lunes, agosto 10

La mayoría de las veces perdemos el norte con esto del deporte profesional. Un juego, honesto entretenimiento y rato ocioso que, de repente, empieza a ser tratado como algo donde nos fuera la vida a todos. La Copa América de 2015 de fútbol no pasará a la historia por la vistosidad de la circulación del esférico, aunque ha dejado cosas muy interesantes. Sampaoli y su cuerpo técnico salen muy reforzados por la labor hecha con la selección anfitriona, una Chile que fue justa campeona y revindicó a figuras como el meta Claudio Bravo, ganador de 4 de 4 trofeos posibles este curso, o el denostado Vidal, sobrepuesto de un polémico accidente automovilístico para ser reconocido como una de las piezas básicas de un triunfo largamente trabajado por el combinado chileno, el cual ya venía de cuajar varios Mundiales competitivos. 



Menos agradable será recordar la expulsión de Neymar en una irreconocible Brasil, lejos de lo que significa la canarinha desde siempre para este deporte, así como la excesiva dureza con la que se han empleado casi todas las defensas. Con todo, en Never Shall Me Down, siempre inclinados a los aros y tableros, nos dejamos caer por la batuta de Ginóbili, crack argentino de la bien llamada Generación Dorada de los Juegos de Atenas 2004, quien llamó al orden por el huracán desatado el último mes alrededor de la figura de Lionel Messi. 



Advertía el brillante escolta de los Spurs acerca de la delgada línea que marca la separación entre ganar y perder. No en vano, "Manudona" afirmó en una célebre ocasión: "Honestamente, si llega a entrar ese triple de Robert Horry, hubiera tenido que adelantar mis vacaciones a Cancún". En un tipo tan triunfador y que lo ha logrado prácticamente todo a nivel de clubes con la albiceleste, fue de agradecer un toque de cordura y Zen con licencia de Phil Jackson. Y es que Argentina es un país que vive como pocos esto de darle patadas a un balón. 

  

La final de Brasil y la de Chile han sido dos estocadas para una AFA que vive a medias entre el escándalo FIFA y la decepción de no estar explotando a uno de los mejores talentos que han tenido sobre el césped desde los días de Diego Armando Maradona. Y ese es el eterno problema. El doctor J y Michael Jordan. Michael Jordan y Kobe. Kobe y Lebron. Pareciera que somos incapaces de disfrutar de un prodigio sin correr a hacer comparaciones y listas. Los símiles pueden ser divertidos u odiosos, y la que planea sobre los dos dorsales 10 de la tierra de Mafalda se ha recrudecido, ayudado todo también por una inesperada salida de banco del autor del gol más bello de México 86 (quizás de todos los Mundiales). 



Los incondicionales de Leo se centran en su casi inmejorable palmares de clubes, siendo hoy, a pesar de su corta edad, considerado por una gran mayoría del público culé el MVP de una institución con más de cien años de antigüedad y plagado de grandes figuras a lo largo de su historia. Los maradonianos o seguidores de otros ídolos (viene aquí a la mente el mítico Pelé y sus 3 campeonatos del Mundo) acusarán con el dedo su falta de triunfos con la absoluta. Cada Mundial ha recrudecido la virulencia de algunos medios e hinchada, generándose un debate sobre si el astro es un "pecho frío" o dudas de si realmente siente la camiseta sudamericana. 



Y aquí surgen voces como la de Manu, que vienen a respaldar lo ya apuntado por César Luis Menotti. Messi es Messi. Pelé fue Pelé. Diego era Diego. Cada uno con su personalidad, genialidades, defectos, etc. Metamos también en nómina aquí a don Alfredo di Stefano, símbolo del mejor Real Madrid, al Cruyff de los 70 o al Zidane que se echó a una selección gala mermada en 2006 para rozar una machada. El Messi del torneo chileno parecía haber enterrado viejos fantasmas con exhibiciones de pases como la firmada ante Paraguay en semifinales, pero una final perdida en penales justificaba que volviera a surgir todo un debate nacional en la tierra presidida por Cristina Kirchner. 


Puede ser un problema de transmisión, quizá un tipo con el liderazgo y la gesticulación de Javier Mascherano aluda a unos valores que muchos hinchas argentinos piensan que no lucen en Messi, aunque fuera un pibe que eligió la celeste y blanca sobre la española. Burrito Ortega, mito de River Plate y ex jugador del Valencia, recordaba este aviso a navegantes: ¿Se imaginan que hubiera podido ser de la selección de los Casilla, Iniesta, Xavi, Ramos, Villa... más Lionel Messi? No obstante, Masche y Leo son muy buenos amigos y ambos parecían igual de destruidos tras chocar con el eficaz entramado defensivo chileno (añadiendo que el combinado de Sampaoli no se limitó a atrincherarse, privaron a los de Martino del balón en muchos compases de la final). 



Por eso fue tan bonito el gesto de dos muchachos chilenos al acercarse a un Messi postrado en el césped. Se trató de un pequeño gesto que significaba mucho, una lección de fair play de aficionados del ganador, un reconocimiento que ya tuvieron algunos cracks alemanes tras el tiempo extra (dicho lo cual no quita que fuera muy discutible e injusto el trofeo al mejor jugador de La Pulga, muy lejos de su mejor nivel físico y anímico). Ahora que ya se ha confirmado que no irá al próximo amistoso, avisos como el de Ginóbili alertan de que algún día podría ser para no volver. 



Nos hablaba el maestro Borges de dos monarca y sendos laberintos. Ya sabemos lo mucho que consiguió Maradona en su camino, también no pocos sinsabores. Pero la historia del Messi que reina incontestablemente en Barcelona con Argentina aún debe encontrar su final y, sinceramente, mal harían en apostar contra el fenómeno de Rosario. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.webnoticiasntn24.info/noticia/la-historia-de-los-ninos-que-consolaron-a-messi-tras-la-derrota-de-chile-a-argentina-en-la-copa-59081



http://www.ole.com.ar/argentina/Messi-Maradona-puro-abrazo_5_277822216.html



https://twitter.com/univisionsports/status/488444577037430784