lunes, octubre 5


New York, 1985. La Gran Manzana solamente habla de una cosa: Patrick Ewing. Estrella universitaria de Georgetown, el joven y talentoso pívot había sido ganado en una afortunada lotería del draft para los Knicks (de hecho, las franquicias que lo codiciaron y se quedaron compuestas y sin novio, señalaron con el dedo acusador a David Stern por ello). Su debut oficial en la NBA sería en el Madison, frente al potente conjunto de los Sixers. Prácticamente en la primera jugada, Ewing se abrió paso entre los pívot rivales para acabar en un feroz mate el tiro errado de un compañero. Toda la grada estalló en aplausos, acababa de comenzar una era. 



Sin embargo, un maduro caballero no estaba de acuerdo. Moses Malone apretó los dientes y decidió enseñarle a aquel rookie de qué pasta estaban hechos los viejos rockeros de la pintura en la mejor Liga del mundo. "Moses tardó poco en ponerme en mi sitio", bromea un risueño Ewing, quien sufrió toda la dureza y potencial ofensivo de una de las presencias más aterradoras bajo tableros del campeonato. Los Sixers ganaron y Moses recordó que quien tuvo, retuvo. 



Aquella misma campaña, los todopoderosos Boston Celtics de Larry Bird sufrieron idéntico castigo. Asociado con uno de sus mejores compinches, el fino estilista doctor J, además de un joven con tendencia a engordar y ansía por rebotes llamado Charles Barkley, Malone brindó una noche para el recuerdo, disparándose a los 38 puntos y 24 rebotes, ante la algarabía de la Ciudad del Amor Fraternal. Fue una de esas noches donde uno cree que vivirá para siempre. 



Para todos los que tuvieron la suerte de verle jugar, Moses fue un hombre-roca, o mejor dicho, una roca de hombre, la clase de pívot que hace suspirar de alivio a sus bases y tener sudores fríos a los contrarios. Su fallecimiento a los 60 años, demasiado pronto, demasiado joven, nos vuelve a traer aquella imagen de tipo duro que reflejaba en pista. Sixto Serrano, uno de los pioneros en el periodismo castellano sobre la NBA, recuerda como Malone alternaba una agradable complicidad para dejarse hacer fotos por los reporteros y un frío distanciamiento al no conceder entrevistas. Con el tiempo, una fuente fiable le dio la respuesta al periodista español. La estrella se avergonzaba de su falta de estudios, rara vez concedía excesivos monólogos a los micrófonos, menos aún con gentes del extranjero. 



Palabras las justas y necesarias. "Fo, Fo, Fo..." su simple respuesta en los pronósticos de los Playoffs de 1983, clara referencia al 4-0 que pensaban infligirle a todo osado que se pusiera en medio del camino al anillo del doctor J y sus otros camaradas. Únicamente cedieron un encuentro, teniendo la más dulce de las revanchas en unas Finales donde se vengaron de los Lakers de Kareem y Magic, quienes sufrieron un correctivo pocas veces visto con aquel dueto en cancha para los de púrpura y oro. Julius levitaba y Malone te mataba, en un dueto que sacó la escoba a pasear. 



Antes de Philly, Moses ya había llevado a la tierra prometida a los Houston Rockets, aunque solamente para comprender cuánto costaba vencer a los orgullosos verdes de Red Auerbach, quienes les cerraron las puertas al título. Tras los Sixers, donde brilló a la altura de los mejores, Malone peregrinó por varios equipos, incluyendo un curioso intento de convertirlo en un veterano de lujo en Atlanta, donde compartió vestuario con Dominique Wilkins. 


King of Boards. Pocas veces ha existido un mote más certero. Moses, al igual que otro ilustre tocayo de apellido, era un maestro en hacer su faena con efectividad mortífera. A veces no era el más fino estilista del mundo, pero hubiera podido ganarse la vida dando cursos a centers de todo el mundo acerca de cómo colocarse por un rebote, sacar la posición, esperar el resbalón, dar el empujón disimulado... En cuántas ocasiones logró alcanzar esa bola que iba a otras manos. 



Por fortuna, antes de sufrir esta prematura muerte, Malone ya tuvo varios reconocimientos en vida de lo que había significado para toda una generación de espectadores, el superviviente de la ABA que terminaba convirtiéndose en uno de los reyes de la Liga en plena transición al advenimiento de Magic Johnson y Larry Bird. Uno de los mejores piropos se lo dio aquel muchacho "gordito" que pasó una época inolvidable en Filadelfia con él, dándole los suficientes consejos para convertirlo en Sir Charles: "Hoy ha muerto el hombre al que llamaba papá"



Octavo mejor anotador de la NBA, quinto en capturas de rebotes, tres veces MVP... Un pívor de la vieja Escuela, aquel tipo fuerte y callado, a lo Gary Cooper, como hubiera dicho Tony Soprano. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



http://www.phillyvoice.com/hall-fame-sixers-center-moses-malone-passes-away/



http://www.thesportsfanjournal.com/columns/ed-the-sports-fan/30-years-ago-moses-malone-made-a-bolder-declaration-than-anything-lebron-james-could-imagine/



https://www.youtube.com/watch?v=niA1HKj2OfQ



ENLACES DE INTERÉS:



MOSES MALONE VERSUS CELTICS



MEJORES JUGADAS DE MOSES MALONE