del basket europeo parece que seguirá vinculado a la institución con el rango que merece. Es la hora de recordar las barbaridades que vimos, ese extraño código entre las personas que teníamos la suerte de decir que disfrutábamos del 11 y del 7 a partes iguales. Aquellos que comprendíamos que Sergio Scariolo dijese que Pau Gasol era un extraterrestre y el más importante, pero que Navarro era el talento en la pista. Le dijeron que las bombas eran un movimiento impropio del basket de élite. Con el físico del vecino del quinto, hizo sudar a los topoderosos Estados Unidos. 



Una instantánea inolvidable fue aquella mano milagrosa de ese chico al que siempre se acusó de que no sabía defender. Cuando intercepto aquella bola que iba hacia el base del CSKA de Moscú, Robert Holden, un momento de intuición que cerraba un encuentro de alto voltaje y que rompía años de maldiciones y pánico a la palabra Final Four entre la parroquia culé.



En el siguiente duelo los focos fueron para Bodiroga, si bien Navarro volvería a por el MVP en la máxima instancia continental de clubes con una exhibición ante el Olympiacos, un verdadero recital de lanzamientos y liderazgo de escuadra en momento de máxima expresión. Toda una leyenda como Papaloukas se desesperaba ante la combinación de La Bomba con Ricky Rubio en un dominio exterior que en los tiempos actuales de la sección parece un sueño superheroico.


El falso rookie



Con motivo, un sector importante ha criticado la marcha de La Bomba con ese paso al costado tan impuesto. Efectivamente, hay cuestiones que exceden al rendimiento deportivo y apelan a sentimientos. No obstante, también es de justicia lo poco que no sorprendió a muchos la campaña 2007/08. Sería raro imaginar a un novato en la mejor liga del planeta que, charco mediante, desembarca e iguala el récord de triples convertidos como jugador de primer año. Pero para quienes le disfrutábamos en el Barcelona no era ninguna sorpresa, casi apuesta segura. 



También existe la creencia de la posibilidad de haber tenido a la Bomba aquel curso hubiera podido ser una Euroliga más en las vitrinas. Porque tener al mejor anotador en el Viejo Continente permite esas aspiraciones. Pero la inmensa mayoría comprendíamos que un talento como el suyo debía probarse en la NBA. Asimismo que eran peculiares sus relaciones con Dusko Ivanovic como luego lo fueron con Bartzokas. No se le podían poner puertas al campo y era lógico su anhelo de mejorar. 



Tampoco se quita de la cabeza que sin ese año en la ciudad de Elvis con medio semestre en la buena compañía de su hermano Pau Gasol, toda la trayectoria profesional de este monstruo habría sido blaugrana. Se comprendió a Navarro porque se merecía querer mejorar. No sería justo (en formas sí, no en contenido), reprochar que al fin haya un proyecto deportivo tras años que asimismo aspire a remodelar una época excelsa pero que ya daba síntomas de agotamiento. 


"Lo entrené, lo disfruté"- Javier Imbroda. 



Frenar a Spanoulis. Secar a Saras. Marcar al límite a Doncic. En ocasiones, no queda otra. Hay una máxima en el baloncesto: es un deporte de equipo. Indiscutiblemente es así, aunque hay excepciones a la regla. Locos que se inventan tiros que destrozan a los puristas. Navarro remó contracorriente y se permitió lujos que se pagan caros. Le vimos ganar él solo a un Real Madrid de Pablo Laso que ya apuntaba a hegemónico. ¿Solo? Sí, ese partido lo pensó, inventó y finalizó él en exclusiva. 



Cuenta Homero en La Ilíada que cuando Aquiles trajo el cuerpo sin vida de Héctor, muchos guerreros aqueos aprovecharon la ocasión para burlarse y golpear el cuerpo de a quien ni podían rozar en la batalla cuando estaba vivo. En un sector minoritario de envidia, este mal final de carrera de Navarro también fue aprovechado con oportunismo para saldar cuentas y viejas derrotas sufridas a manos del tiránico jugón. Eso solamente escenifica la importancia del individuo, la inquina que la persona que no comprende que el amor a unos colores jamás es incompatible con el reconocimiento al oponente. 



