Aquel tiro de Anna Cruz
El partido estaba casi acabado. Turquía y España se habían batido a cara de perro en unos cuartos de final que siempre son dramáticos, puesto que abren la puerta para las aspiraciones de medalla. Anna Cruz avanzaba mientras el reloj expiraba, el luminoso mostraba el empate a 62. Decía Robert Horry que esos tiros hay que afrontarlos sin ninguna presión. Y el maestro del clutch time, una vez más, llevaba razón. Cruz intentó un tiro milagroso que nadie podía reprocharle fallar. Sin embargo, en caso de lograrlo, no iba a haber opciones de calmar los ánimos, todo su banquillo iba desatar una euforia eterna en Río de Janeiro.
Lo demás es historia conocida. Cruz metió a la selección femenina de basket español en sus primeras semifinales olímpicas. Allí aguardaba Serbia, palabras mayores, clásicas en estas lides. Las pupilas de Lucas Mondelo se encomendaron a lo que siempre las ha salvado en cada Eurobasket y Mundial que tocase: defensa, defensa y defensa. Las balcánicas no pudieron anotar con su fluidez habitual, mientras Laura Nicholls cogía el estandarte para que sus compañeras la siguieran en ataque. El 68-54 fue elocuente, aquello no era flor de un día, lo que hacen estas señoras es increíble, el reflejo del trabajo incansable de cada una de estas lacedemonias: Silvia Domínguez, Alba Torrens, Laia Palau...
Desafortunadamente, alguien tenía que venir a levantarnos del sueño. Lo advertía con sapiencia Mondelo, la WNBA había llevado a un auténtico Dream Team. Por ello, fue tan importante la excelente imagen dada en el primer cuarto. O el carácter de Domínguez cuando todo estaba perdido, peleando cada bola. La legendaria Taurasi, que volvió a regalarnos un clinic de cómo jugar a esto, elogió lo bien que lo ha ido haciendo esta generación de jugadoras españolas. USA les ganó como ya hizo en el Mundial, pero están ahí, son las mejores de entre las mortales, y ya no miran a ese lado del Atlántico como si fueran alienígenas de otro planeta. Esta camada ha puesto el baloncesto femenino donde merecía y pueden ser una influencia para nuevas generaciones como lo fue la quinta de Epi y la maravillosa plata de Los Ángeles 84. Decía Marta Xargay que iba a dormir varios días con esa medalla. Que no tenga prisa en quitársela, le pertenece completamente.
Pau Gasol, domador de caballos
Homérico. No hay ningún otro adjetivo, bien lo hubiera sabido John Ford, para definir a un genio que nos regaló, probablemente, sus últimos Juegos Olímpicos. En una durísima batalla por el bronce frente a Australia, el equipo que estéticamente mejor ha circulado el balón en el torneo, Pau Gasol estuvo allí. Como lo ha hecho en infinidad de ocasiones ante Argentina, Estados Unidos, Lituania, Serbia, etc. Sobre sus hombros de Héctor volvió a ampararse un bloque troyano irrepetible, perfectamente comandado por un entrenador de temple y, a veces, incomprendido, Sergio Scariolo. Cuando Patty Mills elevó el basket ofensio a la categoría de arte, Gasol respondió a su recital con 31 puntos. De otra galaxia, los dos jugadores de los San Antonio Spurs honraron una lucha por plaza en el podio que hizo vibrar al Carioca Arena.
Solamente después de muchos años sabremos de qué hemos tenido la suerte de ser testigos. Desde Lisboa hasta la capital brasileña, esta camada nos ha hecho ser clientes malcriados. No nos hemos conformado con nada. Mundial, Eurobasket, tutear a la todopoderosa NBA, etc. Únicamente cuando Cronos haga lo que deba hacer con las carreras de los Reyes, Navarro, Rubio, Rudy y la ilustre cía, seremos conscientes del peso de la leyenda. De la valentía con la que Sergio Rodríguez apareció para hacer claudicar a un oponente formidable, una Australia donde hombres como David Andersen han encontrado la fuente de la eterna juventud. Y sí, claro que son justificables las protestas por la muy cuestionable falta pitada a favor del mago canario, una falta dudosa bajo cualquier criterio. Un golpe de Fortuna para festejar pero sin perder de vista la muy estrecha línea que separa gloria y fracaso en el deporte, puesto que nunca fuimos ni mejores ni peores que Australia en un duelo vibrante.
