El espectáculo de la final, el prefacio de los pitos
Sin duda, se trata de uno de los clásicos de la Copa del Rey. Bilbao y Barça son los dos clubes con más entorchados. El pasado sábado, volvieron a cruzar sus caminos. La escuadra de Luis Enrique tenía fresco el sabor de una disputada Liga y quería volver a levantar otra copa en breve. Los leones, por su lado, tenían cuentas pendientes desde hace 31 años. Los equipos grandes no se acostumbran a no rellenar sus vitrinas y, los bilbaínos invadieron pacíficamente con su inimitable afición la Ciudad Condal, espoleando a Valverde y a sus pupilos a lograr la machada, un Maracanazo copero en el mismísimo Camp Nou.
Alicientes con holgura para que solamente se hablase de eso en el césped, viendo cómo se las ingeniaba la defensa robijblanca para frenar el tridente mágico del ataque culé (Neymar, Suárez y Messi, cada vez más enchufados en su triunvirato sudamericano) y detalles tan buenos como los guantes que lució un motivado Herrerín, regalo del mítico Iribar, uno de los emblemas del Athletic. Por desgracia, desde muchos sectores se habían agitado las aguas y el entremés de esta gran obra de teatro iba a quitarle muchos minutos a lo que queríamos ver en el césped.
La pitada. Personalmente, no soy nada partidario de ellas, ni a un jugador, tampoco a un bloque o a un himno. Me parece una posibilidad de herir susceptibilidades bastante innecesaria. ¿Derecho a hacerla? Innegable. Históricamente, Barça y Bilbao han representado mucho para Cataluña y el País Vasco. Hay una corriente de sus hinchadas que es independentista, así se ha manifestado en no pocas ocasiones y nadie debería rasgarse las vestiduras por ello. Tampoco es menos cierto que son dos entidades tan universales que tienen partidarios en toda la geografía española y en no pocos lugares del extranjero, por ello, desde ese tendido, lo único que me deja perplejo son las generalizaciones y el uso descabellado que algunos quieren hacer de una tontería que ocurre por 90 minutos y debería servir para distracción, diversión y festejo.
Luego estaría, claro, el tema de la monarquía, institución que, les reconozco, no casa mucho conmigo. No por antipatía concreta a Felipe VI, sino porque creo que a buena parte de la sociedad nos gustaría la posibilidad de que el jefe del estado fuera elegible, no un derecho transmitido y hereditario. Sin embargo, el monarca era un invitado de protocolo en una Copa que lleva su título (otra cuestión es que sería fantástico re-formular si se quiere que esto siga así) y, como culé, me gusta que el Camp Nou sea siempre lo que ha sido, un excelente anfitrión. Por fortuna, el soberano para las personas seguidoras de lo que ocurre con la pelota, se llama Leo...
El hombre tranquilo
Hasta ese momento, la defensa norteña se había mostrado firme y segura. Balenziaga recibió un encargo muy duro y se aplicaba él con dureza, pero también nobleza y táctica. El astro argentino tomó las riendas y decidió iniciar en la banda uno de sus mejores goles, con el añadido de que era una final. Leo sigue siendo de los más lentos cuando no tiene el esférico y, ay pibes, el más rápido cuando la coge con velocidad. Un tanto que sonaba a redención. Lástima que se sigan buscando discusiones bizantinas cuando se tiene la suerte de poder verle en directo.
Alfredo, Diego, Pelé, Cruyff, Zidane... Maestros ha habido, por suerte, bastantes. El empeño fanático de algunos de olvidar el pasado para ensalzar al muchacho de Rosario va solamente a la par en estrechas miras de los que pretenden ningunear a un 10 que, como el genial Mono Burgos afirmó: "No entiendo como mi amigo Alejandro [Sabella] parece preocupado. Tiene al Chiquitito. Y el Chiquitito es capaz de mover el área cuando la pisa". Es irrepetible. Como Alfredo, Diego, Pelé, Cruyff, Zidane o quienes ustedes quieran poner en la nómina.
Incluso un tipo de regate y olfato fino en los comentarios, el Lobo Carrasco, se dejaba caer por esa tentación en el éxtasis: "Yo tenía un amigo que también hacía esto... pero claro, solamente 5 o 6 veces". Querido Lobo, gracias por la Recopa de Basilea y ser el primero de lo que luego fue la Masía, pero, si Maradona solamente lo hizo cinco o seis veces en su vida, que le devuelvan la entrada a miles de napolitanos y argentinos que vivieron un efecto hipnótico.
Cada uno tuvo su tiempo y lugar. Tras un año donde el físico no acompañó y con problemas extra-deportivos (cuestiones de Hacienda donde todo hijo de vecino debe ponerse al día, aunque sea un futbolista de élite, o esa debería ser la teoría, y ojito con qué asesores se buscan), Lionel ha vuelto donde quería estar. No es un jefecito a lo Javier Mascherano para liderar con verbo notablemente claro y bien medido en una rueda se prensa, lo suyo es sentir que desaparece, cual Billy Elliot, en el lugar que más le gusta en el mundo. Y cuando lo hace de azulgrana, todos los culés respiramos más tranquilos.
