lunes, octubre 31

El queso y los gusanos



Los Playoffs de 1989 se habían convertido en el reino del miedo. Los Ángeles Lakers estaban pulverizando todas las marcas en el Oeste, conquistando su conferencia sin ninguna derrota en las eliminatorias. Eso sí, pagaron el terrible peaje de la lesión de Byron Scott en el camino. Por su lado, en el Este, un joven prodigio técnico y atlético llamado Michael Jordan conmocionó a unos excelentes Cleveland Cavaliers, propiciando una milagrosa victoria de los Chicago Bulls que se crecieron hasta el punto de batir también a los New York Knicks de Patrick Ewing. El último obstáculo en el camino para MJ y los suyos era una roca formidable: los Detroit Pistons, quienes, tras años de cruentas batallas, acababan de lograr abatir por segunda vez a sus verdugos favoritos, los Boston Celtics del histórico Big Three: Kevin McHale-Robert Parish y Larry Bird. 



Los toros volvieron a reventar todos los vaticinios al robar el primer encuentro en el Palace, con Jordan en sus usuales niveles divinos. Los Bad Boys de Michigan reaccionaron el segundo día, pero el tercer choque se les escapó de las manos con una canasta mortal del 23 sin tiempo en el reloj para dar respuesta. Estaba claro que los pupilos de Chuck Daly estaban contra la espada y la pared. Sin embargo, eternos supervivientes, exprimieron su formidable segunda unidad para vencer a los jóvenes y exuberantes Bulls por pleno agotamiento. Entre un abanico de suplentes de lujo (Vinnie Johnson, James "Buda" Edwards...), existía un jovencito de eterna sonrisa maliciosa: Dennis Rodman. 



Ocho, doce, trece, dieciocho, catorce y quince. No era un prefijo para llamar a la Motown, que hubiera dicho el añorado Andrés Montes, se trataba de los rebotes capturados en cada encuentro por el zagal de poco más de dos metros, pero que parecía tener un imán para el rebote. Inteligentísimo en la colocación, valiente para recibir golpes, poco escrupuloso para darlos también, una provocadora mirada traviesa martirizaba a los interiores de los Bulls y a los pobres colegiados. Comentaristas de prestigio como Hubie Brown no intentaban disimular la debilidad que sentían por un defensa que parecía haber nacido de la pizarra del  técnico más exigente. "El Gusano", como lo apodaba su propia grada, fue una pieza esencial para que Detroit pudiera festejar su segundo pase consecutivo a las Finales.   


De todas las malditas ciudades...




A pesar de haberse perfeccionado su complicidad en pista con sus otros compañeros, especialmente un tal Scottie Pippen que lo hacía todo bien en la cancha, los Chicago Bulls cayeron por tercer año consecutivo ante los Pistons. Sus Satánicas Majestades del basket rubricaron su hegemonía con el segundo anillo de una camada tan polémica como talentosa. Por el camino, nadie les exigió tanto como los jugadores de Phil Jackson. La felicidad de Rodman era clara. Por aquellos días, nuestro protagonista había dejado el banquillo para erigirse en titular y ojito derecho de Chuck Daly en pista. Únicamente hubo otro jugador al que el futuro técnico del Dream Team colocó a la altura de Dennis en deseo de ganar: Drazen Petrovic. Está todo dicho. 



Para entonces, el daño infligido entre las dos franquicias era enorme. Había rivalidades que llegaban a lo personal como la de Isiah Thomas y el propio Jordan, Pippen había sufrido toda clase de arañazos, contusiones y mareos por la "eficacia" de los Laimbeer y Marhorn en sus desempeños, etc. Para no pocos en Chicago, la sonrisa afilada de Rodman era la gota que colmaba el vaso. Por ello, no tiene nada de extraño que fuera tan placentero para Jordan y sus compañeros ver pasar por el yugo a buena parte de los Bad Boys en su ansiada revancha (con la honorable excepción de Joe Dumars que aguardó caballerosamente para dar la mano a los vencedores), incluyendo al temible Dennis, quien ya empezaba a augurar su gusto por cambiar de peinado. 



