Never shall me down

Pau Gasol sabe que la NBA no es fácil. A pesar de sus numerosas participaciones en un evento de tan restringido acceso como el All Star, acompañado de tres presencias en las Finales (2 anillos al zurrón, incluyendo una épica final ante los poderosos Celtics), hay cierto rumor cara a catalogarlo de "blando"; es decir, jugador de movimientos finos y poco dado a la lucha bajo tableros. Una etiqueta torpemente puesta que desmentiría el más superficial análisis de la carrera profesional e internacional del ala-pívot. Pero extiendan un bulo y algo queda. 

Probablemente por ese conocimiento, el deportista español habló de Becky Hammon. Una de las ayudantes más destacadas de un entrenador del calibre de Gregg Popovich, ha sido protagonista últimamente de cierto bulo referido a su cada vez más ascendente presencia en el foco del staff técnico spur (donde tenemos a gente del prestigio de Ettore Messina). Bajo esa teoría, todo sería simplemente una hábil propaganda de la avispada franquicia texana. Una forma de exportar que están por la lucha de la igualdad, convirtiéndose esta profesional en un pretexto, una figura que está solamente en San Antonio porque en este mundo globalizado todos los negocios quieren tener el máximo número posible de potenciales clientes. 

La indignación de Gasol en su carta pública es francamente comprensible. Ha trabajado con Hammon el tiempo suficiente para darse cuenta de que, bajo su juicio, tiene la suficiente experiencia para desarrollarse como head coach en el nivel que ella estime oportuno: incluyendo la NBA, pese al dato estadístico de que en setenta años ninguna mujer ha sido la principal estratega de una franquicia. Sin duda, sería histórico y una noticia a celebrar, aunque estaríamos impidiendo que el árbol nos dejase ver el bosque. Exactamente, ¿dónde quiere señalar Gasol al hacer este alegato? 

Becky Hammon se graduó en 1999. Destacada por su aportación baloncestística durante esos años, los ojeadores de la WNBA albergaban serias dudas sobre ella a la hora de incluirla en el draft. El problema, como sucede con otros talentos a la hora de entrar en este nivel, era su adaptación física a un medio con jugadoras mucho más altas y fuertes que la media de otras competiciones. Sin embargo, se atrevió a dar el salto, siendo una pieza indispensable de sus equipos, colgando las zapatillas en las filas de las San Antonio Stars (2014). 

Por ello, esa trayectoria merece un respeto. No se sienta al lado de Popovich y expresa su opinión durante un partido apretado de los Spurs por cuestiones de marketing ante la cámara, se trata de un derecho que se ha ganado trabajando duro en la pista. Tampoco será un préstamo cara a sus futuros trabajos. La historia ha dado ejemplos de excelentes entrenadores que nunca pudieron cumplir su sueño de ganarse el sueldo jugando, mientras que algunas grandes estrellas no tuvieron la fortuna de transmitir su IQ en la cancha cuando les tocó enfrentare a un vestuario. 

Lo que se ha labrado a pulso la ex jugadora es el derecho a la oportunidad. Por ello era tan valiosa la apreciación de Pau Gasol. También lo fue la decisión de Popovich de contratar sus servicios en 2014. Como ha repetido siempre que se la ha cuestionado, Pops ha resaltado que no lo hizo por tratarse de una mujer, igual que Messina no trabaja a su lado por ser un hombre. En ambos detectó que podían aportar cosas buenas a su plantilla. Como se expresaba en la carta del baloncestista catalán, la mejor noticia dentro de unos años será que este tipo de cuestiones no importen. 

El apellido de Hammon es uno de los que más sonó en una lista de candidatos que tienen los Bucks. Las noticias en este sentido estaban siendo muy curiosas en Milwaukee, donde también se habló de David Blatt, un técnico muy interesante y con experiencia en distintos formatos de competición. En una interesante entrevista, nuestra protagonista reconocía sin medias tintas que su sueño ya fue cumplido al ser una exitosa jugadora. Para ella, esta nueva faceta es una forma de seguir conectada a su sana obsesión. En ese sentido recuerda mucho a la trayectoria de Cheryl Miller o Doug Collins, quienes siempre han buscado la forma de estar vinculados al basket en su vida. Finalmente, Mike Budenholzer fue la persona escogida, una buena elección habida cuenta de su rendimiento y filosofía de juego en bloque. 

Popovich, siempre con una visión que va un poquito más allá, ha compartido importantes reflexiones a este respecto. No le caben dudas de que hay ciertos paralelismos entre su colaboradora y otros discípulos aventajados como Steve Kerr, quien pasó de ser un excelente triplista a las órdenes de Michael Jordan para dar cátedra en un equipo campeonísimo como Golden State Warriors. Lo que asusta al técnico de San Antonio no es la capacidad de su recomendada. Advierte que la franquicia que la contrate por marketing o ganar puntos políticamente correctos estará incurriendo en un error de proporciones mayúsculas. 

Cuando Becky Hammon era un niña descubrió que le divertía mucho jugar al baloncesto. También disfrutaba viendo partidos de la NBA por la tele. Le preguntó a su padre si algún día ella podría estar allí. Él, intentando suavizar cualquier asomo de desilusión, le comentó que no, si bien existían otros caminos donde podía volcar esa pasión por la canasta. Hoy, esa posibilidad sigue estando lejos...pero un poco menos. Hammon sabe fajarse bien ante pronósticos agoreros.