Hablando para un programa de radio, Navarro y Gasol diagnosticaron como expertos cirujanos qué se había hecho mal ante los todopoderosos Estados Unidos en semifinales. Fue aquel día donde DeAndre Jordan quiso amargarle la vida a Pau Gasol, solamente para comprobar que un tipo que se ha fogueado con Kevin Garnett o Chris Webber cuando era un novato recién llegado a Memphis no se asusta de nadie. Pues nada, tampoco en una derrota decente ante lo imbatibles, La Bomba y su inseparable camarada dejaron de hacer autocrítica, a aquella versión estadounidense le podían haber hecho más daño. Saben de lo que hablan. No fuimos conscientes, cual niños malcriados, de la heroicidad que fueron Pekín 2008 (con el maestro Aíto) y 2012 (nuevamente, con Scariolo). Vuelvan a ver esas Finales y pregúntense, resultadismos al margen, si algún conjunto de basket español ha podido exhibirse a mejor nivel.
No siempre tendremos la suerte de contar en nuestras filas con gente como Astou Ndour, un animal competitivo que sacó su excelente muñeca desde la línea de tres puntos para demostrar que la selección no iba a ser convidada de piedra ante el inigualable potencial del equipazo llevado por el combinado de Geno Auriemma. ¿Se pueden ir acortando diferencias? Por supuesto que sí, pero habrá que respaldar el basket femenino, publicitarlo, proteger su talento. Evitar que se produzcan situaciones como la del Club de Baloncesto Conquero (LA COPA MÁS HERMOSA), cuyo milagro en la Copa de la Reina habla de lo que pueden hacer jugadoras motivadas con una carencia absoluta de medios. Imaginen si les dan recursos.
Esperamos que vengan esos vientos de renovación con la presidencia de Jorge Garbajosa. Como jugador fue un referente impagable para el ciclo irrepetible que ha vivido esta sección. Pero también ha habido errores. La extraña y poco explicada destitución de Pepu Hernández (qué placer escuchar sus comentarios técnicos como analista), determinar que Orenga fue el único y principal responsable del batacazo en el Mundial cuando esto es un deporte donde ganan y pierden todos, lo poco equilibrada que es la Liga Endesa, el poco seguimiento mediático de nuestro basket femenino en sus secciones inferiores, etc. Hay margen de mejora,y eso, había cuenta del rendimiento superlativo de estos años, solamente puede ser recibido como una gran noticia.
Entre la cara de felicidad de Laura Gil y cía tras sellar el pase ante Serbia (selección de un potencial tremendo, como demostraron ganando a otra potencia como Francia por el tercer puesto) y la cara exhausta pero orgullosa de Pau tras sobrevivir a la excelencia de Australia, apenas pasaron unas horas. Seguían malcriándonos, haciendo que los milagros deportivos sean recibidos con aroma de cotidianeidad. Esos dos tiros libres sellados por Sergio Rodríguez cerraban una hermosa historia, la de hombres y mujeres consentidoras para sus aficionados, los cuales nos hemos malcriado pensando siempre que, al final, vienen Palau, Navarro o Cruz a salvarnos.
Y no siempre va a ser así. Disfrutemos del recuerdo estos Juegos como lo que son: la genial excepción que suponen dos generaciones irrepetibles.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-http://www.elespanol.com/deportes/juegos-olimpicos/20160816/148236014_0.html
-http://okdiario.com/deportes/2016/08/21/actuacion-heroica-gasol-regala-espana-bronce-mas-sufrido-historia-328782
-http://www.marca.com/juegos-olimpicos/album/2016/08/21/57b9db03468aebbc0e8b466d_8.html y http://www.elmundo.es/deportes/2016/08/20/57b8b8bce5fdea111c8b4587.html
-http://www.mundodeportivo.com/momentos-del-deporte/20160628/402816727990/londres-vio-la-mejor-final-olimpica-de-la-historia-2012.html
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