Finalmente, no saltó la caja de los truenos, el Barcelona logró mantenerse con vida en el Palau, evitando pasar a la historia de la Liga Endesa como el primer conjunto al que se le remontaba un 2-0 a favor en semifinales. Previamente, cuarenta tensos minutos dieron para mucho. El Unicaja no creyó en la serie hasta la prórroga del tercer partido, pero, a partir de ahí, se hizo una formidable bola de nieve para la escuadra azulgrana, barrida del mapa en el Martín Carpena el cuarto día. Joan Plaza deja muchos ingredientes y una gran afición para el próximo año, pero el equipo malagueño debe revisar este bajón de la segunda vuelta que les ha privado de una ventaja de campo que hubiera sido logística vital para superar a unos erráticos pero siempre competitivos pupilos de Xavi Pascual.
El Madrid vio el desenlace en la comodidad del sofá. A pesar del 3-1 final en sus semis, los blancos estuvieron contra las cuerdas varias veces ante un Valencia valiente y corajudo, incapaz de rendirse al mejor juego de Europa y sus constantes bajas. Un arbitraje desquiciado el tercer día no ayudó para nada a los intereses de la Fonteta, si bien es de justicia aplaudir la impresionante campaña de los blancos, aspirantes a llevarse las cuatro copas a las que han optado este año. Pero lo que más admira de los de Laso es su florido estilo.
Un Pablo Laso que debió tener una extraña sensación al ver el triple frontal de un Juan Carlos Navarro que, tras otro año de constantes molestias físicas, volvió a ser el hombre clave de la Némesis de los blancos. El técnico merengue ha tenido sus más y sus menos con el genial escolta. Uno y otro, al igual que los dos clubes, parecen tener una relación de enemigos íntimos. Conocernos fue un honor, seguir juntos un pecado. Todo comenzó en la Copa del Rey de 2012, liderados por un genial Sergio Llull, el Real Madrid ganaba el título en feudo de sus archi-enemigos, un brillante triunfo que ponía punto final a una sequía y dinámica en los clásicos. Una velada en la radio, el radiante míster triunfante se dejó llevar por unas declaraciones sacadas de contexto: "No creo que Navarro sea un líder".
"Pablo Laso puede opinar lo que considere oportuno. Lo que a mí me importa es lo que opinen de mí mis compañeros y mi entrenador". Las palabras fueron corteses pero se podía ver el hielo en ellas. Buscando la polémica mediática, al escolta culé se le presentó la crítica de Laso sin nota a pie de página. Así, pese a no pasar nada, había el germen de un pleito, La Bomba pareció tener cuentas pendientes cuando firmó uno de los partidos más memorables de su trayectoria (ver Juan Carlos Navarro que estás en los cielos) en diciembre de 2012: hasta 33 puntos para frenar a un Madrid en racha y que había devuelto a espectadores a sentarse al televisor con sus altas anotaciones.
Sin embargo, a veces, la calidad está en encajar las derrotas con elegancias, y Laso supo hacerlo, pues rectificar es de sabios. "A mí él me sorprende muy poco. Su nivel es espectacular". Se trataba de un guiño cómplice y cariñoso, un cambio de discurso que parecía querer enterrar esa hacha de guerra. De cualquier modo, pese a que el Barcelona se vengó de la afrenta copera con una reacción espectacular, en el choque de cuartos de final que Pete Mickeal, el eterno guerrero de Rock Island, desde entonces, la paciente labor de Laso y los suyos fue sembrando los cimientos del saludable estado de la entidad blanca en la sección de basket hoy en día.
Pérdidas como Sarunas Jasikevicius o el propio Mickeal no han sido bien suplidas, como si el fructífero binomio Creus-Pascual hubiera empezado a perder algo de chispa para reinventarse. Todo lo contrario que un Madrid que logró superar la herida de dos Final Four pérdidas de formas dolorosas, para añadir los ingredientes necesarios (Nocioni, Ayón...) sin tocar el resto de su exquisita cocina. Por el camino, quedaría la masacre de Milán (sobre todo, 20 minutos que son de eterno jolgorio madrileño y horror azulgrana, no por perder, sino por la actitud), unas semifinales que, quizás, debieron marcar un cambio de timón en la Ciudad Condal. Victorias y derrotas, siempre de la mano. Laso y Navarro son supervivientes de esas cuatro finales, donde A. Tomic ha cambiado de camiseta en el proceso, sorprendiendo por la riqueza de sus fundamentos y crispando aficiones por su carácter.
A esta final, el Barcelona llega con síntomas de cansancio y sin haber convencido. La remontada de Spanoulis y cía en semifinales, así como sus problemas para rematar a un Unicaja que por poco provoca el colapso de la era Pascual, son suficientes dudas para enfrentarse a un leviatán que está lejos del equipo talentoso pero que llegó psicológicamente inestable a las finales de 2014 (expulsión de un Laso con tendón de Aquiles roto, Mirotic irregular y con la cabeza en la NBA, el sentimiento de frustración por la derrota en la prórroga frente a los jugadores de Tel Aviv, etc.). Los de Pascual olfatearon sangre y mordieron, pero sus despachos se movieron menos y peor que los de una casa blanca que ha recuperado la sonrisa.
Entre otros alicientes, viviremos, tal vez, algún dardito envenenado y algún piropo entre dos individuos que deberían llevarse mejor de lo que lo hacen. Divierte pensar lo que hubiera hecho Pablo Laso con un jugador como Navarro a sus órdenes, dando licencia a la batuta del Chacho Rodríguez de abastecerle. Por su lado, acostumbrado a maestros de la táctica y el control defensivo como Pesic o Pascual, entre otros, es más que plausible que a Juan Carlos le hubiera gustado que alguno de los impresionantes rosters en los que ha estado en Barcelona hubieran tenido una fórmula donde talentos como el suyo hubieran primado sobre la disciplina.
A partir del viernes, una nueva entrega del serial, no dejará de ser interesante, a pesar de que se presenta como el duelo más desequilibrado de los últimos que se han mantenido, con el Madrid con muchos ases en el bolsillo. Pero no se puede subestimar el corazón de gente como Navarro. Menos, ante un enemigo íntimo.
http://www.as.com/baloncesto/foto/barca-madrid-quien-da-primero-gana/20120606dasdaibal_1/Ies
http://www.marca.com/2012/02/22/baloncesto/acb/1329924048.html
http://viveelbasket.blogspot.com.es/2014/06/el-sino-de-los-entrenadores-pablo-laso.html
0 comentarios: