Never shall me down

Es un tipo pasional que ha aprendido a medirse. Fue un jugador excelente que ha demostrado ser todavía mejor técnico. En el pasado, no manejaba del todo bien los medios y llevaba a confusión al hacer alusiones a jugadores rivales, como en aquella primera Copa del Rey ganada ante el gran Juan Carlos Navarro. Hoy, Pablo Laso se desenvuelve en rueda de prensa como los ángeles. La vida es aprendizaje y cada uno de sus exitosos años en el Real Madrid ha sido una enseñanza donde él también ha sido alumno aventajado. Principalmente, de la mano de Alberto Herreros y un staff bien organizado. En una casa tan amiga de los titulares hiperbólicos para lo bueno y menos bueno, la sección de basket es un bastión de tranquilidad, un modelo de organización. 

Zeljko Obradovic supo verlo mejor que nadie y sintió la punzada de orgullo hacia el hijo que supera al padre por primera vez en el juego predilecto de ambos. La final de Belgrado fue extraña. Con más errores que de costumbre en dos escuadras exquisitas, las mejores junto al Olympiacos en la última década en la exigente Euroliga. Pequeños detalles, eso dijo el anfitrión en su ciudad natal. Laso superó a su viejo maestro con limpieza y justicia, en un partido donde los blancos ajustaron de maravilla tras el 40-38 inicial para los turcos. 

A lo largo de estos años, el técnico merengue ha vivido grandes alegrías y tremendas decepciones. De todas ellas ha sacado la conclusión de que la guerra de verdad en este deporte se disputa entre mayo y junio. Por ello, es tan admirable el tributo que le rindió el maestro balcánico, quien le tuvo a sus órdenes. Lesiones constantes y un curso duro, incluyendo una final de Copa perdida. Pero el Madrid nunca renunció a la fe. Confiaba en el alma de Llull y en que Doncic los llevase en volandas mientras tanto. Pero estamos simplificando. ¿Causeur habría alcanzado el nivel excelso de esta F4 con otro entrenador?

  

Deberíamos sentirnos ofendidos. En más de un sentido, Luka Doncic desafía muchas de las reglas que se juzgaban inamovibles en este deporte. Pero las normas pueden (y deben) romperse por los genios. El esloveno ya apuntó sus maneras desde que desembarcó en el primer equipo merengue. A partir de ahí, compañeros y técnicos le han permitido expresarse, sin prisas en acelerar el curso natural de su desarrollo. Esta F4 ha sido su consagración. El MVP de hace dos semanas será el primero de muchos, aunque la pregunta ya es si será al otro lado del Atlántico en el próximo curso. 

Y lo ha hecho en un puesto de extrema delicadeza. Doncic brilló un día donde el CSKA de Moscú presentaba una pareja formidable: Sergio Rodríguez y De Colo. Muchos pensamos que el Chacho era el peor rival posible para la maquinaria blanca. Pocos conocen mejor el funcionamiento de esa orquesta. Pero erramos. Al final, Laso fue quien nos demostró que nadie sabe mejor cómo cerrarle las puertas a su antiguo crack. Una metáfora perfecta fue que Lull falló un tiro libre, los moscovitas perdonaron a la vuelta y, en la siguiente jugada, la respuesta del renacido coloso fue un triple de los suyos, plagado de emotividad. 

Y es que Doncic nunca está solo. Sabe que Jaycee Carroll juega menos de lo que merecería, siempre enchufando sus tiros con mecánica perfecta sin poner aspavientos. El esloveno es consciente de que Felipe Reyes y Gustavo Ayón son alma y corazón bajo tableros. Tras el primer arreón del Fenerbahçe o el fantástico primer cuarto del CSKA de Moscú (30-20 con canasta sobre la bocina), el conjunto español demostró calma, entereza, creencia sin límites en sus opciones y, como bien apuntó es delicia de analista que es Andrés Monje, una clave: se habla mucho de su fabuloso ataque, aunque este Madrid ha aprendido a defender.


El vuelo más dulce, la espera dolorosa



Obradovic se la ingenió para mantenerlos vivos hasta el final. Y eso que no fue una de sus mejores gestiones, sobre todo en materia de preservar a jugadores clave con faltas. Pero siempre termina retornando para el último hurra. Por eso debe ser tan bonitas para los fans de Estambul las declaraciones sentidas de Kalinic, tremendo jugador. Aquel palmeo de Thompkins cuando el Madrid falló sus dos tiros libres (su única asignatura pendiente este fin de semana) dolió mucho a un bloque que compite casi tan bien como los merengues. Recordó a cierta jugada frente al CSKA. Los de Laso han dado la receta a los turcos: la Euroliga nunca paga sus deudas, deberán ser ellos quienes vuelvan a presentarse a una F4 para recuperar el cetro.



Para Laso y los suyos fue el retorno más hermoso. La consolidación de un grupo, la madurez de Rudy Fernández, más centrado y solidario que cualquier otra campaña. No hay eslabón débil en su estructura. Walter Tabares no lo ha pasado siempre bien; ahora saborea el fruto del trabajo silencioso e imprescindible. También disimulada sonrisa de satisfacción en el Zalgiris Kaunas de Sarunas Jasikevicius. Hizo los deberes en la primera mitad para no tener sorpresas ante el irreconocible bloque moscovita. Las ráfagas triplistas blancas dejan muy tocado y hundido a un todopoderoso equipo que ha perdido 6 de sus últimas 7 finales en esa instancia. Por inversión y expectativas, además de mala organización del vuelo de regreso, fueron los grandes derrotados del evento. Los de Saras se van tras ser dignos en cada uno de sus dos encuentros ante presupuestos bastante mayores.



Lo malo de los perseguidores es que proyectos como el de Madrid o Fenerbahçe se enriquecen mutuamente, mejoran y afinan sus escasos puntos débiles. El verano es largo pero se antoja un abismo de distancia. Da la sensación de que otros oponentes piensan que algún día tendrán estómago lleno y entonces ellos remontarán sus antiguos vuelos en la abdicación, que ya pasará la tormenta. Eso es no haberse enterado de nada durante estos siete años de lo que están haciendo Pablo Laso y los suyos. No van a renunciar a su competitividad y serán asiduos de las últimas instancias. La única manera de bajar al rey de la montaña será trabajar más duro que ellos. Salvo en la Escuela Obradovic, no se otea a ese posible aspirante frente a la dinastía.