Joan Plaza, Amaya Valdemoro, Pablo Laso y un distinguido etcétera de personalidades conocidas y aficionados/as de otras entidades, se desmarcaron rápido de semejante bilis y demostraron grandeza. El impacto de cerca de dos décadas desafiando dogmas y esa preceptiva de los grandes maestros: "el ataque gana partidos, la defensa campeonatos". Juan Carlos Navarro añadió "y el talento también los obtiene y el público se lo pasa muy bien". 


"Parece casi obligado coger perspectiva para poder evaluar el impacto de Navarro (y por extensión de toda aquella generación). Y el resultado es incuestionable. En 1997 el baloncesto español vivía una travesía del desierto que duraba casi una década. Los batacazos de la selección eran casi constantes, padecíamos un déficit de jugadores carismáticos y se iba perdiendo terreno poco a poco en la repercusión social ante el crecimiento de otras especialidades. 15 años después la sala de vitrinas de la Federación está repleta, contamos con el respeto de todo el mundo, unos cuantos de nuestros jugadores son reconocidos hasta en China, les hemos puesto los … de corbata a EEUU en dos ocasiones y la selección es seguida y admirada por todos". Iturriaga. 



Una de las paradojas de Navarro ha sido su talante normal, casi tímido, en contraposición a su exuberante juego. La suya no es una historia para la era del Whatsapp o de Instagram, se trata de un verso libre, un tipo sencillo que se escondía de los micrófonos cuando no estaba torturando defensas adversarias. Eso lo alejó de unos focos que fueron cogidos por otras personalidades deportivas, si bien también le dio un rédito: costaba menos proyectarse en él, no daba la sensación de creerse otra cosa que alguien que disfrutaba mucho de su trabajo. 



Incluso un mito como Dirk Nowitzki le rindió tributo al conocerse la noticia. Fueron horas donde el planeta baloncesto buscó olvidar cualquier encono para volcarse con el adiós de un jugador irrepetible, un devorador de ACBs, Copas, Eurobaskets, etc. Lo expresaba bien otro nombre de los grandes que no salió por la puerta merecida de la institución: Sarunas Jasikevicus. El base lituano afirmaba que debió pactarse algo para evitar la tensión de su comunicado. Lo había dado todo por el Barça. Ni la más enconada crítica podrá cuestionar esa máxima. 



La ventaja es que ahora es el momento de recordar las noches donde veía el aro del Palau como una piscina o esas otras donde el pabellón rival ahogaba en un suspiro ese tono agridulce de "C... qué bueno es" cada vez que soltaba una de aquellas bombas. Un seguidor de claras simpatías blancas me lo definió de una manera perfecta tras años de batallas: "Me convertirá en un abuelo Cebolleta, uno que siempre les dirá a los chavales... sí, ese jugador es muy bueno... pero es que no habéis visto a Navarro". 



ENLACES DE INTERÉS:



-20 temporadas, 20 jugadas



-El mejor partido



-Informe Robinson: Navarro



-Navarro 34 puntos a los Lakers



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://www.elperiodico.digital/deportes/juan-carlos-navarro-se-retira-2690.html



-https://www.youtube.com/watch?v=UUUQuPAzBUk&t=100s



-http://ecodiario.eleconomista.es/baloncesto/noticias/534683/05/08/Juan-Carlos-Navarro-es-elegido-en-el-segundo-quinteto-de-novatos-de-la-temporada.html



-https://www.youtube.com/watch?v=BgIwNn6tF7A



-http://laesquinadesunara.blogspot.com/2013/05/final-four-2013-real-madrid-barcelona.html