A pesar del descalabro en las Finales del Este, la vida deportiva sonreía al bueno de Rodman, quien estaba consolidado como titular y fuerza inigualable a la hora del marcaje personal y astucia bajo tableros. De cualquier modo, Detroit empezó una acelerada descomposición con errores en gerencia, traspasos apresurados y, lo peor para nuestro protagonista, la marcha de Chuck Daly, figura paterna para alguien que, dones atléticos al margen, no dejaba en muchos casos de ser un muchacho sin guía. En 1993, se consumó el divorcio de un matrimonio muy bien avenido durante años, la grada del Palace vio como Dennis Rodman marchaba a los San Antonio Spurs. Lo que Kid Rock, fiel garganta de la grada obrera de Michigan, resumió como nadie en el documental de la ESPN sobre los Bad Boys fue la única cosa que no pudieron perdonarle a su enfant terrible. Tras los Spurs, el hijo pródigo decidió su nuevo rumbo. "De todas las ciudades posibles...".


El último lado del triángulo Zen



Jim Stack, ayudante de Jerry Krause, cabeza rectora en los despachos de los Chicago Bulls, estaba desafiando a la lógica y el sentir de los medios de Chicago. Y, como hubiera dicho Galileo, sin embargo, se movía. Tras haber sucumbido ante la fuerza interior de Shaquille O´Neal y Horace Grant en Orlando, un Michael Jordan recuperado para la causa, en perfecta armonía con Pippen, necesitaba a alguien dentro para mantener el grado de excelencia alcanzado. Gracias a los informes de Stack, la Ciudad del Viento recibió una inyección que Pistons, Celtics y Lakers no tuvieron cuando sus magníficas dinastías de los ochenta empezaron a dar síntomas de agotamiento por la edad. A pesar de ser el último agente libre en la lista, Stack recomendó encarecidamente el fichaje de un Dennis Rodman que permitió a David Robinson ser el máximo anotador de la NBA guardándole las espaldas ; podríamos añadir que el resto del tiempo lo pasó en su transformación post-separación traumática. 



Aquel Rodman era un enigma. Sin Daly para aconsejarle con rigidez pero cariño, parecía una mezcla de auto-destrucción y creatividad bohemia. Medio mundo pensaba que el Gusano se había vuelto loco, la otra quería ser como él. El chico tímido que llegó para chupar banquillo en la cuna de los Bad Boys era ya una mega-estrella que se exhibía por fiestas con la sonrisa que el emperador Calígula dedicó a un zapatero galo que osó llamarle payaso: "Lo soy, pero, ¿cómo crees que son quiénes me siguen?". Phil Jackson, perro viejo de olfato fino, esperó con curiosidad el jet privado que desde California traía a alguien que se las había tenido tiesas con Jordan y Pippen, sus dos ángeles de la guardia en la mítica dinastía de Chicago. 



Mientras los agentes y directivos hablaban de dinero, el Maestro Zen logró que Jack Haley le permitiera conversar cinco minutos en privado con Rodman en un patio aparte. En realidad, hablaron poco. A Jackson le sobraba instinto para saber que un niño maltratado en sus primeros años como Rodman valoraba muy poco las promesas, lo único que le interesaba era saber si sería capaz de recuperar a aquel defensa que sufrieron sus Bulls y los de Doug Collins a finales de los ochenta. El diablo llegó a la cita con sombrero, gafas y el amuleto de una antigua tribu de Oklahoma. Todo el asunto se llevó en secreto por el malestar que traería en ciertos mentideros meter a un fichaje que había sido estandarte de la peor pesadilla de Michael Jordan, los Bad Boys. 



Krause, general manager indiscutible de aquella época gloriosa, y Jackson hablaron largo y tendido. Todo lo despreocupado que estaba Rodman lo equilibraban ellos con nervios. Sin embargo, tras el visto bueno de MJ y Scottie, el demonio entró en el vestuario del jugador que se disfrazaba de Dios en lugares como el Madison o el Boston Garden. Se concretó el fichaje de Cruella de Vil, alguien que había quitado brevemente el título de reina pop a Madonna tras su affaire... Sus vestidos estrafalarios, aquella sonrisa por un chiste privado que nadie más entendía... 



Una temporada después, los Chicago Bulls ganaban 72 partidos en temporada regular y, nuevamente el anillo. ¿Adivinan el nombre del máximo reboteador del equipo? 



BIBLIOGRAFÍA:



-JACKSON, P. y DELEHANTY, H., Lecciones espirituales de un guerrero de los tableros, Editorial Paidotribo, Badalona, 2010. 



ENLACES DE INTERÉS:



-ESPN BAD BOYS



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://es.pinterest.com/explore/dennis-rodman/



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-http://www.nba.com/bulls/news/scottie-pippen-believes-former-bulls-teammate-dennis-rodman-belongs-basketballs-hall-fame.html