lunes, abril 11

"Con todo, Aníbal se preparó adecuadamente contra las cualidades antedichas y, en el momento crítico, adoptó, con habilidad incomparable, las medidas que estaban en su mano, de las que se podía esperar razonablemente un éxito [...]. Hizo todo lo que pudo para obtener la victoria. Si fracasó, debemos ser comprensivos con él. Hay ocasiones en que la fortuna y el azar se oponen a los intentos de los hombres valientes".- Polibio, Historias, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1981. Traducción efectuada por Manuel Balasch, 



Joe Dumars era un asesino silencioso. A pesar del exuberante talento anotador de Isiah Thomas, el estelar base de los Detroit Pistons al que él guardaba las espaldas, o la capacidad reboteadora e intimidación de un joven prodigio llamado Dennis Rodman, Chuck Daly, arquitecto en los banquillos de los Bad Boys bicampeones de la Ciudad de Motor a finales de los 80 del pasado siglo, no dudaba en lo relevante que era aquel hombre sereno, de discreto corte de pelo y bigote bien recortado. Sin estridencias, Dumars anotaba cuando la ocasión lo requería y, todavía más importante, nunca protestaba por defender a la mejor estrella del rival. Un tal Michael Jordan puede dar fe de las arteras tretas de un marcador infatigable, uno que aguardaba a que su presa cometiera un error. 



Ya retirado de las pistas, este profesional del basket encontró acomodo en los despachos. Detroit, su antiguo club, le esperaba con los brazos abiertos. A la grada obrera por excelencia de la NBA le complacía su ética de trabajo y su análisis minucioso de posibles fichajes. Fue el principal instigador de la llegada de un rápido escolta con fama de indolente, RIP Hamilton, quien aterrizó desde los Wizards a demostrar al mundo que podía ser el nuevo Reggie Miller a la hora de moverse sin balón. Otra adquisición celebrada fue la de Chauncey Billups, base trota-mundos que parecía incapaz de establecerse en ninguna franquicia. Juntos, fueron la mejor pareja exterior que el Palace de Auburn Hills recuerda desde la época de Isiah y el propio Dumars. 



Cada vez más respetado por sus decisiones, Dumars dio su golpe maestro al romper el mercado de fichajes tras el All Star de 2004 y traer al polémico Rasheed Wallace a los Pistons. Buena parte de la opinión especializada afirmó que aquel sospechoso habitual de los Blazers iba a cargarse la atmósfera de un vestuario ejemplar. Apenas unos meses después, bajo la sabia batuta de Larry Brown, Sheed y sus compañeros celebraban el tercer anillo del collar azul. La siguiente temporada cayó un subcampeonato tras 7 bravos partidos frente a los San Antonio Spurs. La tercera estableció el récord de partidos ganados en fase regular de Detroit. Pero el anillo se escapó por méritos del rival (Miami Heat) y defectos propios (peor preparación física que en las dos últimas ediciones para llegar sanos al momento final). 


En verano de 2007, la segunda generación de Bad Boys empezaba a sentir uno de los aguijonazos que caracterizan a los equipos ambiciosos: eran muy buenos y pertenecían a la élite de la liga, pero les faltaba algo para aspirar a ser una dinastía, especialmente tras la inesperada marcha de Ben Wallace cuando el núcleo duro del quinteto titular que jugaba de memoria. Dumars y los despachos de la Motown empezaron a moverse sutilmente hacia un jugador al que conocían bien: Kobe Bryant. Muchos cifraban el éxito de Detroit en las Finales de 2004 en la excelente defensa que Tayshaun Prince, quien se había pegado a un escolta angelino que se encontraba en la plenitud física y técnica de su juego, no así en la madurez. 



La mala relación de Kobe con algunos de sus compañeros era un hecho, así como que había tenido etapas de auténtico odio con pesos pesados como Phil Jackson o Shaquille O´Neal. Sin embargo, pese a estar en unos Lakers con mucho menos talento y nombre que antes de la disolución del proyecto conocido como los Cuatro Magníficos (Payton, Malone, Kobe y Shaq), Bryant había multiplicado sus prestaciones en cancha. Varias noches con más de 50 puntos, 81 en una jornada celebrada en el Staples para la leyenda contra Toronto, All Star perenne... Nadie podía dudar de su calidad. Dumars y los suyos sabían de la insatisfacción del astro por ver muy lejos obtener su cuarto anillo. Parecía imposible, pero, ¿y si lo obtenían? 



Durante años, el principal protagonista negó la mayor. El angelino había dicho no a vestir los colores de los Pistons, no entraba en sus intereses, en el Este solamente quería portar la elástica de los Chicago Bulls, enamorado como estaba de la leyenda allí fraguada por Michael Jordan. En su conferencia, Mitch Kupchak, responsable y general manager del equipo de Hollywood, le había dejado claro a su estrella que no pensaba reforzar a ningún rival directo del Far West con su mejor pieza. Mike D´Antoni, entrenador de los flamantes Phoenix Suns de aquel tiempo, dejó una frase para el recuerdo: "¿Tener a Kober? No nos lo darían ni aunque incluyéramos el Gran Cañón en el traspaso". El técnico amante del basket ofensivo puso los mismos ojitos que el Cholo Simeone tendría de saber que el Atleti está a un garabato de fichar a Messi.  


