lunes, marzo 20

La buena estrella



"¿Sabes por qué los Yankees siempre ganan, Frank?". La pregunta había sido lanzada por el imberbe y provocador Frank Abagnale Junior, quien estaba parafraseando una cuestión que su padre le había hecho hacía años. "Porque tienen a Mickey Mantle", fue la segura respuesta del sobrio y eficaz agente Carl Han Ratty. Como si compartiera el más preciado de los secretos, el jovencito miró al esforzado paladín de la ley y el orden: "No, porque todos se quedan embobados mirando las rayas de su uniforme". El pequeño diálogo está sacado de la película Atrápame si puedes (2002). Aunque sea para otra historia, su moraleja nos sirve para explicar mejor lo que ocurrió hace dos domingos en el Santiago Bernabéu, cuando, otra vez, un jugador desafió la fría lógica de los saques de esquina. 



Nos encontramos ante un curso futbolístico donde podría decirse que el córner consiste en centrar a los compañeros para que rematen y, al final, siempre aparece Sergio Ramos. El camero suele lograr una cifra muy respetable de goles para ser defensa, pero su progresión en los últimos años es fantástica. Junto con los datos, el arma más devastadora para los de Zidane es el pánico que ha logrado generar en los oponente cara a los últimos minutos. Igual que con el hábil Robert Horry en basket, los oponentes empiezan a verse una décima de segundo retrasados cuando el capitán blanco hace la señal a Kroos (mediocampista bávaro de golpeo exquisito) para que le coloque el esférico justo donde él quiere. Frank habría dicho que se quedan cegados mirando su vuelo. 



Independientemente de que caiga mejor o peor, una tendencia en quienes no son seguidores del Real Madrid es hablar de la suerte o la buena estrella. Eso sería admisible una vez. Pero tras su vuelo sin motor en Lisboa o su gol agónico para privar al Sevilla de festejar la Supercopa europea, limitarse a esas envidias sería indigno. Ramos ha creado una liturgia muy especial y de la que será muy difícil bajarle. O se obsesionan mucho con él y dejan a los demás libres, o te la termina armando. En los momentos más delicados como la larga noche napolitana, muchos merengues debieron de sentir que iba a aparecer su testa salvadora para rescatarles del infierno.


La daga



"Fue en la liga italiana donde comprendí la sensación de marcar el gol que te aseguraba los puntos. El momento decisivo". Así recordaba Diego Armando Maradona la diferencia entre un buen gol y que cerraba un partido. Viajamos unos meses atrás al Camp Nou, justo cuando los pupilos de Luis Enrique han superado una tensa primera parte para reaccionar, "curiosamente" justo con la entrada de Andrés Iniesta al césped. Neymar y Messi han perdonado senda ocasiones que no suelen errar. Apenas quedan unos instantes para el pitido final, los de Zidane van a perder el invicto. Falta innecesaria en la banda. El resto es historia conocida. 



Todavía está por ver, esperamos que no los culés, si aquel cabezazo del sevillano para batir la estirada de Ter Steguen no puede acabar suponiendo una liga. Aquel día, su vuelo vino acompañado de un buen bloqueo de Lucas Vázquez. Atendiendo a los medios, Gerard Piqué se acercó a Ramos para felicitarle de manera elegante, lo cual fue respondido con una sonrisa de satisfacción del central merengue. Parecía que sus viejas tensiones en los clásicos y hasta con la selección estaban superadas Lástima que entre ambos esos armisticios duren poco. 



No tiene nada de extraño. Los dos, aunque sean bien diferentes en personalidad, tienen mucho en común. Ganadores en sus profesión, estandartes de clubes muy grandes, casados con mujeres de excepcional belleza y éxito, cuesta poco pensar que ni a Piqué ni a Ramos les haga mucha gracia perder. Los dos llevan vidas paralelas. Cuando volvió del Manchester en 2009, pocos podían pensar que el espigado chico que había salido de la Masiá para hacerlo muy bien con el Zaragoza de Víctor Fernández iba a ser la más directa competencia de un Ramos que, palabras del Lobo Carrasco, llegó como una locomotora para convencer a la directiva del Real Madrid de que aquel joven del conjunto hispalense era justo lo que les había recetado el doctor. Hoy día, las tornas se han invertido, pese a la buena campaña del culé, los goles sobre la bocina de Ramos le elevan sobre el resto de sus rivales de posición. 


Dos tipos fajados



Diego Pablo Simeone tiene una idea que le ronda la cabeza desde la final de la Champions en Lisboa. "Quizás debí dejar a Raúl", afirmó hace poco tiempo en una entrevista. El estilete navarro es uno de los pocos jugadores en la Liga que conoce e interpreta el estilo de Ramos correctamente. Hace dos días en San Mamés pudo comprobarse. El ex del Atlético dejó varias asistencias con la cabeza que solamente en una ocasión fueron aprovechadas por los bibaínos. Por su lado, Ramos estuvo a punto de volver a marcar y su mera presencia fue clave para que la obsesión con él permitiera a Casemiro rematar a placer y cámara lenta tras otro saque de esquina. 



Raúl García es una de las pocas parejas de baile que pueden seguir el ritmo de Ramos, quien, como dijo el Mono Burgos de Chilavert, te puede terminar devorando como a tantos otros si se le deja que impoga sus reglas. Tampoco serán olvidadas sus guerras (aéreas y subterráneas) con Diego Costa. Su debe, a este respecto, si se lo compara con otros referentes del fútbol español como Carles Puyol, es su elevada facilidad para coleccionar tarjetas. Igual que su enemigo íntimo Piqué, el capitán blanco puede lucir una ganadora sonrisa conciliadora al final de esas batallas si le termina favorable, mientras que puede arder Troya si las cosas no salen bien a su equipo.   



Si hay algo de Ramos que resulta envidiable es su capacidad de levantarse. Cuesta pensarlo de un tipo que colecciona tantas victorias, pero, como suele suceder, uno de los grandes secretos, aunque él mismo lo negaría, es haber perdido mucho antes. El penalti lanzado a las nubes ante Neuer tuvo venganza el Allianz Arena con dos cabezazos que hubiera firmado Santillana. Esta campaña ha elevado al máximo su dramatismo, antojándose imprescindible en los planes de Zidane. 



No será un servidor quien salte de alegría precisamente si otro testarazo de este jugador acerca a los merengues a otro título. Sin embargo, lo que nunca se hará en este blog es hablar de suerte. Eso o que, como un gran golfista dijo, "Cuanto más entreno, más suerte tengo golpeando a la pelota". 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 






-http://blogs.elconfidencial.com/deportes/mata-dor/2016-12-05/sergio-ramos-real-madrid-clasico-barcelona_1299384/



-http://www.zimbio.com/photos/Sergio+Ramos/Raul+Garcia/Real+Madrid+v+Atletico+de+Madrid+UEFA+Champions/MT2Qe3Q9zMF