lunes, abril 2


Mike D´Antoni no podía disimular la sonrisa. Es lo que tiene estar feliz durante buena parte del desempeño de tu trabajo. Nos situamos en el Toyota Center, la grada está inquieta, impaciente como unos críos en vísperas de la noche de Reyes. Saben que toca un regalo. Si baten a los Atlanta Hawks, habrán alcanzado las 60 victorias en la temporada 2017/18, una campaña que para estos fans no debería terminar nunca. En caso de lograrlo, James Harden y compañía habrían batido un registro que en tierras texanas no veían desde que bailaba en la pintura un caballero llamado Hakeem Olajuwon. 



La Barba empieza con ganas de fiesta. Bota el balón con seguridad, mientras disecciona como un consumado estratega del basket la defensa planteada por la franquicia del Este. Cuando es oportuno, penetra a canasta. Si se cierran sobre él, halla a camaradas como Trevor Ariza. El espigado alero a quien ya disfrutó Phil Jackson en 2008 y 2009 es un recurso fundamental de conjunto con ansías de anillo, un falso secundario con magnífica defensa y gran valentía en los tiros decisivos. No pocas veces su conexión con el futurible MVP se salda con feroces triples en la esquina. 



El objetivo se cumple. Llevan haciéndolo todo el año. La apuesta del técnico recuerda a sus mejores tiempos con los Phoenix Suns de Steve Nash. Un juego alegre donde guerreros de los tableros como Hilario y Capela aprietan los dientes para proteger los rebotes ofensivos. El caso del brasileño es una oda a la constancia después de sus problemas de salud. Otro de los héroes silenciosos de este ambicioso proyecto que aspira a todo.


La fiesta no para allí. Chris Paul lo sabe. Está aquí por eso. Harden embelesa por su talento, se ha convertido en alguien virtualmente indefendible. Pero no pocos analistas predicen que es CP3 el termómetro de la escuadra. Con los puntos de la Barba se cuenta, aunque es el base quien maneja los hilos que hacen funcionar a la orquesta. El fichaje acertado que ha hecho dar suspiros al Toyota al verlo vestido de paisano en el banco. Vuelve contra Chicago, se mide con Eric Gordon y solamente podemos aplaudir.



Los Bulls son un equipo joven y atlético. Le echan ganas, si bien el ritmo de los Rockets es inhumano. Sirve de metáfora de este año en la NBA. Durante meses, Golden State les ha perseguido con la fe del campeón, lamentando esa décima de segundo que impidió a Kevin Durant que su tiro decisivo fuese legal para batirles en el Oracle. Un pequeño detalle, la nariz de Cleopatra siempre puede cambiar el Mare Nostrum. El mérito de los texanos es enorme, ante un conjunto de ciencia ficción, han combatido su fuego con fuego. Sorprendiéndonos a muchos, al final de la carrera han sido los vigentes portadores del anillo los que han acabado con la lengua fuera.



Ese juego del gato y el ratón se muestra con el respeto desde el banco. D´Antoni y Kerr se aprecian mutuamente, los dos vienen de cierta franquicia de Arizona (en serio, cuánto le debemos a los Suns) y saben lo que es tener ese momento de daimon de tu parte. En la época de Lebron y los Beach Boys, Houston ha pegado un rugido de audacia que solamente es apto para valientes. Queda ver cómo van los Playoffs, pero estamos hablando de algo cercano a la grandeza.


La Barba descansa en el viaje a Chicago, la Ciudad del Viento donde gente como Ariza vuela. Otro triunfo, el inhumano calendario lleva a recibir sin descanso la visita precisamente de Phoenix. Los Suns quieren ganar corriendo a un equipo que aniquila a sus oponentes de la mima manera. Dragan Bender muestra su versatilidad y buena mano, aunque los Rockets no bajan los brazos ni siquiera cuando el marcador es muy negativo. Joe Johnson es uno de los más implicados ante su ex escuadra, incansable a ambos lados de la cancha. Finalmente, la barba anota un triple con la grada levantada que iguala todo a 101.



Es entonces cuando Josh Jackson se da el lujo de hacer enmudecer al respetable con una suspensión majestuosa. Apenas quedan décimas de segundo. Pero es el año de los milagros. Los locales sacan y Gerald Green lanza con una plegaria desde la esquina. El resultado no puede ser otro que un lanzamiento ganador.



La pasada madrugada volvieron a demostrar que esta escuadra es una maquinaria cuidadosamente preparada. Era el día perfecto para caer. Con el primer puesto asegurado y ante los hambrientos San Antonio Spurs de Popovich. Hay que escoger asimismo las caídas, minimizar daños. Houston se merece un descanso hasta Playoffs, después de haber sometido al resto a un ritmo imposible. 



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FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://www.chron.com/sports/rockets/article/Rockets-coach-Mike-D-Antoni-says-James-Harden-10816553.php



-https://rocketswire.usatoday.com/2017/10/26/chris-paul-literally-predicted-eric-gordons-game-winner-step-by-step/



-https://es-la.facebook.com/houstonrockets/