La última visita al Palace de Bryant fue una buena excusa para resucitar el viejo rumor, el cual fue mucho más fuerte de lo que nunca habríamos imaginado. Los Pistons habían estado incluso dispuestos a mandar a RIP Hamilton, su alma en ataque, junto con varios jóvenes talentos y rondas del draft. Era una declaración de intenciones que el propio escolta sabía y había comentado con el otro interesado. Llegado el momento, Dumars había estado abierto a negociar con cualquier nombre que no fuera el de Chauncey Billups o Rasheed Wallace. Por momentos, estuvo hecho, ¿cuál habría sido la historia? 



Divierte en este ejercicio de basket ficción pensar en cuál hubiera sido el resultado de juntar a dos de los prodigios baloncestísticos más importantes de Philly. Incluso en su peor año en lo personal, Jackie Wallace, madre de Sheed, logró sacar una sonrisa al divo anotador cuando le encontró antes de embarcar en el autobús de los Lakers. Juntos habían protagonizado un emotivo abrazado en el mítico séptimo partido de las Finales del Oeste entre Lakers y Blazers. Wallace, uno de los jugadores más expresivos del campeonato, era uno de los pocos en la liga que se atrevía a interrumpir una laudatoria rueda de prensa de Kobe en el All Star de Houston (2006) para gastarle una broma. Seis años antes, en Oakland, en el debut de Rasheed como All Star, Bryant le dibujó un precioso ally para que terminase a dos manos el ala-pívot por aquel entonces en Portland. Hubiera sido una relación curiosa. 



¿Y el resto de la plantilla? A nivel personal les habría afectado a todos, pero en el caso de Billups, Hamilton era algo más que su segunda mitad en pista, casi se trataban de hermanos. El agravio que hubiera sido traspasarlo podría haber dejado varios resquemores. Sin embargo, no es menos cierto que el mejor base de aquellos años en el Este con uno de los anotadores más explosivos de la Historia podría haber tenido un efecto devastador. Todos recordamos lo que fue capaz de hacer Bryant en unos Ángeles muy bisoños, ¿y respaldado por un técnico como Flip Saunders y un bloque capaz de protegerlo con uñas y dientes? Aquellas Finales a cara de perro ante Cavs y Celtics hubieran podido tener un signo distinto con el factor Kobe, un toque de genialidad cuando el esfuerzo de bloque no llegaba.  


"Vamos a hacerlo". Fue el mensaje de texto al móvil que el general manager angelino mandó a Dumars, quien lo leyó mientras los Detroit Pistons preparaban un partido de pretemporada frente a los Dallas Mavericks. Verano de 2007. Durante aquellas horas, el asesino silencioso lo había vuelto a hacer. Sí, era cierto, había perdido varios jóvenes talentosos y elecciones futuras del draft, además de a un icono del equipo, un profesional intachable llamado RIP Hamilton. Pero, conservaba un bloque ganador y les incorporaba a un jugador al que quedaban varios años del mejor baloncesto posible. Ni siquiera los Cavs del joven Lebron James podrían competir con ese cóctel de talento y tablas.



Y resultaba que Kobe estaba dispuesto. Era cierto que su seguridad hubiera sido todavía mayor de no haberse producido la súbita marcha de Ben Wallace. Los Pistons accedían a todas las demandas angelinas. Adiós al sueño de emular a Mike en Chicago, el mejor escolta de su generación se tornaba en un Bad Boy. Y entonces llegó su catarsis con el doctor Buss. El patriarca del Showtime tuvo una conversación personal con su estrella que lo convenció de que debía terminar su carrera vestido de púrpura y oro. Ahí se silenció lo que había sido una realidad tangible, un traspaso hecho. La decisión de Bryant fue muy afortunada para él,  apenas unos meses después le vendría Pau Gasol en un polémico movimiento que Popovich resumió como nadie: "Me hubiera gustado vetarlo". 



Final feliz en Calfornia, donde dos anillos estaban destinados a viajar hasta allí. También justo premio para Hamilton, quien nunca mereció salir por la puerta de atrás de aquel magnífico bloque que él ayudó a conformar. Pero permitan que nos quedemos en esta historia con el derrotado. Un Joe Dumars que había estado a unas horas de haber dado con el botón clave para cambiar la NBA como la conocemos hoy en día. Solamente un audaz habría sacrificado una franquicia ganadora para dar un paso todavía mayor para ser una dinastía. Apenas una temporada después volvió a intentarlo con otro genio apellidado Iverson, pero la espalda de The Answer dijo no. 



El antiguo pupilo de Chuck Daly, el único hombre que había estado involucrado de una forma u otra en todas las Finales disputadas por los Detroit Pistons, dimitió de su cargo en un mar de críticas, acusado de haber dilapidado una herencia ganadora. Sin embargo, el paso del tiempo sigue revelando a Dumars como un hábil estratega, una persona que hizo todo cuanto estuvo en su mano para llevar al éxito a la ciudad de sus amores. Si fracasó, debemos ser compresivos con él. Hay veces que el caprichoso azar se opone a los intentos de los hombres valientes. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.freep.com/story/sports/nba/pistons/2015/12/05/detroit-pistons-kobe-bryant-final-matchup/76852454/



http://www.bet.com/news/sports/2014/04/08/report-joe-dumars-to-resign-as-detroit-pistons-president.html



http://lakerholicz.com/video-the-hilarious-time-rasheed-wallace-said-i-love-you-to-kobe-bryant/2015/07/31



http://www.gettyimages.es/detail/fotograf%C3%ADa-de-noticias/all-star-kobe-bryant-of-the-los-angeles-lakers-fotograf%C3%ADa-de-noticias/51542058



[Fotografía realizada por John G. Mabanglo]



http://www.nbamaniacs.com/rumores-nba/joe-dumars-frustrado-con-las-criticas-se-habria-planteado-incluso-dimitir/