Aquel tipo fuerte y callado...
Así recordaba Tony Soprano a Gary Cooper, especialmente en Solo ante el peligro. Durante años y años, Andoni Iraola ha ejercido ese papel, poniendo el pasado duelo el fin a una aventura que acabó sin trofeo, pero se lleva más, muchísimo más que un título. Superó los 500 partidos en el club de sus amores, defendiendo los colores que muchos chavales de una ciudad llamada Bilbao aspiran a conseguir porque, de ahí la grandeza y el riesgo de su apuesto, el Ahtletic es la excepción a la regla en el mundo futbolístico pos ley Bosman y de derechos televisivos poco equitativos.
En el otro extremo, la juventud de un chaval como Williams, entregado desde el primer momento a dejarse el alma los 90 minutos. El larguero y un gran salto para batir a Ter Stegen cuando muchos otros hubieran entregado la cuchara. Nada que reprochar a una abismal diferencia de presupuestos, Iraola y sus compañeros perdieron la batalla, pero no hubieron de entregar ningún estandarte, porque lo lucharon hasta el final.
Se emborronó todo un poco por el tema Neymar. El brasilero siempre es noticia por cuestiones que se alejan de lo que mejor sabe hacer. Ya sea su extraño fichaje o su conducta cuando el partido está dominado. Le pasó en el Calderón y ahora ante el Athletic. Su alegría, creatividad y talento valen el billete de una entrada. A pesar de su fama de piscinero (ha hecho méritos para ganársela, todo hay que decirlo) es un jugador al que se le da y mucho. Se lo advirtió Valverde con amabilidad y debería tomar buena nota de ello. ¿Cómo se sentirían Piqué o Jordi Alba si alguien les hiciera esas frivolidades en Berlín si la Juve fuera ganando con holgura en el descuento? Pues eso. Tiene talento, condiciones y desparpajo, Neymar únicamente debería saber seleccionar el momento.
Se olvidó todo pronto con el final del juego. Las dos aficiones esperaron al alzamiento de la copa, mientras que Bilbao recibió a los suyos con todos los honores, premiando el esfuerzo y el excelente curso (sobre todo la segunda mitad, tras un inicio con muchas dudas). Las aficiones desde las gradas dieron una lección de civismo y no hubo de lamentarse ningún altercado. Mientras tanto, en la zona noble...
Las amistades peligrosas
Política y deporte son una pareja que casa bastante poco, aunque parecen buscarse con insistencia, sobre todo, desde el primer flujo al segundo. Tardaron más bien poco desde altavoces del gobierno en reclamar sanciones y medidas drásticas por la pitada. Considerando el hecho poco edificante el hecho, no dejó de comulgar con la opinión de Rico: "Ya hay bastantes problemas". La rapidez en colocar en el ojo del huracán todo esto y las ganas de cada cual de dar su opinión entre las autoridades públicas da envidia sana, ojalá se respondiera con esa celeridad y urgencia en bastantes cuestiones que serían mucho más importantes.
Tampoco resultaba comprensible la enorme sonrisa, digna del gato de Cheshire, del señor Artur Mas. No se puede atribuir a la victoria del Barça, porque, salvo que sea una reencarnación del oráculo de Delfos, aún no se conocía el desenlace. Así que un duende malicioso me lleva a pensar que le gustaba aquello de la pitada y la oportunidad que le brindaba el Barcelona para hacer propaganda del 27-S. Eso me parece muy bien, pero tiene otros focos y altavoces, no resulta alentador que una entidad con tanta tradición termine sirviendo a propósitos de terceros, sea quien sea ese tercero. En el Nou Camp me basta con tener a Xavi, Iniesta, Bravo, Alves (sí, incluso con esos pelados) y cía, que Convergència, PP, PSOE o el partido que ustedes que quieran, se vayan a dar un mitín donde les de la gana, pero aquí no, por favor.
Y es que, visto lo visto, no puede dejar uno de darle la razón a Loquillo acerca de los monopolios, algo que es interesante viniendo del músico, reconocido culé (hay que serlo para atreverte a gritar gol en el Bernabéu tras una falta de Messi): "¿Qué el Barça representa a Cataluña? Claro que sí. Y el Espanyol, el Joventut....". Además, aunque algunos les pueda parecer una marcianada, hay en Catalunya seguidores del Madrid, del Bilbao e, inclusive, gente que cree en la independencia y a la que no le importa nada el fútbol.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
http://www.mundodeportivo.com/futbol/athletic-bilbao/20150527/20253474911/ya-ha-empezado-el-marcaje-a-messi.html
http://www.marca.com/2015/05/30/futbol/equipos/athletic/1433021242.html
http://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/copa-del-rey/2015-05-31/felipe-vi-escuchaba-el-himno-a-duras-penas-mientras-artur-mas-sonreia_864483/
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