lunes, abril 10

Obertura




La bocina está a punto de sonar cuando Bojan Dubljevic estira las yemas de sus dedos en una búsqueda con fe. Logra acariciar la pelota lo suficiente para elevarla hasta la tabla. La Fonteta ruge de satisfacción al expirar el final del segundo cuarto. Solamente se encuentran dos puntos por detrás en el marcador tras sufrir mucho desde el arranque de la Eurocup. Los pupilos de Joan Plaza han llegado hasta esta instancia sin el factor cancha a favor en ninguna eliminatoria. Eso curte. 



Los malagueños dominaron el tempo del encuentro, destacando penetraciones muy decididas. Resultó un particular placer ver a Carlos Suárez ya tornado en todo un veterano acostumbrado a jugar eliminatorias importantes. Por el lado local, Rafa Martínez, capitán, pulmón y alma, sobrepasaba al mítico Popovic como máximo anotador de la competición. Fiel a su estilo, no buscó ningún protagonismo ni tiempo muerto para ser ovacionado. El Unicaja era un rival temible ante el que no valían distracciones. 



Finalizado el tercer cuarto, la igualdad era máxima y las espadas estaban en todo lo alto. En antiguos formatos como el de la Korac (donde se resolvía en dos partidos y se acumulaban los puntos) la apuesta de los andaluces habría dado grandes réditos, pero era al mejor de tres y por eso el Valencia nunca perdió la cara al choque. Aguardaron su oportunidad y los taronjas lo hallaron en la línea de tres puntos. Cuando más felices se las prometían, Jeff Brooks anotó una suspensión que de no haber pisado la línea habría sido más que un quebradero de cabeza. Dubljevic, siempre él, anotó una canasta milagrosa para sentenciar el primer acto.



Nudo



Nemanja Nedovic lanzó desde su casa con rictus concentrado. El encuentro acababa de comenzar. Lo que para muchos habría sido una piedra fue convertido por el jugador del Unicaja en una acción brillante. La bola cayó con sutileza sin rozar los hierros del aro. El Martín Carpena, con gala de las grandes citas, estalló en júbilo. Había vida y esperanza. Aquella final tenía que volver a Valencia como fuera.



Pero la escuadra que dirige Pedro Martínez fue paciente. Dejaron que cayese la tormenta y reaccionaron con efectividad en el segundo cuarto. La experiencia de los Van Rossom y Sato se antojaba imprescindible para hacer la goma y no despegarse de los locales, quienes iban encabezados por Brooks a una guerra bajo tableros. 43-34 y todo acorde con los planes de Joan Plaza, incluyendo mantener a Dubljevic en unos niveles humanos. 



La segunda parte tuvo un nombre, ese artista que surge en los momentos decisivos. Aquel día en Málaga fue la noche de Jamar Smith, quien no dudó en bailar como los mejores, en disfrutar y hacer levitar a una afición entregada que sabía que habría partido a muerte súbita. La fiesta del basket español continuaba y ambos conjuntos estaban satisfechos. El Valencia se la jugaría en su feudo y los andaluces salvaban con brillantez el match ball.


El desenlace



Como hubiera dicho Marsellus Wallace, el Unicaja sintió una extraña voz cuando estaba noqueado por 13 puntos. Debían ignorarla, era absurdo seguir, nadie podía reprocharles nada. Llegar hasta esa instancia era justo tributo a un equipo acostumbrado a ser grande como visitante. Omic se iba expulsado al vestuario. Lo normal era entregar las armas con la Fonteta vibrando como sabe hacerlo la entregada afición valenciana. Pero no fue así, desoyendo los consejos del personaje de Pulp Fiction (1994), los pupilos de Joan Plaza escucharon al corazón y el orgullo donde no llegaban las piernas. Se levantaron.



Carlos Suárez, muy alejado de aquel bisoño talentoso a quien fulminó la mirada de Pete Mickeal, se puso los galones de veterano. Se lanzó a la yugular de Dubljevic, uno de los mejores jugadores de este torneo. Había sido un choque rarísimo, a la altura de la loca serie. Los malagueños salieron enchufadísimos y, posteriormente, los de Pedro Martínez respondieron con el de siempre (Dubljevic) y un Sastre que ha tenido momentos excelsos en Eurocup. ¿La respuesta visitante? Dani Díez y dos triples que pasarán a la leyenda de todos los abonados del Martín Carpena.



Jamar Smith llegó tarde a la fiesta. Excelso en Andalucía, fue muy bien maniatado hasta ese instante, pero cuando Díez se reveló al fin encontró espacio para ser el francotirador de siempre. De repente, lo que el Valencia construyó en tres cuartos fue pulverizado en uno. El deporte puede ser cruel y lo ha sido con los taronjas en la Copa del Rey y la pasada semana. Sí fue justo con un técnico valiente como pocos (Plaza) y un Unicaja que vuelve a escribir su nombre con letras de oro en el Viejo Continente.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



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-http://www.marca.com/baloncesto/eurocup/2017/03/31/58debeece5fdea7b338b45d3.html



-http://baloncesto.as.com/baloncesto/2017/04/05/eurocup/1491396180_146519.html